“Me voto encima”: de la ansiedad por la campaña al estrés post electoral

A la incertidumbre económica se suma el stress pre y post electoral. Los candidatos no escapan a eso. Entretelones de los bunkers de campaña más importantes de la elección.
Por: Daniela Gian

“TRAEME UNA URNA QUE QUIERO VOTAR YA”. Así, en mayúscula, muchos usuarios del micromundo de Twitter expresan por estos días la tensión que genera la próxima elección, que parece nunca llegar. “Es el grito de ansiedad de querer votar ayer si es posible”, explica @MarceOzz, que usa la expresión desde hace años. “También está ‘me voto encima” y “ya estoy en la puerta de la escuela con el DNI en la mano”, explica a BORDER la activa e influyente tuitera que respalda abiertamente a Alberto Fernández.

La expresión no es nueva, pero quienes frecuentan la red social más utilizada por el mundo político la vieron seguido en las últimas semanas, cada vez que Mauricio Macri trastabillaba o Fernández acertaba. En Twitter y en Instagram aparecieron también mensajes de algunos asesores de los candidatos que mostraron el cansancio y estrés que viven los equipos de campaña los días previos a la elección. Uno de ellos fue del asesor de comunicación del Frente de Todos, Juan Courel, quien compartió un confuso mensaje de WhatsApp y escribió: “Estado mental: últimos diez días de campaña”.

 

“Cualquier candidato a esta altura está exhausto porque las campañas demandan un esfuerzo físico y mental bastante intenso, sobre todo porque la mixtura de viajes, entrevistas, actos, reuniones, te va secando bastante la capacidad de pensar”, explica el consultor en comunicación digital Luciano Galup. Y agrega: “Las dinámicas de las campañas nacionales, que requieren traslados largos y con conexiones complejas, donde no siempre hay avión, te cansan. El tema es que todavía falta lo más intenso, que es la última semana”.

El cansancio, las ojeras y las valijas listas son una constante por estos días en todos los equipos de campaña y en cualquier nivel. Un responsable de la comunicación de un candidato a intendente bonaerense reproduce el mensaje que recibió el grupo de trabajo hace dos semanas: “Reunimos al equipo y dijimos ‘de ahora y hasta el 27 de octubre no existen los cumpleaños de los novios, de la madre, casamientos, hay que tomarse las vacaciones de otros trabajos que quedaron pendientes, no se duerme, no se sale de fiesta, estamos todos abocados a la campaña”.

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Hasta el Renault Clío que llevó a Axel Kicillof a recorrer la provincia tuvo que entrar a boxes esta semana, por un problema en el arranque. “En coma”, escribió junto a la foto del auto en el taller el dueño y chofer del “Kicimóvil”, Carlos Bianco, quien además es jefe de campaña del candidato a gobernador del Frente de Todos.

Campaña atípica

El resultado de las ya lejanas PASO, marcó el pulso de la campaña general. “Fue una campaña totalmente atípica, en parte porque el resultado puesto hace que todos tengan que tener mucho cuidado”, explica Galup, autor de “Big data y política”. En el caso de Macri, “porque tiene que gobernar en una situación de mucha debilidad y para Alberto, porque es virtual presidente sin serlo y cualquier traspié o equivocación tiene costos altos”.

Esa compleja situación se reflejó también, según Galup, en los equipos de campaña. Mientras alrededor de Fernández tuvieron que convivir “con el riesgo de equivocarse”, en Juntos por el Cambio el esfuerzo fue por “convencerse de que tiene algún sentido seguir haciendo campaña”.

Para Mario Riorda, consultor para gobiernos y partidos de América Latina, “toda campaña tiene una situación de estrés incontrolable” que se agrava “cuando las campañas son ensambles y no hay pleno control del mensaje, como sucedía a la vieja usanza”. Sin embargo, el especialista en comunicación política hace una diferencia entre “el estrés del crecimiento, que tiene que ver con un estrés organizacional, como puede tener la campaña del Frente de Todos”, y el “estrés asociado a una dinámica de ensayo y error producto de situaciones de derrota o de acciones donde cada cosa tiene que ser medida desde la efectividad”.

“Es sumamente interesante que gran parte de los estudios de la gestión de la comunicación, y ni hablar en situaciones de crisis, están explicados preferentemente desde la psicología, donde las crisis funcionan como hechos disruptivos, asistémicos que generan situaciones donde hay lógicas de ensayo y error como práctica dominante, pérdida de la autoridad y la centralidad de la vocería y de las decisiones, antes que la vocería”, agrega Riorda en diálogo con BORDER.

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Clima social

Más allá de la saturación de candidatos, asesores, encuestadores, periodistas y militantes, hay una ansiedad que los especialistas vinculan más con los efectos de la crisis económica que con las ganas de ir a las urnas. “A la mayoría de la sociedad le da bastante lo mismo y desde agosto transitó sus días sin ningún tipo de ansiedad más allá de la que genera la situación económica y política en un plano más amplio”, reflexiona Galup.

Las últimas encuestas (de las consultoras que más se acercaron al resultado de las PASO), muestran que los problemas económicos son las principales preocupaciones de los argentinos. El desempleo, la pobreza, la inflación/dólar y el endeudamiento fueron elegidos por el 62% de los encuestados por Proyección en los últimos siete días y un trabajo reciente de Clivajes demostró que la preocupación por las cuestiones económicas alcanza al 80% de la población.

La psicóloga Elvecia Trigo asegura que los conflictos laborales y “que la plata no rinda” se traducen en casos de insomnio, constipación, problemas respiratorios, irritabilidad y inestabilidad emocional. “No veo que en elecciones anteriores haya habido este nivel de zozobra -dice a BORDER-. La particularidad esta vez es que la gente se pregunta qué nos pasa como sociedad que no somos capaces de reclamar que los programas de los políticos sean veraces, que el que asume se comprometa con la ciudadanía. Entonces lo que se ve en estas elecciones, más allá de que para algunos sea bárbaro volver al pasado porque se vivía mejor y para otros no porque había mucha corrupción, es un desmoronamiento subjetivo, donde la gente no sabe a quién creerle”.

Para Trigo, la ansiedad actual no está dada por la llegada del 27 de octubre, sino por la “dicotomía entre FF y MM”, y lo que vaya a suceder después. “La clase media está bastante preocupada por aquello que con Macri se había rechazado por apostar al cambio. Pero este cambio tuvo tantos errores que la gente quedó muy maltrecha, con un nivel de frustración, indignación, un sentimiento de que los argentinos somos irremediables e incomprensibles en nuestras decisiones. Hay incertidumbre, desconcierto, insatisfacción, ira y mucha depresión”, concluye.

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Estrés post electoral

El 28 de octubre, cuando la ilusión se desvanezca para una parte del electorado, surgirá lo que los especialistas llaman “síndrome de Estrés Traumático Post electoral”. El concepto fue acuñado en Estados Unidos, tras la derrota de John Kerry ante George W. Bush en 2004, y fue retomado por especialistas de distintos países para explicar lo que se siente cuando el resultado ya está puesto o como diría Macri, cuando la elección sí sucede.

“En las elecciones políticas puede ocurrir que el candidato elegido no haya alcanzado los votos necesarios para ganar, y esto es un acontecimiento posible y normal del ejercicio de la democracia. Para los seguidores de ese candidato, esta derrota puede implicar el desarrollo de una ‘depresión post electoral’”, explica la psicóloga Fabiana Castro Cabral, del Centro de Estudios Especializado en Trastornos de Ansiedad (CEETA).

 Aunque no es considerado un diagnóstico psicológico, el estrés post electoral puede producir “aislamiento, ira, irritabilidad, desinterés, amargura, principio de anorexia, insomnio, pesadillas y preocupaciones excesivas acerca del futuro del país”, según Castro Cabral. El cuadro se manifiesta más intensamente cuando la persona que votó a un candidato derrotado se siente en un duelo y ve que otros están festejando.

“Esto hace que, a menudo, los perdedores recurran a la acción inmediata y emprendan actividades de protesta, sobre todo en el caso de países polarizados o cuando el resultado electoral es muy ajustado”, explica la psicológa y asegura que “las personas que se encuentran más involucradas en el devenir político de su país”, necesitan entonces “rodearse de personas que piensen igual y sienten el temor a que la situación del país empeore”.

El Centro de Estudios explica que el síndrome atraviesa las mismas etapas de un duelo: negación, ira, negociación, depresión y aceptación. Aunque asegura que en la mayoría de los casos, suele desaparecer en poco tiempo. Quizás antes del 10 de diciembre.

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