No se puede vivir del amor: una invitación a enamorarse de las palabras

La historia de cómo quisimos y queremos a través de los textos más bellos, elegidos, leídos, contados e interpretados por Flavia Pittella.
Por: Caro Cazes

El amor llega a la calle Corrientes, pisa las tablas de la Sala Pablo Neruda del Paseo La Plaza y se queda con los espectadores para siempre.

Flavia Pittella sube al escenario y no está sola. Junto a ella están el piano de Miguel Marengo y las palabras de autores como Ovidio, Borges, Wilde, Kureishi, Baricco, Cortázar y Shakespeare, que nos invitan a enamorarnos del amor.

Con idea y producción general de Andrea Rodríguez y Diego Scott, colaboración especial de Bárbara Lanata y guion de Flavia Pittella, No se puede vivir del amor se convierte en una propuesta ineludible durante los Jueves 7, 14 y 22 de noviembre. Entradas disponibles en Plateanet.

La música no solo acompaña: acota y genera contrapuntos que, como si hiciera falta, multiplican los significados.

Lectora incansable y perspicaz, Pittella es crítica literaria de Lanata Sin Filtro en radio Mitre y del suplemento de cultura de Infobae, es también profesora, dirige el espacio cultural el Tercer Lugar y es una eximia cocinera.

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Con todo ese bagaje recomienda, expone y condimenta un espectáculo diferente para reír, pensar y amar.

Entre acordes y textos, Pittella se mueve por un escenario despojado donde hay un piano, dos sillas, una mesa, muchos libros y cientos de sensaciones tan intensas que se vuelven corpóreas.

Todo el espectáculo habla del amor y, sin embargo, allí arriba se despliega un abanico de emociones: risas, nostalgia, recuerdos, sabores y sinsabores, tristezas y erotismo. Todo cobra vida en palabras y canciones inolvidables para irse con una sonrisa, unas ganas enormes de seguir leyendo y, sobre todo, amando.

No se puede vivir del amor es un verdadero remanso dentro de una realidad alborotada, es una manera de celebrar el sentimiento más humano y bello, ese que nos hace suspirar y sufrir a veces pero que siempre, a la larga, es el único capaz de hacernos verdaderamente felices.

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