En uno de los momentos más complicados del país, en un recóndito lugar de Salta llamado Primera Junta, cerca de un basural, Cristina Mamani eligió ayudar a los niños de su pueblo a pesar de no tener nada. Creó el merendero «Por una sonrisa» sin ayuda de ninguna institución y con el aporte de madres y padres del barrio.
Fue Daniel Malnatti quien encontró esta historia tan particular y la mostró en Canal 13. La mujer contó que ella, mamás y papás de la zona revuelven en el basural, juntan ropa, la lavan, las reciclan, las venden y con lo ganado le dan de comer a casi 250 chicos.
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Cuenta que las prendas las arreglan, las tiñen y pueden «comprar el aceite, la sal, la bolsa de papas y soy feliz», aseguró con una sonrisa, diciendo también que los vecinos ayudan mucho, pero que del estado no le brindan nada al lugar.
También le dan alimento a adultos y a cualquiera que se acerque y necesite su ayuda, por lo que el número de personas que alimenta puede ascender hasta los 800. Desde su página de Instagram cuenta que hace 15 años funciona este comedor.
Así, Cristina contó que ella busca «calentar el estomago, amortiguarle el momento. Que no les agarren mareos en el colegio» a los chiscos, que además la ayudan a cargar y descargar la camioneta con ropa para vender en una feria cercana, la que después se convierte en alimento para cientos.
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La ropa la vende a $100 y así va juntando de a poco: «Para mi es una fortuna porque con eso puedo cocinar». Mamani cuenta además que a veces no vende nada en la feria e incluso va a perdida porque debe pagar el flete que les cobra $1500. Pero lo que más sufre es cuando debe salir y anunciar que no tiene comida para brindar, que a veces dan tanto que incluso ellas se quedan sin comer.
Cuando la ropa no se vende, la termina donando a muchas de las personas que van a buscar comida: «Venimos de una familia muy numerosa, se lo que es la necesidad y por eso lo hago», agregó antes de contar que comenzó este comedor después de ver como se alimentaban de la basura algunos chicos.
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