La sexualidad en las personas con discapacidad es un tema tabú. Por prejuicios y desconocimiento, se cree que la gente con capacidades diferentes son seres asexuados y carentes de deseos, lo que es absolutamente falso.
Para combatir esto, entonces, la Red por los Derechos de las Personas con Discapacidad (REDI), junto a la organización Casa FUSA, lanzaron la primera app de sexualidad inclusiva, “Nuestra Decisión”. En ella se abordan temas como violencia de género, accesibilidad a la salud y los prejuicios que existen en torno a este tema, que se agigantan cuando se lo vincula a la discapacidad. También pusieron en marcha el sitio web REDI Género, como parte del proyecto DeSeAr (Derechos Sexuales y Reproductivos en Argentina) con Inclusión. “A veces las personas piensan que las mujeres con discapacidad no tenemos derecho a tener relaciones sexuales y no somos deseadas ni podemos desear”, asegura Marina, con discapacidad visual, en un spot que promociona esta app.
Nuestra decisión” es la primera herramienta digital argentina en ser desarrollada con perspectiva de género y discapacidad. Carolina Buceta, de REDI, explica a Border: “Es una aplicación que tiene varios apartados. Uno enuncia los derechos, otro indica a partir de una localización, cuáles son los centros de salud sexual y reproductiva más cercanos. Esto es fundamental porque para muchas mujeres con y sin discapacidad, el tema del desplazamiento es complicado”.
Mediante esta app también se puede reportar si existe una vulnerabilidad de derechos, oprimiendo un botón, y es de fácil lectura e interpretación. “Se navega por lectores de pantalla que están en los diferentes móviles, con un lenguaje simple para personas con discapacidad intelectual, circunstancialmente medicadas o personas poco alfabetizadas”, asegura Buceta.
Ingresando a la aplicación se despliegan ocho apartados en distintos colores: Mis Derechos, Lugares de Atención, Tuve Un Problema, Líneas de Ayuda, Un Foro, Un correo electrónico donde dirigirse y el último que explica “Quienes somos”.
Cada apartado, con una indicación en el borde derecho superior, ofrece la explicación del contenido. En el caso de los Derechos, mencionados, indica que son para todas las personas que viven en Argentina, incluidas, todas las niñas, jóvenes y mujeres con discapacidad, sin importar cual sea, que tengan o no certificado, y que aun tengan un o una curador, curadora.
Los Derechos, como, por ejemplo, el que garantiza la libre elección de donde o quien vivir, incluyen los artículos y la leyes, según la Convención Internacional de los derechos de las personas con discapacidad. Los lugares de atención, es un apartado clave ante emergencias, ya que según la geolocalización de la persona que consulta, indica en forma ágil el lugar más cercano de atención a la salud. Esta sección fue desarrollada con información proporcionada por autoridades del Plan Nacional de Prevención del Embarazo no intencional en la Adolescencia (ENIA)
“Tuve un Problema” es el espacio donde por medio de preguntas, se deja constancia donde la mujer no fue bien atendida. En forma anónima se deja los datos del lugar de atención, ubicación y día del hecho. Concluye con el pedido de autorización de enviar la denuncia o reclamo a la instancia que corresponda.
¿Por qué no se aborda el tema de la sexualidad y la discapacidad con la frecuencia que merece, si es algo que sucede y existe? Johana Ureña, es una persona con discapacidad visual, activa militante por los derechos humanos, integrante de REDI y participante de la Federación Argentina de Instituciones de Ciegos y Ambliopes (FAICA). En diálogo con Border, opina: “Todavía se tiene esta idea de la infantilización de las personas con discapacidad, de no verlas como sujetos de derechos con plenas capacidades de disfrute, de goce y de poder tener cualquier tipo de vínculos. Entonces los derechos sexuales reproductivos y no reproductivos quedan alejados”.
“El tema de la sexualidad siempre ha sido un tema muy controversial y tabú porque, en general, pertenece al mundo íntimo y privado de cada uno”, opina Bárbara Dauss, fonoaudióloga, licenciada en psicopedagogía y experta en autismo. “El grado y tipo de discapacidad delimitará cómo se irá desarrollando la sexualidad en cada individuo –aclara-. En muchas ocasiones tenemos un niño en un cuerpo de adulto en donde el sistema hormonal no acompaña al desarrollo mental. El nivel de comprensión y muchas conductas asociadas, deberán ser tenidas en cuenta porque algunas, pueden generar obstáculos sociales significativos”.
Alexia Ratazzi, psiquiatra infanto-juvenil y especialista en autismo, ha realizado varias charlas al respecto debido a la gran experiencia que tiene en este tema con sus pacientes. “Discapacidad por un lado y sexualidad por el otro, son mundos con tabúes asociados y cuando uno los junta son dos tabúes superpuestos”, reflexiona. Según Ratazzi, existe la idea errónea de que una persona con discapacidad no tiene la misma sexualidad que una sin discapacidad. Y agrega: “Eso es el inicio de muchas barreras. Es importante remarcar que la sexualidad y la efectividad son derechos humanos universales, y como tales las personas con discapacidad deberían ejercer plenamente esos derechos. Es un tema que las familias y las personas deberían trabajar mucho más para brindar el apoyo necesario para que esto ocurra”.
De acuerdo con la Organización Mundial de la Salud (OMS), «la sexualidad es un aspecto central del ser humano, presente a lo largo de su vida. Abarca al sexo, las identidades y los papeles de género, el erotismo, el placer, la intimidad, la reproducción y la orientación sexual. Se vivencia y se expresa a través de pensamientos, fantasías, deseos, creencias, actitudes, valores, conductas, prácticas, papeles y relaciones interpersonales. La sexualidad puede incluir todas estas dimensiones, no obstante, no todas ellas se vivencian o se expresan siempre. La sexualidad está influida por la interacción de factores biológicos, psicológicos, sociales, económicos, políticos, culturales, éticos, legales, históricos, religiosos y espirituales».
La intimidad, la efectividad, el goce y el deseo, son experiencias vitales de todo ser humano, pero no todos atraviesan estas vivencias de la misma manera. Johana Ureña reflexiona: “El derecho al goce es el mismo para todos. El tema es que a nosotros, las personas con discapacidad, al no vernos como sujetos deseantes y deseados, este derecho se nos ve coartado. Cada uno debería vivirlo de la forma que quiere, con las herramientas necesarias para hacer uso de ese derecho”.
Silvia Peirano, especialista en sexualidad y discapacidad, agrega un concepto interesante: “La sexualidad de las personas con discapacidad pone en jaque todos nuestros estadios de supuestos privilegios sólo por la condición de creernos capaces”. Será hora, entonces, de que no haya privilegios para vivir a pleno, los derechos inherentes a todo ser humano y que a cada persona, con sus particularidades, se le puedan acercar las herramientas necesarias para llevarlos a cabo.