Todo sucede a través de videoconferencia. Las reuniones laborales, las clases de los chicos, los cumpleaños de familia y amigos, las citas y hasta las separaciones. Y es que en tiempo de pandemia por el nuevo coronavirus y el confinamiento obligatorios, los vínculos debieron adaptarse a las nuevas condiciones.

Zumped, FaceTumped, Housepumped, son algunos de los términos que nacieron en esta cuarentena a raíz de las rupturas amorosas a través de aplicaciones para realizar videollamadas.

Todo comenzó con un tuit de Julia Moser, escritora y productora en Los Ángeles: «¿Soy la primera persona abandonada a través de Zoom?» . Lamentablemente no. Miles de personas respondieron al tuit contando sus experiencias y desventuras amorosas.

Se dedicaron muchas publicaciones y análisis a las rupturas por mensaje de Whatsapp o teléfono, ni hablar del ghosting (la tendencia de desaparecer sin dejar rastros ni explicaciones durante un vínculo sexo afectivo). Ahora la atención está puesta en el Zumping. Así lo bautizó el diario británico The Guardian, que sintetiza el auge de las rupturas amorosas a través de Zoom -de ahí la z-, una de las aplicaciones más utilizadas para socializar a partir de la propagación del coronavirus.

En el contexto de un mundo en el que todo cambió, ¿hacer zumping es la forma más amable y respetuosa de finalizar un vínculo sentimental?

La Licenciada Mariana Kersz, psicóloga y sexóloga prende una señal de alerta y sugiere en comunicación con #BORDER: “Es valioso y válido que una persona pueda expresar sus emociones pero que no sea cruel y pueda hacerlo de forma moderada. Administrar el malestar y poder ir diciendo las situaciones que se generaron con la que no estuviste de acuerdo para que esa otra persona se vaya anoticiando y no se desayune con esta decisión de un día para otro”.

La discusión no está tanto en la vía por la que ocurre sino en el cómo, ya que hoy las herramientas que tenemos a mano si nos toca atravesar la cuarentena separados físicamente de la pareja.

“Es cierto que no es la forma a la que estamos acostumbrados y nos hace ruido que nos dejen por Zoom, pero la cuarentena nos obliga. Así como los vínculos se forman de manera virtual en las apps, también la virtualidad y el aislamiento te marcan cómo se desarman esos vínculos o incluso relaciones previas porque hay un punto donde cuesta mucho lograr una continuidad”, analiza Kersz.

Hace algunos meses, cuando comenzó el aislamiento, BORDER planteaba el aumento del sexting entre parejas o entre solteros en plena conquista.

“Algo que fue pasando es que al inicio de la cuarentena muchas parejas que no estaban juntas empezaron a hacer sexting, hoy que ya pasaron 3 meses ya no hay tanto porque están aburridos de mandar fotos, videos, mensajes. Entras en una especie de meseta porque no hay conquista ni novedad y se pierde la magia del sexting, lo que pasa es que hoy es el único recurso”, analiza la Licenciada.

¿Entonces? ¿El único camino tras más de tres meses de encierro y algunos más por delante es la ruptura virtual? 

Para Kersz hay dos alternativas posibles. “Hay que buscar recursos, más allá del diálogo”, marca.  Si la situación ya no da para más, sugiere: “Dejar a alguien en una situación de mucha vulnerabilidad donde en este contexto no podes apoyarte en tus amigos, entonces hay que cuidar a la otra persona que aunque no haya más amor te une el respeto por la relación, hay que tener una estrategia de contención”.

Si todavía hay chance de remarla la clave es la imaginación y el ingenio: “Cuando el único recurso que tenes es el sexting puede ser monótono pero hay que distinguir la rutina -que no es el problema- de la monotonía. Hay que buscar el incentivo de la conquista y eso se logra con diferentes recursos además de enviarse fotos y videos: enviarse audios con contenido erótico como escucharse respirando o gimiendo, enviarse fragmentos de películas eróticas, enviar poesía o literatura erótica. No es necesario caer en los mismos recursos siempre”.

Para Mauricio Strugo, psicólogo, terapeuta de parejas y sexólogo este contexto nos vuelve aún más vulnerables y “el umbral de tolerancia es mucho más bajo que el habitual porque estamos con aislamiento social y cualquier situación nos impacta el doble después de tantos días de encierro”. Y aclara que vale tanto para parejas a distancia como aquellas que les tocó el aislamiento en convivencia.

«Las relaciones que se terminan en esta pandemia traen mucho más dolor porque implican un movimiento más costoso, si viven en la misma casa implica una mudanza en un momento difícil esto puede llegar a un punto de límite para tomar la decisión de irse de una casa por todo el movimiento que esto implica”, explica el profesional.

“Dentro de este contexto dejar por Zoom es la manera más responsable de finalizar el vínculo. Al no poder encontrarnos con alguien en un café por ejemplo para terminar una relación, la videollamada sería lo más parecido, aunque no estamos presentes de todas maneras estamos teniendo una charla y viéndonos y puede haber una explicación y un cierre porque para el duelo es importante”.

Para las parejas que viven juntas y hace 100 días que no salen de sus casas a trabajar o tener sus actividades sociales y recreativas también este tiempo es extremadamente difícil. Strugo explica: “La distancia nos da perspectivas, cuando estamos todo el día en nuestras casas y sin poder elegirnos verdaderamente. El deseo aparece a partir de la ausencia o la falta. Cuando el otro está trabajando y vuelve a casa hay una revalidación del vínculo”.

El especialista plantea una situación que debe ser habitual y conocida para quien está en pareja y tiene hijos: “Cuando estamos 24×7 juntos hay una especie de película que se repite todo el tiempo, donde se empiezan a mezclar las cosas, trabajamos todos en el mismo lugar donde tenes que ocuparte de los chicos, el deseo se va apagando y empezamos a conectarnos con una situación que nos asusta, en un vínculo que empieza a ponerse monótono y rígido y ahí aparecen las crisis”.

Consultado por #BORDER asegura que como terapeuta le han tocado casos de separaciones durante la pandemia, “donde han llegado a situaciones extremas, las formas de ser de cada uno se triplican”. En esos escenarios, Strugo recomienda aprovechar las salidas recreativas, “porque salir a dar una vuelta es terapéutico, ordena los pensamientos y al tomar distancia permite ver las cosas distinto”.

“Irse y terminar una relación es una posibilidad pero hay matices en el medio. Si podemos tratar de tener espacios diferenciados, no estar juntos todo el tiempo, ocuparse cada uno de sus necesidades personales de forma individual, estos son recursos para no llegar a separarse. Si la situación llega a un extremo hay que tratar de buscar la manera de acompañar la separación, para los dos pasar este tiempo lo mejor posible”, indica el terapeuta.

En esa línea, marca que la comunicación es fundamental para poder llegar a acuerdos, “poder decir qué emoción nos genera algo, si puedo comunicar lo que me pasa podamos llegar a un acuerdo e intentar acompañarnos y si hay separación que sea responsable y no impulsiva”.

Para estos casos, al no poder contar con la red de contención de amigos y familia para atravesar un momento tan doloroso, Strugo invita a potenciar el apoyo en los afectos “aunque sea de forma”.

Y concluye: “Lo ideal no se puede, hay que buscar lo posible”.