Recientemente, se hizo viral en las redes sociales un video de una antigua entrevista al rapero Sean «Diddy» Combs, quien hoy se encuentra detenido, donde hace una declaración que fue sacada de contexto por los usuarios de internet.

El cantante se encuentra actualmente en el centro de un escándalo, enfrentando múltiples acusaciones de tráfico sexual, abusos y amenazas. Muchas de estos delitos se habrían cometido durante las múltiples fiestas salvajes que organizó entre los 90′ y los 2000.

Los allanamientos en sus propiedades han revelado una impactante colección de evidencia, incluyendo videos de abusos, drogas, armas de fuego y municiones. Diddy enfrenta penas que van desde 15 años hasta cadena perpetua.

En este contexto, un vídeo de 2017 de su participación en Martha & Snoop’s Potluck Dinner Party ha resurgido, generando revuelo entre muchos usuarios de las redes sociales.

Fue en el programa de VH1, donde Diddy compartió mesa con reconocidos artistas como Usher, Snoop Dogg, Martha Stewart y La La Anthony. En un momento del juego, se le pidió completar una frase, y su respuesta fue contundente: «Cuando me muera mis últimas palabras serán… lo hice», lo que provocó aplausos en el estudio.

Sin embargo, esta declaración resonó de manera escalofriante a la luz de las recientes acusaciones en su contra por comportamientos violentos y abusivos.

Por este motivo, uno de los voceros de Diddy ha reaccionado ante la viralización del video, comentando a Page Six: «Está sacado de contexto. Es decepcionante ver a los medios transformar momentos en algo que no eran. Sacar videos y fotografías fuera de contexto para vincularlos a narrativas falsas es completamente ridículo».

Por otra parte, Diddy se encuentra tras las rejas y enfrenta un creciente número de denuncias. Desde su arresto, ha sido objeto de al menos 25 acusaciones, y el abogado Tony Buzbee, que representa a muchas de las víctimas, ha indicado que tiene al menos 100 demandas listas para presentar.

Las acusaciones son alarmantes: se sostiene que Diddy obligaba a mujeres y hombres a participar en actos sexuales mientras estaban bajo los efectos de drogas, que eran grabados para chantajear a las víctimas posteriormente.

Las torturas, según los investigadores, se extendían durante días, con las víctimas recibiendo tratamiento intravenoso para su recuperación.