La doble derrota en Nación y provincia de Buenos Aires generó un terremoto político en el partido que dirigió el país por 12 años y la provincia por 28 años. Las distintas facciones, la disputa por dejar atrás el kirchnerismo o reivindicarlo, el rol de Massa, Scioli y Randazzo.
El peronismo es un cuerpo vivo sin cabeza. El partido que supo marcar el pulso de la política nacional se encuentra en pleno debate interno y busca liderazgos que logren la difícil tarea de ordenar el complejo mapa que dejó la doble derrota nacional y bonaerense. Las palabras más repetidas por estos días entre los justicialistas son renovación y unidad. Sin embargo, los grupos internos se multiplican y ya hay dirigentes que pujan por la posibilidad de una gran interna abierta el año que viene. Mientras tanto, el Gobierno nacional disfruta al ver al desmembrado partido opositor y el massismo planifica su propia estrategia al margen del PJ.
Una recorrida por las distintas tribus que componen el mundo peronista se dividiría hoy entre kirchneristas puros, gobernadores, el grupo Esmeralda de los intendentes que buscan despegar al partido del pasado K, el grupo Fénix en una posición intermedia entre reivindicar el pasado pero con la mira puesta en el futuro, el sindicalismo y el massismo, alejado del partido pero con deseo de cooptar a actores clave. Un paisaje variopinto que parece difícil de unificar.
“Existen dos extremos, compañeros que piensan que en los pasados 12 años se hizo todo bien, que casi no perdimos y dicen exactamente lo mismo, y otros que se olvidan de lo bueno que se hizo en la última década”, caracteriza el senador y ex jefe de Gabinete, Juan Manuel Abal Medina, en diálogo con #BORDER. En su opinión, la mayoría partidaria plantea una renovación que discuta el futuro sin olvidar la autocrítica por la derrota.
La mala performance electoral generó la caída de los principales liderazgos y un debate horizontal donde más actores se sienten con derecho a tomar las decisiones en un partido con una cultura verticalista. Esa realidad, generó el nacimiento de distintos grupos con los que intendentes, diputados y gobernadores intentan ganar posiciones de fuerza relativa para imponer su visión acerca de los próximos pasos a dar.
El grupo Esmeralda fue el primero que surgió pero aún no logró un gran crecimiento de miembros. Sus miembros más importantes son los intendentes Martín Insaurralde, de Lomas de Zamora; Gabriel Katopodis, de San Martín; Juan Zabaleta, de Hurlingham; Mariano Cascallares, de Almirante Brown y Fernando Gray, de Esteban Echeverría. Se consideran peronistas moderados y dialogan con el massismo y el gobierno de María Eugenia Vidal.
El grupo Fénix, en cambio, aparece como más cercano al kirchnerismo, aunque existen matices, cuentan con la intendenta del poderoso partido de La Matanza, Verónica Magario, el camporista Walter Festa, de Moreno, Gustavo Menéndez de Merlo, Ariel Shujarchuck de Escobar; Juan Ustarroz de Mercedes y Francisco Durañona de San Antonio de Areco.
Gobernadores. Cada uno permanece con su juego y mantienen buen diálogo con el Gobierno nacional a causa de sus necesidades económicas. El Presupuesto 2017 es la última causa que los unió en una causa común para reclamar mayores transferencias. Gildo Insfrán (Formosa), Domingo Peppo (Chaco), Juan Manzur (Tucumán), Lucía Corpacci (Catamarca), Carlos Verna (La Pampa), Sergio Uñac (San Juan) y Sergio Casas (Entre Ríos), y los vicegobernadores de Tierra del Fuego, Juan Carlos Arcando y el de Santiago del Estero, José Emilio Neder se reunieron para mostrar fuerza. El recién casado Juan Manuel Urtubey ya comentó sus ansias presidenciales y quiere mostrar un peronismo moderno que puede dialogar con las autoridades nacionales a pesar del signo político.
Kirchneristas puros. Se referencian en la ex presidenta, Cristina Fernández de Kirchner, y se esperanzan con la chance de que finalmente decida presentarse como candidata en las legislativas del año próximo: “La veo espléndida, es una estadista, una militante y no hay otro hombre o mujer con su capacidad de liderazgo y convocatoria”, dijo el titular de la bancada del Frente para la Victoria-PJ, Hector Recalde ante una consulta de #BORDER. En la Cámara baja se aglutinan la mayoría de los partidarios de la ex mandataria, junto a varios intendentes, muchos de los cuales integran el grupo Fénix.
Sindicalismo. A pesar de la declarada unión, los caciques de la CGT reunificada se muestran con distintos sectores del PJ que incluyen a quienes piden la renovación, massistas y kirchneristas. El jefe de la Unión Obrera de la Construcción (UOCRA), Gerardo Martínez, lanzó elogios al líder del Frente Renovador, Sergio Massa y otros como Omar Viviani (taxistas), Ricardo Pignanelli (mecánicos) y Sergio Sassia (Ferroviarios) se muestran cerca del grupo Esmeralda.
El enigma Massa. Nadie en el PJ le quita la chapa de peronista pero admiten que es muy difícil la unidad. En el Frente Renovador repiten que no gastarán energía en reconquistar el partido y que la alianza que buscan es con Margarita Stolbizer. En tanto, juegan al misterio acerca de si el candidato el año que viene será Massa o su esposa Malena Galmarini. El objetivo es la presidencial del 2019 y afirman que el límite es “el kirchnerismo o aquellos que tengan causas por corrupción”. Uno de los hombres que se mantienen cerca del ex gobernador Daniel Scioli admiten que si el massismo logra imponerse el año que viene como el peronista más votado, traccionará automáticamente al resto de los líderes del PJ de cara al 2019.
Scioli mantiene su ambición de ser candidato a senador aunque su postulación no termina de instalarse entre sus compañeros de militancia que lo ven aún emparentado a la derrota del año pasado. Los sciolistas explican que en la categoría presidencial ganaron la provincia de Buenos Aires. Cerca, sigue sigiloso el ex ministro Florencio Randazzo a la espera de su oportunidad, codiciado por todos y en una espera anunciada y promocionada de dos meses de reflexión. Demasiados jugadores en un partido que instaló como lema que antes que los hombres está el movimiento.
