El presidente de Estados Unidos, Donald Trump, anunció durante su visita al Centro Kennedy en Washington que se harán públicos 80.000 documentos relacionados con el asesinato de John F. Kennedy. Esta medida responde a una promesa electoral del republicano, quien aseguró que la información revelada “es interesante”, aunque admitió no haberla leído aún y que se lo han comentado.
Trump afirmó que no se pretende censurar nada en estos archivos, una postura que ratificó al declarar: “no creo que vayamos a censurar nada. Dije: ‘Simplemente no censuren, no pueden censurarlo’”. El mandatario expresó su entusiasmo por la cantidad de información que estará a disposición del público, instruyendo a su equipo para que la divulgación sea completa.
Al ser interrogado sobre si ha revisado el contenido de los nuevos documentos, Trump contestó que ha “oído hablar de ellos” y reafirmó su compromiso de desclasificarlos, insistiendo en que “soy un hombre de palabra”. Este anuncio sigue a una orden ejecutiva firmada por Trump en enero para desbloquear archivos no solo sobre Kennedy, sino también sobre otros líderes destacados como el senador Robert F. Kennedy y Martin Luther King.
El compromiso por la divulgación y la transparencia parece ser un intento del presidente por equilibrar su administración, que ha tomado medidas de desmantelamiento en ciertas agencias federales, mientras se enfoca en temas que generan gran interés en la sociedad estadounidense.
22 de noviembre de 1963
Cuando el Air Force One que llevaba a JFK y a la primera dama Jacqueline Kennedy aterrizó en Dallas, fueron recibidos por un cielo despejado y multitudes entusiastas. Con una campaña por su reelección en el horizonte al año siguiente, acudieron a Texas para un viaje político de reconciliación.
Pero mientras la caravana estaba concluyendo su recorrido por el centro de la ciudad, se escucharon disparos desde el edificio del Depósito de Libros Escolares de Texas. La policía arrestó a Lee Harvey Oswald, de 24 años, quien se había ocultado en el sexto piso para disparar desde allí. Dos días después, Jack Ruby, dueño de un club nocturno, baleó de muerte a Oswald mientras era transferido de una cárcel a otra.
Un año después del asesinato, la Comisión Warren, que el presidente Lyndon B. Johnson estableció para investigar, concluyó que Oswald actuó solo y que no había evidencia de una conspiración. Pero eso no aplacó una red de teorías alternativas que han surgido a lo largo de décadas.