Se trata de Horacio Reyser Travers, que se desempeña como asesor presidencial en la búsqueda de inversiones extranjeras y es el funcionario más rico. Fanático del rugby, este martes fue al Senado a defender un proyecto para promover los acuerdos público-privado en la obra pública. Su pasado del otro lado del mostrador. Chicana a Scioli , inversiones en Uruguay y lujo en Recoleta y Pinamar. 

Hay gente que cree que la plata atrae más plata. Quizás ese axioma le termine funcionando a Mauricio Macri, ya que su principal asesor en la búsqueda de inversiones es el funcionario con mayor patrimonio del Gobierno, con $ 100 millones. Se trata de Horacio Reyser Travers, quien en las últimas dos décadas trabajó en uno de los fondos de inversión más importantes de América Latina y hoy, precisamente, tiene el objetivo de que la Argentina se transforme en un polo de atracción de las inversiones extranjeras.

Según su declaración jurada, Reyser asegura que hacia fines de 2015 contaba con bienes, depósitos y dinero en efectivo por $ 100.198.040, lo que lo convierte en el funcionario más rico del Gobierno de Macri. Según el decreto 81/2016, su cargo formal es “asesor del señor presidente de la Nación”, con rango y jerarquía de subsecretario. En los hechos, su tarea es conseguir que aumente el caudal de inversiones directas del extranjero.

Reyser fue vicepresidente y director del consejo empresario del Centro para la Apertura y Desaroollo de América Latina (CADAL) y hasta el año pasado, era socio de Southern Cross, el mayor fondo de inversión en la región, que maneja cerca de US$ 2 mil millones y que fue fundado por el megamillonario Norberto Morita. Desde allí construyó una relación con el ex Pegasus, Mario Quintana, actual coordinador que depende del jefe de Gabinete, Marcos Peña, quien lo habría tentado con pasar a la función pública. Hoy, el asesor presidencial acompaña a Macri en cada reunión con importantes inversionistas extranjeros, actuales o potenciales. Junto a él estuvo también en el Foro Económico de Davos.

Justo este martes, el ingeniero industrial (graduado en el ITBA y con un posgrado en Harvard) elevó su perfil público y estuvo presente en una comisión del Senado, donde fue a defender el proyecto para crear un régimen de contratación público-privada para las obras públicas. «Estamos presentando una ley moderna que va a generar grandes oportunidades para incrementar la producción y generar empleo», aseguró. Y agregó: «A nuestro país se le abren oportunidades de inversión, producción, infraestructura, transparencia y herramientas de financiación».

El patrimonio de los 100 millones. En su presentación ante la Oficina Anticorrupción, Reyser declara tener cuatro inmuebles, todos en la Ciudad de Buenos Aires. Entre ellos, un departamento de 300 m2 y dos casas de 500 y 600 m2 cada una. Sin embargo, en los registros comerciales figura con domicilios, tanto el principal como alternativos, en la zona norte del conurbano bonaerense.

La mayor parte de su patrimonio (que aumentó 40% en un año) proviene de las acciones de una empresa que tiene en Uruguay. Se llama Pleno Campo S.A., y está tasada en $ 80 millones. Se creó con un objeto muy amplio: industrializar, comercializar en todas formas, mercaderías, arrendamientos de bienes, obras y servicios en una amplia rama de actividades, que van desde la alimentación, a la construcción, pasando por la cosmética o la joyería. Nació en 2006 con un capital de $ 2,1 millones.

Además, tiene acciones en dos empresas en el país, la maltería Tai Pan Malting S.C.A y Soc Mandato del Cono Sur. De ambas tiene casi un millón de pesos en acciones.

Reyser, que inició su carrera profesional en Siderca (del Grupo Techint) sigue invirtiendo en propiedades. Tiene dos fideicomisos. El primero, por $ 1,6 millones, se llama Palacio Paz, que es un nuevo edificio de residencias y estudios profesionales que se está desarrollando en el palacio homónimo que queda frente a la porteñisima Plaza San Martín.

El segundo, de $ 96 mil, es el Costa Esmeralda V, una ampliación del barrio cerrado que nació hace unos años en las afueras de Pinamar, un megadesarrollo que cuenta hasta con cancha de polo.

Tiene tres autos. El de mayor valor es un Honda Pilot Touring, de 2012. Además, tiene un modelo 1962 que adquirió también en 2012. A diferencias de gran parte de los funcionarios de Cambiemos, Reyser tiene muy pocos ahorros en dólares.

Es fanático del rugby (incluso viajó al último mundial en Inglaterra) e hijo de Horacio Florencio Reyser, quien se retiró hace unos veinte años como vicealmirante de la Armada y llegó a ser agregado naval en los Estados Unidos. Actualmente, su padre asesora a la Iglesia en cuestiones vinculadas al narcotráfico, como miembro del Oprenar (Observatorio de Prevención del Narcotráfico). Su hermano, Alejandro, en tanto, es socio de FSA Group, una firma encargada de ejecutar inversiones en Sudamérica.

El mes pasado, en un workshop con empresarios e inversionistas vinculados a las energías renovables, realizado en el Palacio Duhau Park Hyatt Hotel, Reyser apeló al coraje para captar inversiones: “Se necesita coraje de todas las partes: del Gobierno, de los bancos y de los empresarios. Queremos que les vaya bien y nosotros tenemos las reglas bien claras, y buscamos apoyarlos en todo lo que emprendan”.

Su fortuna bien puede ser su mejor carta de presentación.