El expresidente de la Nación, Alberto Fernández, expresó este lunes su pesar por la muerte del Papa Francisco con una sentida publicación en redes sociales. Compartió una imagen de su visita al Vaticano junto a su hijo Francisco, a quien nombró en honor al sumo pontífice, y lo definió como “el mayor líder moral de la humanidad”.
“Precisamente en Pascuas nos ha dejado el mejor discípulo de Jesús en esta maldita modernidad del narcisismo. Los argentinos le debemos lo mucho que en silencio hizo por nosotros”, escribió en su cuenta de X el expresidente del PJ nacional y luego agregó: “Se fue Francisco, el mayor líder moral de la humanidad. Lo lloro en silencio. Los olvidados de esta tierra también deben estar haciéndolo”.
La fotografía que acompañó el mensaje muestra a Fernández con su hijo menor en el Vaticano, en una de las pocas ocasiones en las que fue recibido por el líder de la Iglesia Católica. La imagen tiene además una fuerte carga simbólica: el niño fue bautizado con el nombre del Papa argentino, una señal del vínculo personal que el expresidente solía destacar.
Alberto Fernández se alejó del Vaticano luego de aprobar y militar el aborto legal en la Argentina
Sin embargo, durante su presidencia, la relación entre el dirigente peronista y Francisco atravesó un quiebre que fue evidente incluso en el plano diplomático. El acercamiento inicial dio paso rápidamente a un distanciamiento, sobre todo tras las decisiones políticas que adoptó el Gobierno argentino en temas sensibles para la Iglesia.
Uno de los principales puntos de conflicto fue la legalización del aborto, impulsada por Fernández en plena pandemia, un gesto que desde el Vaticano se vivió como una provocación directa. A partir de ese momento, el diálogo se fue enfriando y los pedidos de audiencia del presidente comenzaron a ser ignorados por la Santa Sede.
En los últimos dos años de su mandato, ya sin margen político y con escasa influencia, Fernández intentó retomar el contacto con el pontífice, pero no fue recibido. Desde Roma, según trascendió, se le pedía que no insistiera. Solo una vez fuera del poder logró reencontrarse con Francisco, en una visita privada a la residencia de Santa Marta.