El presidente del bloque de diputados nacionales de la UCR, Rodrigo De Loredo, no anduvo con rodeos al describir la situación actual del gobierno. Para él, «esto es un quilombo», una declaración que no solo refleja su perspectiva sino que también aporta una dosis de franqueza inusual en la política argentina.
En medio de la negociación por la sesión del miércoles, De Loredo adelantó que, a pesar de estar fijada la fecha, aún quedan cuestiones por resolver: «lo que pasa es que el gobierno tiene un nivel de desorganización muy grande«.
Con un toque de ironía, el líder de la bancada radical expresó: «Es un quilombo, es la verdad, ustedes lo van cronicando. Queremos ayudar en el contenido y terminamos ayudando en el procedimiento, en la forma». Una crítica velada a la gestión y una invitación a reflexionar sobre la complejidad de la situación gubernamental.
De Loredo no escatimó en señalar la participación activa de la UCR en la mejora del dictamen, resaltando que su partido adjuntó 80 páginas de aportes para enriquecer la redacción. Al mismo tiempo, no pudo evitar destacar la posición racional de la UCR, aunque admitió: «se que no garpa, que no da el rating que dan otro tipo de posiciones».
Frente a las críticas recibidas, el diputado nacional rechazó las presiones, desde los sectores kirchneristas hasta exintegrantes del radicalismo, calificándolos de «traidores»:«Ni nos apuran los K, ni los ex integrantes del radicalismo, que son traidores al radicalismo, ni (el ministro de Economía, Luis) Caputo, ni el presidente (Javier Milei) con sus declaraciones».
«No estamos en el lado de los bloqueadores ni de los fanáticos», subrayó el diputado por Córdoba.
Con una crítica final a Unión por la Patria, De Loredo concluyó: «Que el kirchnerismo no se ponga en constitucionalista ahora porque atropelló todos los procedimientos, no me jodan».