Causa Malvinas: lo que deja Macri y la promesa de Alberto Fernández

El vuelo de Brasil a las islas reactivó las quejas contra la gestión macrista y su polémico acuerdo con Gran Bretaña. El presidente electo se comprometió a desactivar los pactos vigentes y se rodea de diplomáticos “malvineros”.
Por: Daniela Gian

Un acuerdo con el Reino Unido. Dos miradas opuestas sobre ese acuerdo. Una lista de concesiones al gobierno británico. Ningún beneficio para Argentina. Quejas de sus propios socios políticos. Una interpelación en el Congreso. Una imputación judicial. Y una ola de durísimas críticas es el saldo de los cuatro años de Mauricio Macri en la cuestión Malvinas.

¿Qué hizo el presidente para continuar con el reclamo histórico de soberanía? ¿Cuánto cedió a los intereses británicos? ¿Cómo será recordado? Y ¿qué hará Alberto Fernández? Las preguntas surgen mientras se debate el primer vuelo desde Brasil a Malvinas, con escala en Córdoba, que tuvo lugar el 20 de noviembre, Día de la Soberanía Nacional.

La habilitación de esa ruta aérea fue otorgada por decreto, sin pasar por el Congreso como indica la Constitución, por lo que derivó en una denuncia judicial y una imputación del fiscal Jorge Di Lelllo contra Macri, el canciller Jorge Faurie, el ministro de Transporte Guillermo Dietrich, el ex ministro de Energía Juan José Aranguren y el secretario de esa área, Gustavo Lopetegui. Aunque la imputación sigue en curso (y se le suma a un pedido de inconstitucionalidad presentado ante el Juzgado Federal Contencioso Administrativo 9), el juez Luis Rodríguez dio vía libre al avión de Latam.

Pero la polémica reactivó viejas quejas de dirigentes de la oposición y el oficialismo, de ex combatientes y diplomáticos argentinos que ven en la concreción de ese vuelo el último episodio de una serie dirigida, actuada y destinada a los británicos.

El acuerdo de la polémica

El martes 13 de noviembre de 2016, el entonces vicanciller Carlos Foradori acordó con su par inglés Alan Duncan una “hoja de ruta”, según la Cancillería argentina, en la que establecieron puntos para avanzar en la gestión de Macri. El texto dejaba de lado la disputa por la soberanía (amparado en el Paragüas firmado en 1989 en Madrid), y trazaba una nueva política para el Atlántico Sur que incluía el aumento de los vuelos a las islas y la eliminación de trabas en comercio, pesca, navegación e hidrocarburos.

Minimizado por el Gobierno argentino, ese “paper” recibió el rechazo de la oposición, pero también del oficialismo. “Es una prepotencia de poder que este Congreso se entere por los diarios de lo que usted dialoga con Gran Bretaña”, le dijo una enojada Elisa Carrió a Foradori durante una interpelación legislativa.

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Pese a las quejas y las opiniones de especialistas en política internacional que advirtieron sobre el riesgo de que ese “paper” sea interpretado como un acuerdo de cumplimiento ineludible por las partes (el texto dice 13 veces la palabra “acuerdan”), el “Pacto Foradori-Duncan” siguió vigente. Foradori renunció a su cargo. Luego lo hizo Malcorra por otras razones y Faurie lo mantuvo activo.

La Mesa de Coincidencias Malvinas (MECOMA), que nuclea a asociaciones de ex combatientes, sostiene que el decreto 602/2019 por el cual Macri habilitó a operar a Malvinas a Tam Linheas Aéreas, forma parte del “Acuerdo Foradori-Duncan”. Esos vuelos se inscriben en un plan para los ingleses que a su entender tiene varias etapas: la primera, de explotación pesquera a través de la “venta ilegal de licencias”; y la segunda, “de explotación de hidrocarburos y minerales, para posteriormente consolidar la tercera fase, que es la proyección hacia el territorio Antártico”.

En diálogo con #BORDER, el presidente del Centro de Ex Combatientes de las Islas Malvinas (CECIM) La Plata, Hugo Robert, asegura que el decreto “es una bomba de tiempo” porque “no sólo habilita vuelos de pasajeros, si no también naves de gran porte que se usan para llegar insumos para la explotación petrolífera, que es la etapa que se viene”. En ese sentido, remarca que “San Pablo es la capital económica, financiera y comercial de Latinoamérica y cuando las petroleras brasileñas empiecen a tener contacto con las inglesas, ese vuelo va a ser muy difícil de desactivar”.

Balance de gestión

La palabra que sintetiza la política llevada a cabo por Macri es retroceso”, dice a #BORDER el diputado Guillermo Carmona, vicepresidente de la comisión de Relaciones Exteriores. Para el legislador del FPV-PJ, el Gobierno que termina llevó a cabo “la peor gestión” desde la Guerra de Malvinas porque “retrocedió significativamente en materia de reivindicación de soberanía y lo hizo con una absoluta funcionalidad a los intereses británicos, sin conseguir ningún beneficio económico o comercial para la Argentina, sólo buenas relaciones”.

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Alicia Castro, embajadora argentina en Gran Bretaña hasta 2015 y con buena sintonía con el equipo de Alberto Fernández, aseguró en los últimos días que el Gobierno otorgó  “todas las facilidades” para que los ingleses afiancen su presencia militar en el Atlántico sur, donde tienen una base con 2.000 efectivos y un arsenal de guerra. Para la diplomática, los vuelos a las islas responden a esa lógica y surgieron de un intercambio epistolar entre Macri y la primera ministra británica Theresa May, en el que el Presidente le pidió su apoyo para impulsar a Malcorra como secretaria general de la ONU (en 2016) y a cambio, “May le ordenó lo que tiene que hacer en las relaciones bilaterales”.

Desde la UCR, sostienen que el nuevo vuelo es similar “al que el Gobierno de Cristina Fernández permitió operar desde Río Gallegos” y aseguran que la política macrista sobre Malvinas sólo se diferenció de las anteriores en una cuestión “estética y de verbalización”, pero no de fondo. “El kirchnerismo tampoco arrojó ningún resultado, pero tenía un grado dureza desde el punto de vista discursivo”, dice a #BORDER el diputado radical Alejandro Echegaray, quien resalta que “Macri continuó con una política de Estado iniciada en el gobierno anterior que permitió identificar a los soldados caídos ‘Sólo conocidos por Dios’, en un trabajo de la Cruz Roja Internacional, ex combatientes y el Equipo Argentino de Antropología Forense”.

A futuro, Echegaray reclama una “política de Estado verdadera que reemplace la carta Foradori-Duncan” para no volver “solamente a lo discursivo, que no logrará avanzar ni un milímetro en la recuperación de las islas”.

La era Alberto

El mundo “malvinero” está esperanzado con la llegada de Alberto Fernández. Y esa esperanza se basa en al menos tres elementos.

El primero data de agosto pasado, cuando el dirigente del Frente de Todos se comprometió ante el candidato a gobernador de Tierra del Fuego, Gustavo Melella (hoy gobernador electo), a “denunciar los denominados ‘Acuerdo de Madrid I y II’, ‘Foradori-Duncan’, y demás acuerdos complementarios que lesionan los intereses argentinos y fueguinos respecto a la recuperación y ejercicio efectivo de la soberanía en nuestras Islas Malvinas, Georgias del Sur y Sandwich del Sur”.

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El segundo surge del debate presidencial del 13 de octubre, donde Alberto lanzó: “En estos años, el Gobierno se ocupó mucho de hacer comercio con el Reino Unido sobre las Islas Malvinas y olvidó nuestra soberanía. Yo quiero que nosotros volvamos a reivindicar nuestra soberanía sobre las islas y ese es mi compromiso”.

La historia sigue en Twitter, donde el 29 de octubre Alberto dio un tercer anticipo de su política en la causa Malvinas al contestar a las felicitaciones del primer ministro inglés, Boris Johnson por su victoria electoral: Sin renunciar a nuestro reclamo de soberanía, debemos trabajar juntos para afianzar los lazos entre el pueblo argentino y el británico, que comparten mucho más de lo que imaginamos”.

Gracias al primer ministro @BorisJohnson por el saludo. Sin renunciar a nuestro reclamo de soberanía, debemos trabajar juntos para afianzar los lazos entre el pueblo argentino y el británico, que comparten mucho más de lo que imaginamos. https://t.co/EENxuYBRJl

— Alberto Fernández (@alferdez) October 29, 2019

“Nosotros vamos a ser los guardianes de ese compromiso que asumió Alberto Fernández públicamente y ante el gobernador fueguino”, asegura el presidente del CECIM La Plata, que denunció durante todo el gobierno de Macri un “plan de entrega de la soberanía nacional”.

Alrededor de Alberto están no sólo Alicia Castro y el posible canciller Felipe Solá, sino también su amigo Jorge Argüello, un diplomático de carrera que fue varias veces embajador argentino en el mundo y en los últimos años se desempeñó como secretario de Representación Oficial para la cuestión Malvinas del gobierno de Tierra del Fuego. Todo parece indicar que el próximo presidente dará un giro a la causa y retomará la bandera Malvinas como lo hizo su antecesora, Cristina Fernández. El anhelo sobre el resultado de ese giro es unánime: con mejores resultados.

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