Tras la escandalosa decisión del primer juicio, los acusados de drogar, violar y matar a Lucía Pérez vuelven a enfrentar las pruebas en su contra desde hoy, en la ciudad de Mar del Plata. La primera en declarar fue Marta Montero, madre de la víctima. El padre y el hermano de Lucía hicieron lo propio minutos después.
Según un enviado especial de Infobae, la mujer relató la relación que tenía con su hija de 16 años y contó los últimos recuerdos que tiene de su hija antes de ser asesinada en el 2016: “Ese día me fui a trabajar, me levanté cinco menos diez de la mañana, y cinco y cuarto mi esposo me lleva al lugar donde trabajaba. Cuando me fui la despedí, le di un beso y le dije ‘te quiero mucho’. Le di 100 pesos porque ella me había pedido para salir con las chicas, y me dijo ‘yo también te quiero mucho’. Ese es el último contacto de amor y de madre que tuve con ella”, detalló.
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La enfermera de la ciudad costera declaró durante dos horas frente al tribunal que lleva a cabo el juicio. Montero también recordó que aquel sábado iban a ir a comprar juntas: “Le dije que me espere que íbamos a ir a Juan B. Justo. A veces paso por el lugar. Le dije ‘te voy a llevar’”. Pero ese día pasó lo peor: Lucía dejó de contestar los mensajes cerca de las 10 y media de la mañana, cuando se supone que se encontró con los acusados Matías Farías y Juan Pablo Offidani.
Desde la fiscalía presumen gracias a los chats de WhatsApp que Lucía Pérez iba a comprar marihuana con los 100 pesos que su madre le había dejado. Según los detalles de la causa, Offidani habría llevado a la menor hacia la casa de Farías, donde abusaron sexualmente de ella, tras haber fumado cannabis y consumido cocaína. La madre declaró que tan solo una vez la vio fumar tabaco y la castigó: “Nunca supe que hubiese fumado otra cosa”, explicó.
Cuando fue consultada por las actitudes de la joven, Montero dijo: “Era una persona ocupada, preocupada por sus cosas. Nunca vi nada que me llamara la atención, que pareciera algo raro. Si no hubiese preguntado. Soy una persona abierta. Crié a mis hijos de esa manera. Así como trabajo de enfermera para los demás, uno hace tareas humanitarias terribles, de la misma manera lo hacía con mis hijos. Si hubiese tenido sospechas hubiese averiguado”.
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Al llegar de su trabajo, Marta empezó a llamarla desesperada, ya que no contestaba a sus familiares desde la mañana. Horas después, el hermano de la víctima avisó a sus padres que la Policía se había contactado con él por un supuesto accidente que Lucia había sufrido la joven. “Cuando iba llegando le dijeron ‘Tu hermana está muerta’. Fui a la comisaría, me atendió un comisario con una mujer policía. Me dijeron que Lucía había muerto de sobredosis. Me dijo ‘la trajo su novio’. Pero Lucía no tenía novio. Me tomó una declaración. Cuando me dijo ‘Murió de sobredosis, la trajo su novio’ yo le dije ‘Lucía no tenía novio, ¿cómo sabe que murió de sobredosis?’. Eso fue todo. Era lo lógico porque un policía no me puede decir eso porque no se hizo una autopsia. No es el protocolo de un policía para hablar con una madre. Declaré. No podía”, relató la madre.
“No podía entender lo que me estaba diciendo. No podía entender que Lucía estaba muerta. No lo podía entender. La dejé viva 5 y cuarto de la mañana, le dejé 100 pesos y le dije ‘te quiero mucho’. No podía entender que me dijera ese tipo que mi hija estaba muerta”. También contó que en la morgue pudo ver a su hija, abrirle los ojos y recordó que “tenía olor a limpio”, agregó.
La mujer también fue consultada por si la joven tenía interés por algún chico en particular, a lo que respondió: “Estos eran tres narcos, se dedicaban a vender drogas. La captaron el día anterior en la escuela. Ahí es cuando ellos captan a esa criatura. ¿Por qué el celular de Lucía quedó apagado a las 10 de la mañana? ¿Alguien sabe que Lucía apagó su teléfono o le secuestraron el celular? ¿Entró por su voluntad a esa camioneta? Siempre me hice esa pregunta en estos siete años. Lucía lo único que quería era pagar esa deuda (se refiere a que el día anterior le había comprado marihuana a Farías en la puerta de su escuela). Ella sabía y seguramente tuvo miedo. Si me enteraba, me iba a enojar mucho”.
Con información de Infobae
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