Métodos innovadores y campañas exitosas para combatir el dengue

Los especialistas coinciden en que la concientización es clave, pero la tecnología comienza ayudar. El desarrollo premiado de jóvenes científicos argentinos para geolocalizar brotes. La vacuna que debate el mundo y autorizó la ANMAT. El éxito australiano de infectar a los mosquitos con una bacteria, que consiguió resultados en Brasil y Singapur. Por qué Uruguay es libre de mosquitos infecciosos.
Por: Natalia Gelós @nataliagelos

Durante 2017, según el boletín del Ministerio de Salud de la Nación, se registraron 637 casos positivos de dengue entre confirmados y probables. De ellos, 87% fueron casos autóctonos (contraídos aquí, por una picadura en Argentina). Las provincias donde más se detectaron fueron Formosa, Santa Fe, Buenos Aires, Chaco y Corrientes. Hubo conglomerados de casos en Caseros, Morón y La Matanza. Para combatir al mosquito Aedes aegypti, y por ende para combatir las enfermedades que transmite: dengue, zika y chikungunya, se hacen necesarias campañas efectivas. En Argentina y en el mundo las respuestas han sido variadas.

Concientización

Nicolás Schweigmann es investigador del Grupo de Estudio de Mosquitos y dice que “el Estado tiene una responsabilidad indelegable”. Advierte que hay que actuar antes y no tanto luego con compra de insecticidas que sólo llenan los bolsillos de los laboratorios. “A nivel de gobierno no están haciendo la difusión que corresponde, advierte. Distintos informes, entre ellos el Investigaciones sobre mosquitos en Argentina, observan que en los lugares donde los ciudadanos mostraban un mayor conocimiento de los mosquitos, sus comportamientos, su rol como vector y los modos en los que se propaga el dengue, el nivel de contagio fue mucho menor.

Nicolás Schweigmann, de GEM.
Nicolás Schweigmann, de GEM.

Desde el GEM aseguran que  es fundamental que se reconozcan las larvas. Al Aedes aegypti adulto se lo identifica por las rayas blancas de sus patas, pero antes de serlo, tiene otros estadios (los huevos, las larvas, las pupas). Las larvas son las que crecen en las casas, en jarros, latas, ruedas, cualquier lugar que pueda alojar agua estancada en el patio o el balcón. “Lo único que hay que hacer es algo tan sencillo como vaciar los recipientes. Si no lo hiciste, te vas a dar cuenta de que hay mosquitos con rayitas blancas. Si los ves, quiere decir que en tu casa hay criaderos”, dice Schweigmann.

“Los brotes de dengue se dan a escala de manzana. En la epidemia de 2016 salió dengue en Vicente López. Todo fue a partir de una viejita que tenía un motón de tacheríos porque tenía bebededos para gatos. Es educación ambiental es lo que hay que enseñar a los chicos y a los adultos”, indica el investigador, que señala que hay lugares públicos que también se vuelven criaderos potenciales, como los cementerios.

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Combatir a las larvas, tan importante como a los mosquitos.
Combatir a las larvas, tan importante como a los mosquitos.

“El Gobierno de la Ciudad tiene responsabilidad ahí –señala-. Si das el ejemplo, la población te sigue. Si hacés mucha propaganda, a la gente le cae la ficha”. Otros lugares a tener en cuenta: Los depósitos de chatarras, las rejillas de las cocinas, de los balcones, que acumulan agua (ahí hay que tirar agua hirviendo: los bichos no resisten al calor). “Para que alguien sea confirmado como que tuvo dengue tienen que sacar análisis. No a todo el mundo le sacan sangre y no todo el mundo va al hospital. Al sistema se le escapan los números, dice y señala entre los proyectos bien logrados el de Manzanas Saludables, que buscaban la prevención a través de un compromiso comunitario por descacharrar.  

Innovación en potencia

Capturar al mosquito e identificarlo para luego geolocalizarlo es una tarea que, de manera manual, lleva mucho tiempo. En octubre pasado, se realizó un evento en el que premiaron a los mejores proyectos en innovación tecnológica para abordar prevención de enfermedades trasmitidas por el Aedes Aegypti. El encuentro se llamó Innovation Kick-Off y fue organizado por EMPREAR. Los desarrolladores tenían entre 18 y 25 años. Un grupo integrado por cuatro jóvenes ideó el SmartCatch,  un dispositivo que captura al mosquito de manera inteligente y lo identifica para saber si es el Aedes Aegypti.

El equipo de jóvenes científicos premiado en EMPREAR por el SmartCatch.
El equipo de jóvenes científicos premiado en EMPREAR por el SmartCatch.

Para atraerlo utilizan estímulos visuales, olfativos y sensitivos. El mosquito, así, se mete en el dispositivo y en el interior es fotografiado (hay un sensor que dispara cada vez que hay movimiento). Esa imagen es subida a una nube donde funciona un patrón de reconocimiento que confirma si se trata de esa especie. Si, además, el mosquito está infectado, se envía otra imagen a otra nube que linkea con autoridades sanitarias para que se pongan en acción. Atrapa, identifica, informa. Fue la respuesta que el grupo encontró para responder a la pregunta: ¿Cómo mejorar la recolección de datos de las ovitrampas colocadas?

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El SmartCatch.
El SmartCatch.

“Estamos en fase de desarrollo todavía porque fue corto el tiempo– explica Giovanni Larosa, uno de los integrantes del equipo-. En estos meses estuvimos trabajando más a fondo. El tema de costos no lo tenemos todavía. Se debería ubicar en las casas, es de uso doméstico. La idea es que el Estado los adquiera o que se puedan comprar desde nuestra página”.

Ese día se idearon otros proyectos que intentaban dar respuestas novedosas a la problemática; por ejemplo, un sistema llamado Zika-express, de tiras reactivas para detección temprana, útil para llevar a lugares donde no se cuenta la tecnología necesaria y fácilmente transportable. Las ideas abundan. Falta -la eterna historia- financiación y tiempo para concretar y sostener los proyectos.

Problema mundial

Aunque el número real de casos de dengue no está notificado con precisión, según la Organización Mundial de la Salud, “se producen 390 millones de infecciones por dengue cada año, de los cuales 96 millones se manifiestan clínicamente”. Además informan que son 128 países los que tienen riesgo. Las respuestas frente a esto son variadas.

Entre finales de 2015 y principios de 2016 se aprobó en varios países el uso de la primera vacuna contra el dengue —Dengvaxia (CYD-TDV), de Sanofi Pasteur— en personas de 9 a 45 años de zonas endémicas. México fue el primero en autorizarla. La OMS se muestra prudente y aconseja seguir con los estudios. En octubre pasado, la Anmat autorizó la venta de la vacuna pero no está incluida en el calendario de vacunación del Ministerio de Salud. Hay estudios a favor y otros en contra.

Brasil, por su parte, ha intentado combatir al mosquito a través de bacterias naturales. Lanzaron millones de mosquitos inoculados y eso, aseguran, reduciría el contagio. Es la apuesta para el futuro: que las próximas generaciones de mosquitos ya se vean alteradas. Por el momento, según la Pan American Health Organization, los resultados fueron positivos.

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Todo nació a partir de un programa australiano que llamó la atención del mundo por su éxito: “Eliminemos al dengue”, que en la ciudad de Cairns de ese país tuvo una eficacia notoria. Esa bacteria, la Wolbachia, es la esperanza de muchos países. Se la utilizó también en Medellín, Colombia, y en Sri Lanka, por ejemplo, donde viven la peor epidemia de la historia: más de cien mil casos de dengue en un año. Un estudio de diciembre de National Environment Agency (NEA) en Singapur mostró que en lugares en los que se liberó la bacteria se encontraron un 50 % menos de mosquitos.

Wolbachia, la bacteria que infecta a mosquitos para combatir el dengue. Un plan exitoso australiano.
Wolbachia, la bacteria que infecta a mosquitos para combatir el dengue. Un plan exitoso australiano.

Más allá del recurso de la bacteria, Brasil este año logró controlar los casos de dengue con una campaña masiva que comenzó un año antes de que se iniciara el verano. Según señalaban los medios de ese país, ese punto fue clave para el éxito. Otro país que ha sido aplaudido es Uruguay: aunque está rodeado de países vecinos con dengue, logró mantenerse libre de esa epidemia y sólo tuvo algunos casos autóctonos en 2016, pero remontó.

¿Las razones? “Un sistema sanitario que cubre a la totalidad de la población y un protocolo que aislaba rápidamente a los enfermos de dengue importado para evitar que fueran picados por el Aedes aegypti”, según señalaba el diario local El país. Hace unos días, en Cuba se informó que durante el 2017 se redujo un 68% el contagio de la enfermedad. También apuntaron a las campañas de concientización.

Las campañas de prevención deben ser constantes y no plantearse como "guerra".
Las campañas de prevención deben ser constantes y no plantearse como «guerra».

En Argentina, en tanto, Schweigmann, que ha asesorado como parte de su grupo al Gobierno de la Ciudad para programas de prevención, dice que hay que pensar en mejorar programas de educación ambiental que permitan evitar que se llegue a una epidemia. “Si hablamos, por ejemplo, de guerra contra el dengue, se induce a que compres un arma, y ese arma se publicita como aerosol o producto que enchufás a la pared, pero así no estás yendo al grano del problema”, explica y sigue: “Esto es educación ambiental a largo plazo. Hay que hablar de programas”.

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