La guerra de los «bots»: más del 50% del tráfico web es ficticio

El uso de internet aumentó fuertemente durante la cuarentena. El peligro a la exposición de noticias falsas e información maliciosa. ¿Qué son estos sistemas? ¿Cómo afectan al usuario y a las empresas? ¿Qué hacer para evitarlos?
Por: Damian Cappelli

Los bots, aplicaciones o programas informáticos que realizan tareas automáticas, determinadas y repetitivas sin interacción humana, ocupan más del 50% del tráfico web. Esto, en parte, se debe a que procesan una gran cantidad de datos en el menor tiempo posible y durante todo el día, lo que los hace ideal para suplirnos en tareas que nos resultan tediosas e infinitas. Hasta aquí no parece un problema, sino todo lo contrario.

Imaginen, por ejemplo, el modo en que Google se encarga de rastrear e incluir en un índice el contenido de cada web para que, a través del buscador, obtengas una respuesta instantánea y satisfactoria a tu consulta.  Ese proceso de “indexación” no lo hace uno, sino varios bots y resulta indispensable en el uso de internet actual, puesto que la carga manual de billones de páginas sería una lenta tarea plagada de errores, con resultados dudosos y posiblemente obsoletos.

Pero atención, no todos los bots son iguales. No todos son “buenos” o cumplen una función que resulte pieza clave. Al cabo, son  aplicaciones programadas por el hombre, cuya intención puede también ser maliciosa. De tal modo que no faltan los bots espías, los spam de tu casilla de correo o los zombies, que hacen que tu compu forme parte de un ejército de virus. Y peor aún, están los que vulneran la seguridad de un sitio para cometer fraudes o actividades ilícitas, o incluso aquellas cuentas falsas que participan en las redes con comentarios polémicos para provocar, desinformar o perturbar la opinión pública o el ánimo político.

Esta práctica, el “trolling”, es un dolor de cabeza para las redes y en especial para twitter, ya que los bots estarían detrás de hasta un 15% de las interacciones de esta red.

Todo esto representa para algunos sectores una herramienta muy influyente y atractiva a la hora de “manejar” la opinión pública, acentuar o modificar tendencias.

Quizá el caso más reciente ocurrió en España a mediados de abril pasado, tras la denuncia de un hombre cuya prueba, un vídeo, revelaría la existencia de cuentas falsas que compartían en Facebook los mensajes del Ministerio de Sanidad en plena crisis por el COVID-19.

El vídeo mostraba 40.000 “Me gusta” que respaldaban una publicación con declaraciones del coordinador del Centro de Emergencia Sanitarias, Fernando Simón. Semejante apoyo provenía, sin embargo, de cuentas creadas en la misma fecha, cuyos perfiles no contaban ni con publicaciones, ni con seguidores.

Ante este panorama, Vox fue de los primeros en reaccionar contra el gobierno a través de su cuenta oficial. Justamente Vox, partido al que se le asociara la cifra más elevada de cuentas falsas de Twitter en relación al resto de los partidos, según un estudio que realizara la Universidad de Murcia sobre las elecciones generales de noviembre pasado.

Volviendo a las redes, y aun cuando se crea en sus “esfuerzos” por eliminar las cuentas falsas administradas por software, el verdadero inconveniente reside en cómo hallarlas.

¿Se pueden detectar los bots o las cuentas falsas?

Hechas tal vez para verter su opinión anónimamente o bien para delinquir o para divulgar noticias e información falsa, este tipo de cuentas manejadas por bots pueden hacer likes, compartir publicaciones y dejar comentarios en las redes sociales, como lo hace un perfil real. Las cuentas falsas están hechas para ser detectadas como usuarios de carne y hueso u organizaciones. Pero hay indicios, sin embargo, que pueden darnos algunas pistas.

  • Si el perfil publica con frecuencia.
  • Si el patrón horario es variable y publica en cualquier horario del día.
  • Si es muy reciente, tiene letras y números al azar en su nombre de cuenta.
  • Si no tiene foto ni biografía.
  • Si algunos de sus comentarios suelen resultar absurdos o agresivos, con la intención de generar conflicto.
  • Si resultan mucho más rápidos para comentar y compartir en redes sociales

Por supuesto, en caso de detectar una cuenta falsa, es preciso reportarla de inmediato en la plataforma social para evitar acciones ilícitas comunes como por ejemplo la suplantación de identidad.

¿Cómo afectan a las empresas?

El mundo de los negocios es otro de los ámbitos que seducen al tráfico de bots. Entre “buenos” y “malos” pueden ayudar o resultar una molestia para las empresas que invierten en estrategias de comunicación de su marca, productos o servicios.

Los bots generadores de tráfico, por ejemplo, están en una especie de “limbo” debatiéndose entre el bien y el mal.

Por supuesto, si deseas aumentar el tráfico a tu sitio para mejorar tu “posición” en los resultados de búsqueda, el uso de bots te resultará una idea atractiva. Pero a mediano o a largo plazo será contraproducente porque reflejará en tus métricas un tráfico irreal al proporcionar datos falsos, de modo que nunca sabrás cuán efectivo resultó tu plan de comunicación. Además, estarías desperdiciando presupuesto publicitario en tu estrategia de pago (SEM)  porque los bots podrían hallar tus anuncios y hacer clic, pero en ningún caso generarán una venta o el objetivo que persiga tu campaña.

Estos son algunos de los indicios que te alertarán sobre la acción de los bots en tu web:

  • Tasas de rebote demasiado elevadas. Es decir, visitas que llegan a tu página y se van sin realizar interacciones.
  • Muchas visitas en muy poco tiempo.
  • Sesiones de muy baja o muy alta duración. El tiempo que pasan los usuarios en una web debería, en promedio, mantenerse estable.
  • Formularios de tu web que se completan con teléfonos o correos falsos.
  • Un aumento de tráfico imprevisto de usuarios que no se asemeja al perfil de tus visitas, ya sea por país, por idioma o por un rubro específico.

Lo cierto, más allá del criterio para su uso, es que el tráfico de bots supera al humano. Y si bien una parte resulta imprescindible para lograr que Internet funcione de manera eficiente, su potencial, su inmediatez y su alcance lo transforman también en una herramienta atrayente para provocar, desinformar o bien delinquir desde el anonimato.

Humanizar el tráfico, buscando formas de administrar y filtrar los bots es el desafío que hoy afrontan muchas organizaciones, de cuyo resultado dependerán los protocolos, el control, la eficiencia y la usabilidad de la Internet que viene

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