El fallecimiento de Jorge Lanata dejó una profunda huella en el mundo del periodismo y en quienes compartieron su vida personal. Sara Stewart Brown, su exesposa y madre de su hija menor, Lola, compartió en la red social X un emotivo hilo donde rememora momentos significativos de su relación con el histórico periodista.
«Hace días quiero escribir algo y no me sale nada. O más bien me sale todo. Cada cosa que escribo me parece poco o que no le hace justicia, especialmente porque él tan bueno con las palabras y yo tan disléxica», comenzó el hilo.
Y añadió: «Lanata tuvo mil vidas y tuve el privilegio de ser testigo de algunas de ellas. Así que voy a arrancar un hilo para ir dejando al azar, mis recortes personalísimos y desordenados, sepan disculpar la desprolijidad, son días de revolver, leerlo, mirarlo y sentirlo mucho más».
En sus mensajes, describe la dinámica de su vínculo y destaca la evolución que tuvieron desde que se conocieron: «Fuimos mil cosas, amigos, amantes, pareja… La vida cerca de Lanata siempre fue un trampolín ida y vuelta entre el disparate y la adrenalina», expresó. Y continuó en la misma línea: «Mil veces mi maestro, a veces su enfermera, fuimos esposos, después ex, pero amigos siempre amigos y confidentes. Y nos puteamos, como corresponde, un millón de veces, siempre de Ud. Nos separamos dos veces, la primera duró poco, yo había logrado cultivar con éxito cierto perfil bajísimo pero la separación fue muy pública en plena época de la ruta del dinero».
«Esa vez un día después de separarnos hizo esto», dijo con referencia a un fragmento del programa Periodismo Para Todos donde Lanata le dedica un poema en medio de su separación.
Entre los recuerdos compartidos también mencionó una anécdota del Año Nuevo de 2008 en París, donde el recordado periodista encendió una estrellita para su hija, lo que -además de simbolizar un momento de ternura en medio de su agitada vida profesional- toma mayor relevancia por una frase que Lanata dijo durante una entrevista que Luis Majul le realizó para escribir su biografía: «Espero convertirme en una estrella. Para mi los muertos son estrellas. Creo que somos como luz y volvemos a la luz», mencionó sobre su mirada de la muerte.
Otro pasaje significativo en el posteo de Sara, alias «Kiwi», es la carta que Lanata le escribió cuando ella encontró a su madre biológica, Mercedes. En ella, Lanata la apoyaba en su búsqueda de identidad, un gesto que cobra mayor relevancia al descubrirse posteriormente que él también era adoptado. «Esto me lo escribió cuando finalmente encontré a Mercedes, mi mamá biológica (el me había ayudado en esa misión) no puedo creer que no se lo mostré cuando una vida después supimos que el también era adoptado. Daniela era el nombre que yo tenía en mi partida de nacimiento original», detalló.
Más adelante hizo una reflexión sobre la separación y la continuación del vínculo: «Lo bueno cuando te separás y seguís queriendo bien es que perdés la cotidianidad que saca a flor de piel las cosas que te irritan del otro, y si además hiciste un amigo, un compañero y te entendés, podés cultivar una relación inquebrantable».
Además, compartió apuntes y tareas de periodismo que Lanata les impartía a ella y a colegas como Romina Manguel y María Julia Oliván, con lo que se evidencia su rol como mentor y su pasión por la formación de nuevos periodistas. «Allá por el 99 o el 2000 se le dio que los domingos a la tarde iba a darnos clases de periodismo a Manguel, Olivan y a mí (trabajábamos en Veintiuno, ellas en la redacción y yo como traductora) porque ‘todo muy lindo pero no saben escribir’. Los encuentros no duraron más de un par de meses pero rindieron al menos para ellas que terminaron escribiendo libros. Ayer encontré algunas tareas que nos daba y un par de apuntes. Los dejo por acá, quizás a alguien más le sirva«, cerró.