Desde hace décadas, el Gauchito Gil se convirtió en uno de los santos populares más importantes del país. Cada 8 de enero, cuando se recuerda su muerte, cientos de miles de personas peregrinan hasta el santuario original, ubicado en el cruce de las rutas 119 y 123, a 8 kilómetros de Mercedes, Corrientes.
Con el color característico del «Santo del Pueblo», el rojo, sus fieles seguidores llevan banderas, velas, cruces, atuendos y hasta vinchas hacia su lugar sagrado, donde -cuenta la historia- el Gauchito fue asesinado.
Su nombre era Antonio Mamerto Gil Núñez. Nació en Pay Ubre, cerca de Mercedes(Corrientes), en el año 1840, aunque la fecha no se conoce con exactitud. Debido al tiempo que transcurrió y las circunstancias en las que vivió, hay pocas certezas y detalles definidos sobre su historia.
Para la mayoría fue un gaucho fugitivo, culpable de diferentes delitos, otros lo consideran un «Robin Hood» de la época, un justiciero. Muchos coinciden en que fue condenado por desertar del ejercito durante la guerra entre colorados y celestes, o incluso durante la guerra de la Triple Alianza, y que por eso habría sido colgado de los pies en un algarrobo y posteriormente degollado, aparentemente en 1878.
Previo a ser asesinado, el Gauchito Gil decidió usar sus últimas palabras para decirle algo muy importante al sargento que lo iba a ejecutar: «No me mates, que te va a llegar una carta que dice que soy inocente». Pero el otro respondió: «No te vas a salvar». A lo que Gil aseguró: «Cuando llegue la carta vas a recibir la noticia de que tu hijo está enfermo y morirá; rezá en mi nombre y tu hijo se va a salvar». Otra versión agrega que el Gauchito le afirmó al verdugo: «la sangre de un inocente se cura con la de otro inocente».
Tras degollarlo, el sargento regresó a su hogar y su hijo, efectivamente, estaba enfermo. La desesperación le hizo recordar las palabras de su victima, por lo que rezó en su nombre por su hijo y este se curó milagrosamente. La otra versión de la historia cuenta que el verdugo llevó a su primogénito hasta el lugar de la ejecución, donde la sangre del Gauchito todavía estaba fresca. El sargento la usó para embadurnar a su hijo moribundo, quien se curó gracias a ello.
A partir de ello, el sargento le dio entierro al cuerpo de Gil y construyó el santuario para poder ir rezarle. Además, se encargó de difundir en todo el pueblo el milagro que presenció.
Con el paso de los años, la historia se difundió a lo largo y ancho de Argentina. Los camioneros que transportaban productos por todo el país fueron grandes responsables de llevar al santo a cada rincón.
Los seguidores del gauchito Gil le piden por salud, dinero, trabajo y hasta por amor desde hace más de cien años, y su difusión no se detiene. Los devotos, que se identifican con el color rojo debido a que el santo era del bando liberal, aumentan año a año. Incluso los pedidos se escriben en una cinta de ese color roja, que durante la noche se colocan en la rama de un árbol, de un alambrado o en un palo.
Este 8 de enero se estima que más de 300.000 personas visiten el histórico santuario para hacer sus pedidos y agradecimientos al Gauchito Gil. Las filas en el lugar se realizan desde el viernes pasado.