Los candidatos presidenciales volvieron a debatir de cara a las generales que se celebrarán el 22 de octubre y dejaron mucha tela que cortar. De propuestas poco, pero los cruces, chicanas y momentos tensos no faltaron.
Sergio Massa y Javier Milei fueron a defenderse la mayoría del tiempo y contratacar en momentos específicos. El primero debido a que es parte del actual gobierno y tenía como objetivo salir lo menos dañado posible, mientras que el segundo debió cuidar su caudal de votos y mostrar otra faceta a la cotidiana.
Patricia Bullrich, en ejes temáticos que le quedaron más cómodos, se mostró más segura y a la ofensiva, intentando revertir la actuación de la anterior semana, donde se la vio desdibujada. Así, logró incomodar a Milei y Massa y evitó que polaricen y se lleven la atención, como sucedió en el primer debate.
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Juan Schiaretti ahora no solo habló de Córdoba, sino que se animó a hablar de todas las problemáticas que hay en el interior del país, de lo cual se habló muy poco. Por su parte, Myriam Bregman mantuvo la postura del debate realizado en Santiago del Estero, pero quedó más relegada, quizás menos contundente y más incómoda con los temas que estaban en mesa.
Los cinco jugaron con las redes sociales, muchos de ellos buscando hasta el meme, que fue la sorpresa del anterior evento, y buscando resaltar con frases resonantes y llamativas que también se hagan tendencias en las redes sociales.
DECLARACIONES Y CRUCES
Sin ir más lejos, Sergio Massa fue miles de veces nombrado en redes por su propuesta de crear un «FBI argentino» en Rosario, pero también afirmó que el gobierno «terminó con la mentira del impuesto a la ganancia sobre el salario y muchos argentinos ya no tienen esa preocupación». También insistió en formar un «gobierno de unidad» si llega a la presidencia de la Nación: «Ojalá haya dirigentes de izquierda y liberales, radicales y de las provincias. Los mejores, no los partidos», detalló.
También prometió un «sistema de simplificación tributaria» y dijo que su campaña es «sin chicanas ni peleas, sino con propuestas». Acto seguido, aprovechó para arremete contra el candidato libertario sobre los derechos laborales, cuando aseguró que Milei plantea un sistema donde «las mujeres no tengan posibilidad de desarrollo y los jóvenes tengan que ir al mercado precario». Para cerrar dijo que «lo peor de la crisis ya pasó»:
Javier Milei fue criticado por algunos especialistas por los conceptos complejos que utilizó y las citas bibliográficas, pero en algún punto eso es parte de su discurso y también una estrategia en el debate para evitar concentrar derechos a réplicas en su contra. Entre varias definiciones, arremetió contra las ideas de Raúl Zaffaroni «que en los últimos 20 años causaron un desastre en el país». En ese punto propuso reformar la ley de seguridad interior, de defensa nacional, la ley de inteligencia y el sistema carcelario.
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El candidato de La Libertad Avanza dijo que los únicos que la pasarán mal «son los delincuentes», pero también se animó a responder en momentos muy específicos, manejando los tiempos. A Bullrich le dijo que «estaba muy seteada» y le pidió soltura, mientras que con Bregman tuvo uno de los cruces más fuertes por las propuestas de la candidata de Izquierda: «Con las cosas que vos propones vamos a tener muchísimo menos trabajo y con empresas quebradas que seguro vos vas a querer nacionalizar», afirmó Milei.
Por último, el libertario utilizó perfectamente el último minuto para hablarle también a su núcleo duro y a aquel electorado enojado pero indeciso: «Ningún candidato les pidió perdón, ninguno dio un paso al costado por sus estrepitosos fracasos», resaltó. Y agregó que el debate fue «una pantomima irritante».
La candidata de Juntos por el Cambio, Patricia Bullrich, mostró un cambio radical en comparación al primer debate, donde quedó muy mal parada. Esta vez apareció más cómoda y agresiva, algo que se le pidió desde el interior de su equipo de campaña. También fue la que más sacó a relucir los escándalos de corrupción en la Legislatura bonaerense, con el caso Chocolate, y el viaje millonario y lujoso de Martín Insaurralde. Además de ser casi la única que lo mencionó, lo hizo unas 6 veces y obligó a Massa a mencionar el tema. «Para cambiar hay un solo camino, terminar con los Insaurraldes y las mafias. Massa no puede porque es uno más de ellos; Milei se ha asociado con ellos; nosotros necesitamos algo fundamental: el voto de ustedes», dijo con contundencia.
Bullrich también hizo fuerte hincapié en la violencia y narcotráfico que hay en Rosario, por lo que aseguró que sería capaz de entrar hasta con las Fuerzas Armadas para terminar con la problemática. Además, apuntó contra el gobierno por liberar presos y permitirles usar celulares. Javier Milei no se salvó de las críticas de la ex ministra de Seguridad en esta temática, ya que aseguró que el libertario «les quiere dar armas, que terminan en las manos de los delincuentes».
Myriam Bregman, del Frente de Izquierda, se animó sobre todo con Bullrich y Milei, quienes representan su opuesto ideológico. Contra ellos resaltó que «la mano dura siempre falló», y se refirió a la baja de la edad de imputabilidad penal: «¿Hasta dónde? ¿Hasta los 12 años? Se elige presidente, no jefe de Servicio Penitenciario», le dijo a la candidata de Juntos por el Cambio.
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A su vez, se refirió a las propuestas de Milei como las mismas de la vieja derecha «pero despeinadas». Y aseguró más adelante que «las coaliciones que están gobernando están estalladas». También fue fuertemente criticada por no repudiar los ataques del Hamás a Israel y el comienzo de una nueva guerra en Medio Oriente.
Juan Schiaretti, el actual gobernador de Córdoba y candidato por «Hacemos por nuestro país», fue la sorpresa del primer debate y volvió a descollar en este último evento. Ahora no solo tomó lo bueno hecho en su provincia, sino que intentó representar más en profundidad los problemas de las demás provincias. Su actuación fue tan aplaudida que en un momento estaba primero en algunas encuestas -como la de TN- para definir al ganador del debate.
En su discurso, afirmó que «los últimos gobiernos dejaron solas a las provincias en la lucha contra el narcotráfico». Y agregó: «No nos llegó ningún peso desde el 2005 y el Gobierno nacional está ausente de esa pelea». A su vez, dijo que quiere «acabar con la industria del juicio, crear un fondo de garantía como en la industria de la construcción y transformar los programas sociales en empleo genuino».
También propuso bajar las cargas sociales a quienes «den trabajo a las pymes, y prácticas rentadas en empresas privadas». En su último minuto también aprovechó para arremeter contra los anteriores gobiernos: «No está escrito que los argentinos estén condenados al fracaso, eso fue a causa del kirchnerismo y el macrismo que gestionaron en los últimos años». «Quiero hacer un país normal y federal», aseguró.
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