Son datos oficiales del Servicio Penitenciario Bonaerense a los que accedió #BORDER. Aunque son una minoría, el 59 por ciento toma clases y la brecha del trabajo es significativa: el 45% contra apenas el 6% de los hombres. Además, juegan al hockey y en un penal hay un equipo de rugby femenino. Enterate qué fabrican en las cárceles bonaerenses.
Son muchas menos, pero las mujeres presas en la provincia de Buenos Aires se comprometen con actividades de rehabilitación hasta siete veces más de lo que lo hacen los hombres, según la actividad. Los datos surgen de las últimas estadísticas del Servicio Penitenciario Bonaerense (SPB) a las que tuvo acceso #BORDER.
En ese informe, que contiene datos actualizados hasta fines de mayo último, se comprueba que el 22% de las mujeres alojadas en los penales de la provincia trabaja en la cárcel, contra el 4% de los hombres que lo hacen.
Las mujeres también superan a los hombres en educación. Mientras el 59% de las mujeres está estudiando en su lugar de reclusión, la mayoría completando su primario o su secundario, solamente el 37% de los presos varones decidieron estudiar.
Pero la brecha crece todavía más cuando miramos las actividades culturales. El 45% de las mujeres encarceladas en la provincia participó de algún taller cultural en mayo. En el mismo mes sólo el 6% de la población masculina lo hizo.
#BORDER quiso saber el significado de estos números, y para eso consultó a coordinador de Gestión del Ministerio de Justicia de la provincia, Mauro Solano. “Son una población minoritaria, pero su participación es superior en todas las actividades, en comparación a la de los hombres”, confirmó.
Los motivos habría que buscarlos en la psicología femenina o sus ganas de superarse. Algunos funcionarios de la cartera que dirige el ministro Gustavo Ferrari a los que consultó #BORDER lo asocian a su responsabilidad por tener los hijos a su cargo, lo que las hace pensar en el día después de su salida y las impulsa a rehabilitarse para no volver a la cárcel. Además de los personales, los resultados de la participación redunda en menores índices de violencia intracarcelaria.
Más pragmático, Solano lo vinculó a la mejora en la oferta de actividades y propuestas para el universo femenino en prisión, y también a la facilidad de subir la participación y, por ende, las estadísticas, en un universo relativamente chico, como es el de las menos de 1.300 internas que viven en las cárceles bonaerenses, contra los más de 36.000 presos varones. Es decir, las mujeres representan menos del 4 por ciento del total de la población carcelaria.
En materia de educación, Solano explicó que una de las modificaciones de este año es que todos los internos -de ambos sexos- que quieran practicar algún deporte, deben comprometerse a estudiar y no abandonar las clases para poder hacerlo. “Hicimos un esquema de incentivos que nos permitió bajar mucho la deserción escolar”, contó.
Dentro de las mujeres que estudian, el 45% está cursando el primario, y el 44% el secundario, mientras el resto cursa estudios terciario u otros.
La mayoría de las actividades se complementan con cursos de formación profesional antes de participar en los talleres laborales. Según el penal, se puede elegir entre cocina, pastelería, manicura, pintura en tela, teatro y guitarra, entre muchos otros. Y todos los cursos son reconocidos por el Ministerio de Educación de la Provincia de Buenos Aires.
En un recorrido por las estadísticas de cada lugar, este medio encontró que en los dos penales de Los Hornos -la Unidad N°8 y la N° 33- hay talleres de panadería, armado de broches, costura y dulcería. En la Unidad N° 5 de Mercedes, costura y marroquinería, y en la N° 51 de Magdalena, trabajan en panadería, arman broches y tejen prendas a crochet que después venden.
Las mujeres de la Unidad N° 54 de Florencio Varela también arman broches, pero se destacan en tapicería. En la cárcel N° 50 de Mar del Plata hay talleres de costura y confección y marroquinería. Y en la Unidad N° 52 de Azul toman clases de teatro, cursos de mosaiquismo y de manualidades. Finalmente en la N° 47 de San Martín están por abrir un taller textil
Pero la cárcel de San Martín se destaca por otra cosa: cuna del equipo de rugby carcelario Los Espartanos, reconocido gracias a sus logros deportivos y de inserción social, hace poco surgieron ahí Las Espartanas, con 15 internas que participan regularmente en el equipo de rugby femenino.
También en Magdalena juegan al rugby. Pero la ventaja en las cárceles de mujeres queda para el hockey, deporte que se practica en 4 centros penitenciarios. Y en la cárcel de Los Hornos tienen su propio equipo conformado: Águilas 8.