En tiempos electorales, sobre todo en una votación tan reñida y trascendente como esta, el voto en blanco aparece como una posibilidad de manifestar el descontento con la oferta electoral para unos y una suerte de lavada de manos y muestra de poco compromiso democrático para otros. Discutido y mitificado, el voto en blanco es una posibilidad más a la hora de decidir cómo emitir un voto, y es necesario tener en cuenta algunas cosas para pensarlo mejor y sobre todo, para entender cómo podría incidir en la elección del domingo 22.
Para empezar, y de acuerdo a la Cámara Nacional Electoral (CNE), el voto en blanco es un voto “válido”, ya que “representa una manifestación de la voluntad del electorado de abstenerse de elegir entre las diversas propuestas formuladas en un sistema legal de sufragio; expresando así su disconformidad con todos los candidatos y con las propuestas formuladas por los partidos políticos”. Consiste en colocar en la urna un papel en blanco o de algún color, liso.
Ahora bien, cómo se contabiliza y, lo que es más, qué incidencia podría tener en esta elección. A diferencia de las Primarias Abiertas, Simultáneas y Obligatorias (PASO) el voto en blanco tiene un conteo distinto. De acuerdo a la reforma constitucional de 1994, los votos se deben contar sobre los que son afirmativos, es decir, los que eligen a una boleta de candidatos. Por tanto, en las elecciones generales se achica el espectro, y para calcular los porcentajes solo se cuentan los afirmativos y se excluyen los votos en blanco.
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Pero el voto en blanco, ¿a quién favorece? Los artículos 97 y 98 de la Constitución establecen que para resultar ganadora, una fórmula debe cumplir con los siguientes requisitos: “cuando la fórmula que resultase más votada en la primera vuelta, hubiere obtenido más del cuarenta y cinco por ciento de los votos afirmativos válidamente emitidos, sus integrantes serán proclamados como presidente y vicepresidente de la Nación”, dice el primer artículo, mientras que el segundo señala que si una fórmula resulta la más votada en la primera vuelta Y hubiere obtenido el cuarenta por ciento, por lo menos, de los votos afirmativos válidamente emitidos y, además, existiere una diferencia mayor de diez puntos porcentuales respecto del total de los votos afirmativos válidamente emitidos sobre la fórmula que le sigue en número de votos, sus integrantes serán proclamados como presidente y vicepresidente de la Nación”.
De acuerdo a lo mencionado, al excluir del conteo los votos en blanco en las elecciones generales, es más posible que una agrupación política pueda llegar al 40% o 45% necesario para imponerse en primera vuelta, que si se contaran todos los válidos. Es decir que con la misma cantidad de votos, el porcentaje que obtiene un partido es mayor que en las PASO.
En las PASO 2023 más de un millón de personas rechazaron toda la oferta electoral, casi 400.000 votos en blanco más que en 2019. El 13 de agosto hubo 1.356.480 votos en blanco, que representan el 5,51 por ciento, según el conteo definitivo.
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Cabe aclarar que no es lo mismo un voto en blanco que un voto nulo. El voto en blanco. El voto en blanco consiste en colocar en la urna un sobre que debe estar o vacío, o con cualquier papel del color que sea, pero que sea liso. Un voto nulo consiste en colocar cualquier elemento u objeto diferente a una boleta oficializada, o fotocopias de boletas, o boletas de diferentes agrupaciones políticas para un mismo cargo, o boletas escritas o con algún dibujo.
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