El valor del Real y su devaluación puede llegar a tener un efecto directo en la economía de la Argentina.
El poder adquisitivo de la moneda brasileña acumula una pérdida del 2,7% durante noviembre. La caída fue del 17% desde comienzo de año. El real cotiza en el nivel más bajo de los últimos tiempos. El real subió 1,5% a 6,01 frente al dólar, un valor récord. La Bolsa de San Pablo cayó 2,40% y volvió a los niveles del 27 de junio.
El dólar operó muy acotado, y las pantallas que mostraban las variaciones de las distintas monedas y divisas exhibieron poco movimiento: Se operó 30% del volumen de un día normal. Por eso el dólar MEP y el contado con liquidación (CCL) quedaron prácticamente sin cambios y el dólar libre o Blue perdió $5 y cerró a $1.120. Ayer Estados Unidos importó a los argentinos menos que Brasil.
Mientras que Brasil viene devaluando el real, el peso argentino, fijado por el gobierno, acumula una apreciación significativa, que hace que buena parte de los economistas empiecen a preocuparse por la exposición argentina a un shock externo. Es decir, el peso está en el camino opuesto al real.
Como Brasil es el principal socio comercial de la Argentina, cualquier movimiento en el país vecino tiene impacto local. La consecuencia directa es que se abaratan las importaciones y pierden competitividad las exportaciones argentinas. El país, así, compra más y vende menos, lo cual complica la acumulación de reservas por parte del Banco Central.
El ajuste que anunció el Gobierno de Lula da Silva no convenció a los inversores porque no soluciona el déficit fiscal y obligará al Banco Central a subir la tasa de interés – es decir, en el precio del dinero – que impactará en la deuda del Tesoro, nominada en reales.
Sin embargo el golpe a la macroeconomía de Milei de tipo de cambio semi fijo, de una devaluación fuerte del real, actúa como un efecto domino que podría forzar a Milei y Caputo a pasar a un régimen de libre flotación.
Mientras tanto, tras la caída del real se abarata la opción de vacaciones en Brasil, por eso algunas billeteras electrónicas locales comenzaron a incorporar al real en su menú de pago. El ejemplo más palpable es el «efecto caipirinha». Las playas de las ciudades de Florianopolis y Río de Janeiro repletas de argentinos.
