Andrés Calamaro: «Dudo que muchos cantantes se soporten en sus discos»

A propósito de la salida de Dios los cría, su disco de dúos en el que repasa parte de su interminable repertorio, El Cantante respondió las preguntas de #BORDER.
Andrés Calamaro: "Dudo que muchos cantantes se soporten en sus discos"
Créditos: Andrés Calamaro: "Dudo que muchos cantantes se soporten en sus discos"
Por: Pablo Strozza

Desde hace unos años a la fecha, las entrevistas con Andrés Calamaro son vía correo electrónico. Pero esta modalidad no significa una forma de desdén por parte del músico, sino todo lo contrario. Cuando llegan las contestaciones en un documento de word súper prolijo, sólo hay que agregar alguna tilde que se le escapó. Los pensamientos son jugosos, y se nota a la legua que no son respuestas automáticas, de esas que en la jerga se pueden denominar «de cassette», sino todo lo contrario: la claridad es producto de un tiempo pensado para que las frases se asienten.

La excusa para el ida y vuelta con Calamaro es la flamante edición de Dios los cría: quince canciones de su interminable repertorio cantadas a dúo con músicos de éste y de aquel lado del Océano Atlántico en tiempo de bolero: Pero, claro, más allá de la rica charla hay tópicos ineludibles, que van desde su faceta de fotógrafo taurino a la actualidad pandémica mundial, pasando por el futuro incierto que en el que todos vivimos. Con ustedes, entonces, Andrés Calamaro, más Cantante que nunca.

¿Cuál es el puntapié inicial de Dios los cría? Muchos hablan de Romaphonic Sessions (2016) como antecedente…

Roma Sessions es justo anterior a la gira Licencia para cantar, promediando la gira grabamos Dios los cría. «Puntapié inicial» es (debería ser entonces) el ensayo y gira con el trío, o la vida misma; somos músicos, reconocemos virtudes en las canciones buenas como con tantas otras variaciones musicales; incluso, fuera de las canciones, el idioma y los pianos.

¿Se pueden sumar también como antecedentes la versión de “Mareo” de Babasónicos, y tu participación en el álbum de Poli y Prietto?

Sinceramente, no recuerdo muchas conversaciones previas a la grabación de «Mareo» (Volumen 11). Podríamos haber grabado con instrumentos criollos o electrónicos, nos adaptamos adonde estamos, qué instrumentos tenemos a mano, los músicos que estamos y el estudio; casi siempre sin ensayo ni partituras. Tenemos capacidad para grabar una misma cosa (o disco) de cincuenta maneras distintas, no somos genéricos del blues o del flamenco, no de una orientación ancestral. Podemos grabar «Mareo» de muchas formas distintas, luego el bolero es un tempo, la velocidad del compás, de «la clave» en el caso de un estilo dentro de la clave afro latina.

¿Y se puede establecer un paralelo en función a El cantante como disco de versiones ajenas en plan flamenco y Dios los cría como disco de versiones propias aboleradas?

El bolero, técnicamente, es hispano latino y lento. Si fuera más rápido sería otra cosa, montuno o merengue, por ejemplo. Técnicamente, lo que hicimos, fue grabar sin guitarras eléctricas, bajo ni batería; con el piano predominante, relucen las condiciones armónicas del pianista, Germán es versátil y virtuoso, puede tocar un piano de Oscar Peterson o Mariano Mores, lo hace. Debe conocer el bolero en la versión de Teté Montoliú. Yo escucho los boleros boricuas de Daniel Santos, Rolando La Serie en clave cubana, Javier Solís en plan mariachi, el repertorio de Manzanero o los tríos. El bolero es la balada latina. La salsa incluye al bolero también, es la balada de la clave, hasta los Beatles cantaban «Bésame mucho». Lo entendemos como Jazz & Pop.

La instrumentación de Dios los cría es mínima, en función del trío de piano + contrabajo + percusión. ¿Te imaginas grabar un disco al frente de una Big Band, como opuesto a este en función a lo musical?

Una instrumentación «mínima» (con armonías más interesantes que el promedio de quintetos de rock) tampoco es «mínima» porque se expande en los acordes, el arreglo, la armonía y las intenciones musicales espontáneas. Una orquesta son ocho u ochenta partituras que (yo) no voy a escribir; creo que canté con orquesta una sola vez, en el segundo Gran Rex invitado de Mariano Mores. Y tuve buenas sensaciones, Mariano me escribió «Te comiste el Gran Rex» en una servilleta; me gustó cantar con orquesta, pero tampoco vivo imaginándome todos los discos posibles; generalmente, grabamos maquetas presentables de lo que vamos a grabar, o llevamos «media idea» al estudio para desarrollarla grabando. En el estudio estamos cómodos y confiados, confiamos en la eficacia cómo único opción; trabarse en el estudio no es buena idea. No veo porque pisar un terreno sin suficiente autoridad.

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¿Cómo fue encarar este disco de dúos en plan cien por ciento cantante, cuidando el grano de tu voz y en función a que vendrá otra voz a completar el trabajo para tener el resultado final?

Como cualquier grabación, cantar bien -en una grabación- es un oficio distinto al de los músicos, ingenieros y productores; si un disco no es instrumental, entonces casi todo pende de cantarlo bien. Otra es llegar al estudio con canciones flamantes, nunca cantadas; es casi imposible quedar conformes, dudo que muchos cantantes se soporten en sus discos. En casi todos los casos, cantamos solos con un micrófono, con una o dos personas dando feedback desde el control, así es como se hace. Un cantante se ofrece a la grabación, y al productor, como un soldado; así tenga que cantar veinte veces la misma parte, corregir cosas o retocar la letra. Casi no conozco otra forma fuera de un disco en vivo o una grabación especial “de autor”.

Andrés Calamaro
Andrés Calamaro

¿Hubo algún disco de dúos que hayas tomado como referente antes de encarar este material?

Si te soy sincero, mis discos de dueto “de referencia” son los de John Lee Hooker con Canned Heat, en mi adolescencia escuchaba uno de David Crosby con Graham Nash, grabado en vivo con la crema de los músicos californianos. Nunca escuché un disco con 18 cantantes distintos, afortunadamente no. Ni lo pienso intentar.

¿Cómo fue la selección de repertorio teniendo en cuenta que si hay algo que no te faltan son canciones?

Estas son las canciones que terminamos, las que están cantadas. Con más cantantes hubiéramos terminado más canciones; grabamos y mezclamos las primeras quince que quedaron terminadas.

Que estén dos temas del «Salmón profundo» como «Gaviotas» y «Horizontes», ¿fue idea tuya o de Saúl Hernández y Fernando Cabrera, respectivamente?

No me consta que Saúl -o Fernando- hubieran (hayan) escuchado estas canciones antes. No lo sé, no lo creo y no les pregunté tampoco. Nada mas pedí grabarlas con arreglo bueno para trío, pensamos en los cantantes y las ofrecimos. No doy por sentado que el mundo entero conozca cada canción en los discos, menos en El salmón. Estaría loco.

¿Ves a una canción como «Horizontes» como una Polaroid esperanzadora y rioplatense de este momento de posible salida de la pandemia?

Todo lo contrario. La «esperanza rioplatense» ofende El salmón como grabación y concepto. En la música, la derrota es la vacuna contra el fracaso y las desdichas. La esperanza es miserable en tanto es «lo último que se pierde», lo último.

Sin ser injustos con todos los participantes, hay cuatro nombres propios que sobresalen por encima de los demás: Julio Iglesias, León Gieco, Raphael y Milton Nascimento. Una pregunta sobre cada uno de ellos. ¿Cuál es tu grabación favorita de Julio?

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Quizás Un hombre solo, escrito con Manuel Alejandro. Tampoco estoy seguro, me gustó mucho el disco en su momento, quizás como grabación per se haya otras «favoritas» como Me olvidé de vivir.

¿Qué recuerdas de cuándo León colaboró en «Me olvidé de los demás», de Por mirarte (1988)?

Grabamos por la mañana, León siempre puntual, generoso y grande como cantante y persona.

¿Qué podés decir de El Niño de Linares como performer?

Un profesional que sublima el oficio, la profesión per se. Hace suyo el cante y la escena, tiene un poderío que resiste todo. Parece excéntrico para la opinión baladí, pero es un profesional contrastado que sigue mandando con autoridad.

¿Cuál es tu primer recuerdo de la música de Milton?

Supongo que alguno de esos discos buenos que escuchábamos hace muchos años, quizás el que incluye «Faca Molada». Seguramente, ese.

Has sido, asimismo, un artista muy proclive a participar como invitado en otras grabaciones a dúo. ¿Hay alguna de ellas que recuerdes con especial cariño?

Siempre voy a intentar cantar lo mejor posible, somos músicos dispuestos a grabar dos veces por día (dos grabaciones distintas) casi todos los días del año. Músicos los 365 días. Vamos al ensayo (las giras y las grabaciones) cómo soldados a la guerra o trabajadores al trabajo; salvando las diferencias. Me resulta imposible calcular las veces que fui al estudio o a los ensayos, nunca llevé la cuenta de esas cosas. Las perfectas sensaciones no son frecuentes, faenas redondas se cuajan pocas veces en la vida.

Estás desde hace unos meses reestablecido en Madrid. ¿Cómo está la ciudad en función al coronavirus?

No estoy restablecido en Madrid, soy residente en la Argentina. En un año normal quizás tenemos que viajar cincuenta veces en cincuenta aviones y nunca para tomar vacaciones; no conozco un músico que este cómodo de vacaciones. Claramente, no fue el caso del año pasado, porque nos quedamos en casa y se suspendieron los vuelos, las giras y todo lo que sabemos que se interrumpió afectando a las clases medias de Occidente y sus ciudades; tampoco nos importa saber cómo son las cosas fuera de la óptica de nuestros ombligos. Como no fue un año de actividades aeroportuarias «reestablecidas», entonces me moví mucho menos, a duras penas viajé ida y vuelta dos o tres veces.

¿Te has vacunado?

No voy a dar parte de mis asuntos sanitarios, me parece de mal gusto. En este escenario, nos vacunamos resignados; nos están inoculando una sustancia desconocida; distinto es arreglarse el «comedor» en el dentista, un lujo para los valientes dispuestos a pagarlo.

¿Cuáles fueron las repercusiones de tu muestra de fotos taurinas?

La repercusión masiva nada importa, cuanto menos se hable de las cosas mucho mejor. Devenir toro abrió en mayo como prólogo para la Feria de San Isidro, que tampoco se celebró como normalmente se celebra (34 tardes de toros con aforo de veinte mil personas), pero fue trascendente, claro. Una muestra reconocida por la cultura con mayúsculas. Vinieron maestros, ganaderos, la radio y la televisión. Las elites están volcadas conmigo, todas las mesas chicas. No pasa un día sin que me lo recuerden por gratitud, amistad y respeto.

¿Hay chances de que la muestra pueda ser vista en Buenos Aires?

Un buen amigo ha diseñado una formidable plataforma digital con base en New York, ergo, las fotos se pueden ver ahora mismo y en cualquier lado. Para verla, hay que dejar de quejarse y ver fotos; «la crítica como aliada de la queja» es un extraño orden establecido, ya aceptado por los sectores críticos sumisos. Chances, hay todas. Se puede ver ayer.

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Desde hace un tiempo venís diciendo que estás seleccionando grabaciones que quedaron afuera de Honestidad brutal para un lanzamiento ampliado. ¿Qué podés contar al respecto? ¿Se va a publicar en formato físico? ¿En cuáles?

El Record Store Day publicamos “los primeros seis días de grabaciones” de Honestidad brutal. Las primeras grabaciones (tal y como las grabamos y mezclamos en mayo de 1998) como Versión Original de tres (3) lados de un disco y medio. El Record Store Day es como es (o sería otra cosa distinta), solo en venta en las disquerías tradicionales, ni en plataformas, ni en Amazon ni en CD. Honestidad brutal solamente fue editado en CD y es largo. Someter a los coleccionistas a comprar muchos long play tiene que ser honorable, profesional y bien hecho; de momento, no existe una edición «master» específica para long play, pero en eso estamos. Luego, las no editadas (en el disco son 37, tampoco es un álbum de un racimo normal de canciones), las mezclas alternativas, las mezclas crudas de las sesiones y más cosas que el disco no incluye; las revisamos, tampoco terminamos una selección, por ende, no tenemos esos discos completamente listos y terminados. Tampoco tiene mucho (mucho) sentido presentar música ni casi nada fruto de la expresión artística, no si lo meditamos un poco; el público quiere escuchar las canciones que ya conoce, y el «no público» existe para exhibir sus broncas en sitios virtuales para solitarios y pajeros.

¿Cuáles son tus planes en lo que resta de 2021? ¿Vas a realizar la gira europea que te quedó pendiente por la pandemia?

Esta gira (de momento, un Never Ending Tour) son sesenta recitales en sesenta ciudades distintas, no somos un artista local que pueda presentarse en un bar con una guitarra; las aerolíneas no nos van a regalar pasajes, los escenarios (las luces, el sonido, los hoteles, la comida, la seguridad, los seguros, los transportes) se contratan o no existen; lo que no se puede no se puede, o es imposible. Planes «para después» no se pueden hacer o no existen, no hay garantías de que exista «algo después», nadie sabe dónde va a estar pasado mañana, con o sin comillas.

¿Hay planes de un regreso a la Argentina?

Tampoco necesito planes para regresar a la Argentina, me voy de viaje y vuelvo; tampoco vivo amenazando con «irme del país» ni he pedido asilo político; este año lo empecé en nuestro país y espero terminarlo en pleno uso de mis facultades físicas y mentales, igual que todo el mundo. Regresar para tocar en recitales me parece muy bien, pero primero espero ensayar y rodar un poco. Qué se normalice el mundo no me parece probable, ni mucho menos evidente u obvio; no hay porque creer que vamos a recuperar una normalidad que ya no existe. Me explico por las dudas no se entienda: estaré encantado en cantar para 150 personas, pero la gira que interrumpimos es otra cosa, no la puedo disolver yo porque escapa totalmente a mis capacidades operativas, tampoco son tres recitales en un pub de San Telmo, no voy a llamar por teléfono para suspender tres fechas y tomarme vacaciones, ni irme de vacaciones.

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