“Esta noche el show es un show al revés. A mí se me dio vuelta la vida. También es un show dedicado al amor, y a que la gente se respete uno al otro. ¿Okey? Y entonces, por esa gran razón, es un show al revés. El primer tema es lo que le dijo Borges a un punk en el tren de Londres: Fuck You!”. Con estas palabras Luca Prodan se dirigió a su público el 10 de octubre de 1987 en el Estadio Obras: Sumo, la banda que lideraba, presentaba After Chabón, su tercer disco.
En ese momento, Luca tenía un presentimiento: la muerte lo perseguía de modo cada vez más cercano para llevarlo a ese lugar del que nadie escapará. Entonces, le pidió a Rodrigo Espina, cineasta y amigo, que comenzara a grabar sus recitales. El día que Sumo iba a tocar en Obras Espina tenía un compromiso ineludible: se casaba su hermano. Entonces encargó el trabajo a su amigo José Luis García, que recibió sólo una recomendación: “Vos seguilo a Luca a todos lados”.
El show se grabó y la parca comenzó a hacer de las suyas: primero murió Prodan, el 22 de diciembre de 1987 y luego Espina, el 24 de febrero de 2022, unos años después de haber estrenado el excelente documental Luca, que fue proyectado en el Cosquín Rock y fue comercializado en DVD por la revista Rolling Stone. Pero el material crudo de Obras, salvo alguna que otra imagen usada por Espina, no había sido utilizado del todo.
Hasta que García tomo las riendas del asunto y, como película clausura del BAFICI 2024, Fuck You!: El último show vio la luz. El documental, grabado en VHS, trata de eso: una cámara que sigue a Prodan y a la banda en camarines, en la prueba de sonido, en un bar en la previa del recital, y en el recital, hasta su finalización. Un material que, por suerte, fue rescatado.
Un muestrario de imágenes random de Fuck You! incluyen a Luca y un masajista que hacía su trabajo en su espalda antes de empezar el concierto. A Luca con un vaso bien regado de ginebra, su inseparable compañera, en un bar de las inmediaciones de Obras. A Luca y a Roberto Pettinato que respondían preguntas en camarines a un periodista radial. A Diego Arnedo, Germán Daffunchio, Ricardo Mollo, Alberto “Superman” Troglio, Gillespi, Timmy McKern (manager de Sumo y amigo íntimo de Luca) Andrés Calamaro, Tito Fargo, Geniol y Silvia Ceriani (novia de Luca), entre otros, en camarines. A Luca y su campera de cuero rota, buscando una lista de temas que no aparecía. O a Tamara Pettinato, en aquel entonces una niña, bailando en el escenario en medio del recital.
Pero lo que más impresiona es lo obvio: ver, o en algunos casos volver a ver, a Sumo en vivo. Más allá del magnetismo de Luca como frontman, impresiona que en 1987 un tipo parara a los “chabones” que lo iban a ver son sendas parrafadas contra el machismo y a favor del respeto de los unos a los otros. Y también impresiona la rabia de Daffunchio, la precisión del bajo de Arnedo, el golpe certero de Troglio, la destreza de Mollo, el sonido del saxofón de Pettinato, el apoyo a Pettinato de la trompeta de Gillespi y todos juntos (más Calamaro) entonando el tema de La novicia rebelde. O ejecutando “El ojo blindado”, “Los viejos vinagres” o “El cieguito volador” como si de eso dependiesen, sin exagerar, sus vidas. Alguna vez Pettinato dijo que a Divididos le decían “La aplanadora del rock” porque su música sonaba plana. Más allá de la broma, lo que sobraba en Sumo eran colores: reggae, punk, post punk, disco music, funk y hasta citas a Frank Zappa como en “Hello Frank” y menciones a la ciudad como “Mañana en el Abasto”. Todo era bienvenido en ese guiso nutritivo cocinado por un chef italiano educado en Escocia y exiliado en la Argentina.
“Sumo no pierde la esencia. Ni siquiera el público que viene a ver a Sumo pierde la esencia, porque lo siguen entendiendo a Luca. Luca hoy puede desmayarse, como puede hacer un show hasta el final, y todo es parte del show. En cambio, si se desmaya Porchetto, van a la boletería y piden que les devuelvan la plata”, le dice Petti al periodista en la citada nota, para luego compararlo con Lou Reed. “Lo de la fama… el long play de Charly García habla de eso, Yendo de la cama al living. No podés salir. Yo salgo igual, a mí no me importa, pero salgo a lugares como la esquina de Humahuaca y Gallo, donde hay una pandilla que están ahí y toman vino. Yo voy con ellos y no me dicen ‘Luca dame un autógrafo’, no me quieren sacar la remera ni nada”, afirma Prodan, y así confirma que era un tipo que podía moverse en cualquier estrato de la sociedad. Un after chabón, que nos abandono muy pronto, y al que siempre se lo tiene presente. Lo mismo que a su grupo. Fuck You!: El último show lo confirma, y sirve como antídoto ante esa gigantesca ausencia.