El Gobierno diseñó un preocupante mapa con la pobreza infantil más urgente

El gobierno puso en marcha un plan de asistencia a 200 municipios de la Provincia, del NOA y NEA y de Cuyo. Desde la UCA, en tanto, concluyen que hoy la pobreza infantil aumentó al 65% y que aunque en la radiografía oficial se detecten pocas zonas de alto riesgo en el Conurbano, igual incluyen a muchos chicos por su alta densidad poblacional. Alertan por las consecuencias del encierro “no medidas” y recomiendan poner el foco también en los adolescentes.
Por: Emiliano Russo

Seis de cada 10 chicos en Argentina son pobres. Pero el devenir de la crisis podría agudizar este fenómeno ya que la última medición del Indec es del primer semestre del año y los expertos admiten que hoy los porcentajes serían mayores -de un 56,3% que se informó a un 65,8% que estima la UCA– conforme al agravamiento de la recesión económica. Para hacer frente a esta problemática, el gobierno trazó un mapa de la pobreza infantil en el país y con un enfoque territorial decidió dar asistencia 200 municipios donde se viven situaciones desesperantes.

Fue, a la postre, una respuesta al grave panorama que divulgó el organismo estadístico. La misma prevé un programa interministerial para abordar y activar medidas urgentes en materia de desarrollo infantil temprano. El diseño del mapa estuvo a cargo del Consejo de Coordinación de Políticas Sociales que tomó un Indice de Riesgo Infantil (IRI) -en base a la incidencia de la AUH en los hogares, al porcentaje de nacidos vivos con menos 2,5 kilos y a la tasa de mortalidad infantil- para localizar los municipios con niños en peores condiciones de vulnerabilidad a los que se los dividió en 3 rangos desde el valor más alto (coloreado en rojo fuerte).

El esquema cartográfico muestra una fuerte incidencia de la pobreza extrema en el noroeste del país, en algunas regiones de Cuyo, en partidos bonaerenses como General Villegas o Castelli pero sólo pequeñas manchas rojas intensas en el Conurbano bonaerense. Para Ianina Tuñòn, coordinadora de los estudios de infancia del Observatorio de la Deuda Social de la UCA, el mismo que lleva a cabo los famosos estudios sobre pobreza, esto se debe a que se refleja el fenómeno en poblaciones dispersas pero que en el GBA aunque las regiones demarcadas con alta incidencia sean menores, incluyen a una mayor cantidad de chicos por su alta densidad poblacional.

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La UCA también desarrolla un mapa de inseguridad alimentaria infantil que coincide en el registro de las áreas más problemáticas divulgadas por el gobierno pero que detecta zonas de alta concentración de pobreza en partidos bonaerenses como Florencio Varela, Merlo y José C. Paz. Tuñón aclaró que los números del Indec se miden por ingreso pero que sólo el último trimestre relevado fue alcanzado por la pandemia. “Hoy estamos peor que ese 56,3%. Nuestro muestreo ahora da entre chicos de hasta 17 años, una pobreza del 65,8% y un 28% de indigencia, donde se encuentran quienes tienen mayores problemas para comer”, destacó.

Coincidió en que la cartografía de inseguridad alimentaria muestra alta incidencia en zonas del NOA, del NEA y regiones de San Juan, el sur de Neuquén y de Rio Negro pero, en ocasiones, en poblaciones rurales o semirurales. “Aunque en el GBA se ven manchas rojas más chiquitas, hay más chicos en problemas por la altísima concentración de población”, explicó.

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En este marco, la investigadora del Observatorio de Deuda Social avaló el abordaje territorial oficial pero alertó que “son muy heterogéneas” las realidades hacia el interior de las provincias haciendo que la pobreza no sea igual en cada lugar. Remarcò que la “política focalizada en primera infancia” funcionaba de buena manera desde la administración de Mauricio Macri pero que el contexto de la pandemia hace necesario poner el foco en los adolescentes que hoy sufren otras dolencias.

El encierro, en este sentido, los ha expuesto a situaciones de vulnerabilidad o de violencias. Y ha quebrado el vínculo de los menores con la escuela. “Hay que tener en cuenta también esto que sucede en poblaciones más urbanas por eso son necesarias políticas específicas en condiciones de marginalidad y pobreza extrema”, remarcó la especialista.

De hecho, aseguró que la EPH (Encuesta Permanente de Hogares) en la que se basa la medición del Indec, da cuenta de lo que sucede en nucleamientos urbanos. “Son graves las consecuencias del aislamiento, ya sea emocionales, intelectuales como de salud física, pero no las estamos midiendo”. Es que, por ejemplo, la UCA logró medir en la séptima semana de la cuarentena (en mayo) que en un 20% de los hogares relevados en el GBA no se habían vacunado a los niños y en un 40% de los mismos no los llevaron al pediatra para su consulta periódica.

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Otra de las consecuencias que traerá la pandemia es un “retroceso” en niños y adolescentes en su inserción en la escuela cuando todo se haya normalizado. “Hay que planificar este retroceso, no basta con abrir la puerta: con campañas fuertes para la vuelta a la escuela y contra el temor de las madres por el riesgo de contagio”, cerró Tuñón.

En el gobierno, por lo pronto, están enfocados en hacer frente a lo más urgente por eso diseñaron esta herramienta de diagnóstico. En este sentido, Victoria Tolosa Paz, del Consejo de Políticas Sociales, explicó que se valieron del Siempro (Sistema de Información, Evaluación y Monitoreo de Programas Sociales) para identificar las regiones con peores IRI. “Vamos a coordinar distintas áreas para llevar una oferta de cuidados y asistencia, como centros de primera infancia o jardines, control del embarazo y acceso al agua. Nos permite trazar una hoja de ruta, en acuerdo con cada gobernador, para llegar a municipios chicos”, fundamentó Tolosa Paz.

Es que, según indicó, hoy se han detectado que hay jóvenes embarazadas que no cobran la Asignación por Embarazo, por ejemplo, dado que por su situación de vulnerabilidad, no acceden a certificados médicos y así luego nacen niños con menor peso y viven múltiples carencias

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