Clint Eastwood: aún sopla a los 94 años

En Jurado Nº 2, su nueva película, el actor y director estadounidense parece demostrar que la edad no es una dificultad cuando lo que sobra es el talento.
Por: Pablo Strozza

 

El dicho parece ser eterno, pero quien lo popularizó allá por los años 80 fue el boxeador panameño Roberto “Mano de Piedra” Durán. Cuando un periodista le preguntó si su edad resultaba un inconveniente a la hora de enfrentarse con púgiles mucho más jóvenes que él, Durán le respondió que no, y remató la faena con la frase “Viejo es el viento, y aún sigue soplando”.

La genial frase también puede ser aplicada hoy para gente como el cantautor Willie Nelson (quien cumplirá 92 años el próximo 23 de abril mientras acaba de finalizar una gira por los Estados Unidos) y el caso que nos ocupa: el actor y director Clint Eastwood, quien a los 94 años de edad (cumplirá 95 el 31 de mayo) acaba de estrenar Jurado Nº 2, una película excepcional que puede verse a través de la plataforma de streaming Max, ya que Warner Bros., su distribuidora local, tuvo la pésima idea de no estrenarla en pantallas grandes.

El vigesimoquinto film dirigido por Eastwood se anota en el subgénero cinematográfico de “películas de juicios”. En este caso todo parece estar claro desde un principio: Kevin (Nicholas Hoult, actual protagonista de Nosferatu) es elegido para ser uno de los doce miembros de un jurado que deberá dar su veredicto sobre un hombre acusado de asesinato. Intenta excusarse debido a que su esposa (Zoey Deutch) atraviesa un avanzado embarazo de riesgo, pero su petición es denegada, y el jurado escucha la acusación por parte de la fiscal Faith (Toni Colette): un hombre (Gabriel Basso) es acusado, tras una discusión con su novia (Francesca Eastwood) en un bar en una noche tormentosa, de haberla asesinado y haber arrojado su cadáver a un arroyo atravesado por enormes rocas. Al escuchar la descripción, el jurado se da cuenta que estuvo en ese mismo bar esa noche, y que quizás el ciervo que atropello en la ruta, en el puente que cruza un arroyo, no era un ciervo sino la víctima…

A partir de ahí, la película hace que el espectador tome una posición moral, para lo que debe responderse una serie de preguntas que irán surgiendo a medida que la película avanza: ¿le creemos a Kevin o no? ¿Qué es verdad, y qué es mentira? ¿Cómo funciona la justicia en un país que se jacta de ella como los Estados Unidos? ¿Cómo talla la política al saber que la fiscal apunta a un cargo superior y su victoria en este caso le simplificaría el camino? ¿Por qué al acusado no le cabe el beneficio de la duda? ¿Es eficaz un sistema de jurados en donde todos sienten que ser elegidos es una pérdida de tiempo y que entonces se dictamine la sentencia lo más rápido posible para que todos sigan con sus actividades cotidianas?

Siempre se ha hablado de Eastwood como uno de los últimos narradores “clásicos” del cine de Hollywood, al estilo de grandes de antaño como John Ford o Howard Hawks, y el estilo de Jurado Nº 2 vuelve a confirmar esa sentencia. En este caso, el modelo obvio es Doce hombres en pugna (1957) de Sidney Lumet, con Hoult en un rol similar al que en su momento interpretó Henry Fonda. Guiños para entendidos, actuaciones sobrias y efectivas (lo de Colette es notable al erigirse desde un papel que parece secundario como la verdadera protagonista de la película), una vuelta de tuerca a un subgénero ciento por ciento exitoso en la Meca del Cine, y una visión del cine detrás de las cámaras que, salvo los esfuerzos notables de Ben Affleck, no parece tener continuadores. ¿Habrá una nueva película de Clint Eastwood, o Jurado Nº 2 es su despedida por cuestiones cronológicas? Nadie lo sabe. Mientras tanto Clint, como el viento, aún sigue soplando.

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