El nuevo embajador argentino de los Estados Unidos tiene una historia con el secuestro en la Argentina: su tío, Eduardo Tomás Oxenford, fue capturado y asesinado por la conocida «Banda de los comisarios».
Alejandro Oxenford era apenas un niño que iba al primario cuando su tío de 26 años, fue secuestrado por una banda para-policial. La lideraba por el ex comisario Roberto Ignacio Buletti y estaba compuesta por otros uniformados como Ignacio Báez, Héctor Rubén Galeano, José Benigno Lorea, Carlos Alberto Lorenzatti y Félix Roque Miera. La llamaban “la banda de los comisarios”.
El caso de Eduardo Oxenford fue un secuestro extorsivo seguido de muerte. A él lo mataron el 8 de noviembre de 1978. El cuerpo de la víctima apareció tras nueve años, el 13 de noviembre de 1987. Estaba enterrado en el jardín de la casa que el grupo había alquilado en la localidad de Lomas de Zamora para convenir el encierro y negociar la entrega a cambio de dinero.
En la situación de Oxenford, este fue capturado debido a que era hijo de Eduardo Valentín Oxenford, ingeniero de vocación, próspero empresario y presidente de la Fábrica Argentina de Alpargatas. Según la declaración indagatoria del ex comisario Buletti, el padre respondió al llamado de los captores: “Sí, señor. Ya sé que lo han secuestrado. Pero les diré dos cosas: que los 750 mil dólares no los reuniré jamás, y que ya hice la denuncia policial”. Algunas versiones afirman que el crimen fue posterior al pago del rescate, un procedimiento que la banda de los comisarios repitieron con los secuestros de los empresarios Osvaldo Sivak y Benjamin Neuman.
Esta información se recaudo luego de que el escritor y periodista Ricardo Ragendorfer escribiera en 2021 para Télam un artículo sobre la historia del policía Ignacio Buletti que fue también narco, secuestrador, asesino, condenado a cadena perpetua, abogado recibido en prisión y liberado.
Este no fue el único caso dentro de la familia de «Alec» Oxenford ya que su abuelo también sufrió algo parecido pero solo lo secuestraron: fueron los Montoneros y lo liberaron con vida. “A mi tío lo mataron, y a mi abuelo no, pero quedó mal. Terminó hundiéndose, nunca se pudo recuperar, lo trataron muy mal. Era el año 77, dictadura militar. Al tío lo secuestró la policía, al abuelo un grupo terrorista contrario al régimen. Los dos bandos. Fue por plata en ambos casos. Fue un momento muy malo. Luego nos fuimos a vivir a Brasil, por seguridad”