El raid que Claudio Morgado protagonizó hace una semana por la autopista Buenos Aires-La Plata en plena cuarentena persiguiendo al vendedor de un lote de guantes de látex cada vez más enigmático (con el que el exdiputado del FpV denuncia haber sido estafado), es apenas un capítulo. La historia está ganando tenor político.
Todo lo que pasó antes, durante y después del episodio del jueves 16 y el viernes 17 de julio en la zona de Plaza Rocha de La Plata comienza a explicar por qué Morgado no recibió los guantes de látex que dijo señar. Y también por qué en los últimos días la fiscalía que acumula todo lo referido a este affaire sumó una denuncia contra Morgado por presunto delito de “tráfico de influencias”, en un escrito que menciona al propio gobernador, Axel Kicillof.
Ya en la semana, Darío Saldaño, el abogado de Ignacio Galiano (a quien Morgado apunta por la “estafa”), había marcado el rumbo político que le darían al caso, al decir en Intrusos: “Estamos hablando de algo que excede un tema de particulares. Un negociado multimillonario en un marco de pandemia, con personajes muy turbios y vinculado a compras directas de Provincia”.
DEL CASO A LA TRAMA
Como contó #BORDER, Morgado y Diego Estévez entraron la semana pasada en un duelo de denuncias penales contra Galiano, en el que el meollo son los famosos guantes de látex Elite, de origen y destino incierto. El actor y ex funcionario K dijo haber señado «un lote de 320.000 pares” de látex marca Elite a $550 cada caja (de 100 unidades) y no haberlo recibido (tenían que llegar a un predio de Benavidez, Tigre), por lo que se considera víctima de una estafa. Y Galiano denunció amenazas y extorsión; dijo, nada menos, que cuando el grupo de Claudio Morgado rodeó su departamento en La Plata, él temió por su vida.
Pero La Plata, se sabe, es una ciudad eminentemente estatal, y así conviene interpretar esta historia. Saldaño dijo en Intrusos que, cuando él llegó a asistir a su cliente en la virulenta escena de la calle 4 entre 61 y 62, Morgado “alardeaba de los contactos políticos” que manejaba. Consultado por eso para esta nota, Saldaño respondió concretamente que Morgado se comunicaba por celular con Sergio Berni y Julio Alak.
#BORDER consultó a la Auditoría General de Asuntos Internos del Ministerio de Seguridad provincial por este tema, en particular porque en esa misma escena supuestamente se mezclaron “oficiales de la Policía Bonaerense comandados” por Estévez y Morgado, en una relación “delictiva” con la comisaría Novena de La Plata, para “generar una extorsión”, según la primera denuncia de Galiano. El organismo encargado de auditar a la Bonaerense respondió que “se iniciará una investigación preliminar de oficio” en base la difusión mediática del tema.
En la fiscalía donde tramitan las causas ligadas al lote de guantes (UFIJ 6 de La Plata, a cargo de Marcelo Romero), Galiano ahora denunció por presunto “tráfico de influencias” a Claudio Morgado, Diego Estévez y Hernán Viviani, una figura protagónica en las negociaciones sobre el lote que no obtuvo Morgado. Viviani, el hijo del jefe del Sindicato de Taxistas, es conocido organizador de eventos de la noche y también del Tereré Fest, en Corrientes. Galiano dijo que los tres “tomaron provecho de una posición de poder para beneficios exclusivamente personales, al momento de que se ofrecen a interceder en nombre de otro a cambio de una contraprestación, con la finalidad de obtener insumos médicos para luego vendérselos al Estado”.
¿UN CAMION DE CAUDALES?
Galiano nutrió su denuncia con audios de Whatsapp y su transcripción. Se trata de mensajes que intercambió con los tres, en el marco de una evidente negociación paralela. Una movida mucho más compleja que la mera disputa por una seña que estalló la semana pasada. De uno de esos audios surge por qué los guantes no llegaron al astillero de Benavidez a donde Claudio Morgado dijo haber mandado a sus socios a chequear esto antes de reforzar con miles de dólares su primera seña. En ese audio, que Galiano atribuye a Estévez, alguien dice: “Yo he movido días seguidos el camión de caudales, pero la verdad es que la mercadería esta en Florencio Varela y el mismo Subcomisario de la zona me dijo que no vaya con la plata ahí… entonces le propuse llevárselo a su oficina en La Plata (…) La plata está recontra firme y es alguien importante, muy firme, muy segura, no hay mucha vuelta, vamos pagamos…Y hay que retirar, pero llevar la plata a Florencio Varela con lo que es la zona de la Pepsi, que es donde está la mercadería, era un suicidio, era una locura… Yo tengo armada la logística con el camino, con la Ruta para que salgan los camiones con la mercadería hasta Capital”.
Si en la logística de la opaca compraventa se barajó usar –o se usó– un camión de caudales (¿del Banco de la Provincia de Buenos Aires?), la hipótesis sobre la verdadera terminal de llegada de este enorme negocio se aleja bastante de la “donación para personas sin recursos” que había dicho uno de los abogados de Morgado, Miguel Ángel Pierri, cuando el tema estalló. De hecho, esta semana, Morgado ajustó esta versión en la fiscalía con un escrito ampliatorio. Detalló que, “tanto Diego como Emanuel [otro integrante de su grupo], a sabiendas de que yo hago actos de beneficencia, decidieron que me iban a aportar algunas cajas de guantes para que yo donara”.
“ES PARA KICILLOF”
Otro de los audios aportados por el “estafador” de Morgado a la Justicia permite inferir en la historia un presunto mecanismo de compras sin licitación pública durante la cuarentena. En éste–que Galiano presenta atribuido a Viviani– alguien dice: “La compra parece que es para Kicillof, están esperando que venga la persona de Kicillof para dejar la plata, me acaba de decir eso. Te aviso para que sepas para quien es la compra (… ). Me dijo están esperando a la persona de Kicillof porque es preferible venderle a él y no los otros dos que están ahí, que también tienen guita para dejar… lo único que pide Diego es un poquito de tiempo (…)”.
Agrega: “(…) Lo tenés a Diego ahí abajo y está tu Secretario, así que vos quédate tranquilo que de ahí no se va nadie, te van a dejar la moneda (…). El tema es que se plantearon tres escenarios de compradores, entonces estamos buscando el más sano para todos. No sé por qué Diego no se sienta con vos a tomar un café y te cuenta: che, tenemos estos tres casos, por cuál vamos… hacerlo más amigable pero así es la historia (…)”.
Por todo esto, Galiano asegura que “el proceder” de Morgado, Diego Estévez y Viviani “es exclusivamente con fines ilícitos y contra toda normativa vigente”. Y pide al fiscal que se obtengan “las cámaras del Laboratorio Bagó [ubicado en la cuadra de su estudio, donde todo estalló] para constatar “la presencia de los camiones de caudales y demás personas intervinientes en las operaciones nombradas por Hernán Viviani”.
Un tercer audio de los que aportó Galiano, atribuido a Viviani, dice: “Che Nacho, ¿viste el diputado? Que con él estamos haciendo la operación. Te pido por favor que no digas el precio que estamos pagando por el producto porque por supuesto, acá se está ganando más plata ¿no? Está clarísimo, que después si querés cuando nos vemos te cuento y hasta vamos de la mano con todo esto, no te preocupes pero no digas el valor de lo que pagamos así no quedamos mal con Morgado, ¿dale? (…)”.
SOCIOS Y PRECIOS
Ni Morgado ni Estévez –un empresario más conocido en el ambiente de las RRPP de la noche porteña que en el de la salud– estarían en condiciones de comercializar productos sanitarios. Tampoco de respaldar un negocio de la envergadura del lote de guantes de esta historia. Así lo sugirió Saldaño en Intrusos, al ironizar: “El único lugar donde estaban inscriptos era en Instagram”. En esa clave, Morgado esta semana se rectificó ante el fiscal. “Yo no hago ni compra ni venta de insumos médicos. Eso fue puesto de forma equívoca por parte de los policías”. Su primera denuncia dice que, ante la pandemia, se estaba dedicando a “comprar y vender insumos médicos de forma particular” con su socio Estévez.
En la misma rectificación, el actor dijo que era Estévez quien quería invertir en los guantes, “porque el precio era muy barato”, y que, como no le alcanzaba para comprar todo el lote, acudió a él, y que él lo conectó con un vecino llamado Emanuel Rozitchner, que sí “tiene una empresa dedicada a insumos médicos”. Rozitchnerya declaró como testigo y también lo hizo Esteban Pussacq Laborde, otro socio y figura central del grupo, que dijo “que la transacción se realizó sin ningún recibo”. En su relato, los guantes se compraban a $500 la caja, a diferencia de Morgado, que habló de $550.
Resulta desopilante, ante la hipótesis de un lote de productos sanitarios escasísismos, de origen y destino inciertos, evidentemente mejicaneado en el marco de una vertiginosa secuencia–en plena pandemia–,y presuntamente con alguna participación estatal. Pero hay que agregar que en el entrevero de denuncias cruzadas por “estafa agravada”, “amenazas y extorsión”, y “tráfico de influencias”, Galiano denunció a Morgado por violar el aislamiento social, preventivo y obligatorio.