El temporal que azotó Bahía Blanca dejó a la población en una situación crítica, con la salud pública en riesgo debido a la falta de agua potable y la dificultad para mantener las prácticas de higiene básicas. La situación es especialmente grave en Cerri, donde los vecinos no pueden beber agua de la canilla debido a la contaminación, lo que obliga a las familias a utilizar agua embotellada solo para necesidades esenciales como lavarse los dientes y disfrutar de un mate.
Hugo Pizzi, director del Centro de Enfermedades Tropicales de la Universidad Nacional de Córdoba, enfatiza la fragilidad del ecosistema de la zona, advirtiendo que “cualquier evento meteorológico inusual rompe el equilibrio”. Esta inundación causó la destrucción de viviendas y un peligroso aumento en el riesgo de enfermedades, especialmente aquellas hídricas. Pizzi destaca la necesidad imperiosa de que la comunidad esté vacunada y tenga acceso a agua limpia y productos de limpieza para evitar el brote de enfermedades infecciosas, incluyendo aftas por contacto con contaminantes y virus transmitidos por mosquitos.
El panorama se complica con la saturación de los hospitales de la región. En el Hospital Penna de Bahía Blanca, aunque se reciben pacientes con cuidados mínimos, la guardia no está operativa y se trasladaron pacientes críticos a centros privados. Fuentes oficiales del Ministerio de Salud informan que se estableció una guardia móvil para atender las necesidades urgentes ocasionadas por la inundación.
La contingencia sanitaria también se siente en el Hospital Privado del Sur, que se quedó sin energía eléctrica, obligando a derivar a los internados a un hospital móvil. En cuanto a la asistencia, el Ministerio de Salud de la Nación está enviando más kits con medicamentos priorizados para afrontar esta difícil situación.
Pizzi también insiste en que es esencial enviar brigadas de vacunación y asegurar la provisión de agua potable en las áreas afectadas. Mientras tanto, los equipos de infraestructura y salud continúan evaluando los daños en el sistema sanitario, trabajando desde dentro del caos que causó la inundación.
Además, se espera la llegada de 200 bomberos voluntarios de diversas regiones de la provincia para continuar con las labores de desagüe y limpieza, quienes usarán motobombas y transportes adecuados para asistir a la comunidad. Osvaldo Lori, presidente de la Federación de Bomberos Voluntarios de la Provincia de Buenos Aires, comenta sobre la crucial importancia de desinfectar las áreas afectadas, pues el barro no solo representa un problema estructural, sino también un riesgo para la salud por su descomposición.
Finalmente, el impacto emocional de esta tragedia no debe subestimarse. Con las pérdidas de pertenencias importantes, Pizzi y Lori advierten sobre la necesidad de brindar apoyo emocional a una comunidad que enfrenta un futuro incierto cada vez que se anuncian nuevas lluvias.