La mayoría de los funcionarios con peso en la política de los clubes están vinculados a Boca. Pero también a River, como Caputo, que le prestó plata. La defensa “futbolística” de Díaz Gilligan, la candidatura de Ibarra, el nuevo puesto de Marín y la asesora de Pavlovsky que representa a 170 deportistas.
Aunque puso un pie en la “cosa pública” a través de la política partidaria Boca Juniors, no deja de llamar atención la cantidad de funcionarios y colaboradores de Mauricio Macri que han tenido o continúan estando vinculados al fútbol mientras desempeñan funciones en el Estado.
Sin dudas el caso del renunciado subsecretario general de la Presidencia, Valentín Díaz Gilligan, volvió a poner sobre el tapete el vínculo entre la política y el fútbol. El ex funcionario, al que le descubrieron una sociedad en un banco de Andorra con 980 mil euros, sigue siendo vocal de River Plate y pese a la embestida de los grupos opositores en la CD millonaria, dice seguir teniendo la confianza del oficialismo de Rodolfo D`Onofrio.
Ante la acusación en su contra, el ex funcionario se excusó de haber representado al empresario futbolístico uruguayo Francisco “Paco” Casal. En privado, cuenta que en estos días sus abogados están reuniendo documentación sobre las comisiones que obtuvo la sociedad por pases de futbolistas a clubes de España, Inglaterra y Portugal para así acreditar el origen del dinero ante la Oficina Anticorrupción y la justicia. Afirma que no “estaba obligado” a presentar esa participación en su DDJJ, algo con lo que no concuerda la OA, y desliza ante sus íntimos que quizás sí haya omitido presentarla en su declaración de Bienes Personales ante la AFIP pero que, en todo caso, registraría una deuda ante el fisco de unos 1.500 dólares.
Lo cierto es que la entidad millonaria tiene otros adherentes poderosos en el macrismo. El ministro de Finanzas, Luis Caputo, reconoce en su DDJJ un crédito a favor del “Club Atlético River Plate” por $819.067,78, un préstamo que, al parecer fue cobrando, ya que al asumir en el Gabinete la cifra trepaba al millón. En su entorno aclaran a este medio que el funcionario, que la semana próxima deberá comparecer ante la Cámara de Diputados por el escándalo de las offshore, “le prestó” ese dinero a la entidad de Núñez. No explicaron el porqué ni la necesidad de esa curiosa calidad de prestamista.
Aunque niega tener alguna influencia en la sede, el vicejefe de gobierno porteño Diego Santilli es hijo de uno de los presidentes (Hugo) que lideró una de las épocas más esplendorosas del club y, cada tanto, es mencionado como posible candidato a presidente.
El influyente jefe de Gabinete bonaerense, Federico Salvai, se define a sí mismo como “un socio activo” del millonario pero descarta alguna participación política en la entidad.
El ministro del Interior, Rogelio Frigerio, es fana de River y ha dicho no pertenecer a la política del club pero sí reconoció tener contacto con el DT Marcelo Gallardo y algunos jugadores. Este verano vivió en carne propia el denominado “hit del verano”, el canto de hinchada con insultos hacia Macri por el supuesto favoritismo de los árbitros hacia Boca, mientras observaba el partido contra Godoy Cruz; ese día se viralizó una foto suya abandonando la platea.
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En octubre pasado posó en una foto con Fernando De Andreis, secretario general de la Presidencia y fana gallina, y el mencionado Díaz Gilligan en ocasión de haber participado en una cena solidaria de la Fundación River.
El año pasado, el Gobierno le imprimió un marcado rasgo deportivo a la Secretaría General: hasta allí transfirió la Secretaría de Deportes que comanda el ex futbolista de Boca y Argentinos, Carlos Mac Allister.
Justamente en esa dependencia trabaja el ex gerenciador de Racing, Fernando Marín, a la postre, el primer empresario en presidir una sociedad anónima de un club grande. Mientras que al comienzo del Gobierno se desempeñó como titular del Fútbol para Todos, tras la anulación del programa había comentado que iba a “volver a Pilar a jugar al golf”, según pudo recoger este medio. Empero, en setiembre pasado fue designado como coordinador general de Comunicación Estratégica de la Secretaría de Deportes y hoy se ocupa de la candidatura argentina al mundial 2030 y de impulsar a las SAD (sociedades anónimas deportivas) en los clubes.
Pero es Boca Juniors, como no podía ser de otra manera, el club al que están vinculados la mayor cantidad de colaboradores del Presidente.
En los ´90 el ministro de Modernización, Andrés Ibarra, fue convocado desde SOCMA para hacerse cargo de la gerencia general del Boca de Macri: luego fue incluido en la CD y más tarde lo acompañó en las gestiones en la Ciudad y Nación. Ahora aspira a suceder a Daniel Angelici en la presidencia del club de la Rivera.
“Estoy muy comprometido con este rol que me ha dado el Presidente y lo acompañaré hasta que el Presidente disponga que haga otra cosa. Faltan 2 años, Angelici es el presidente…”, tiró ante una consulta televisiva. En su entorno reconocen que cada vez que pasa por el club algún empleado lo reconoce ya que “dejó una marca muy fuerte”.
Oscar Moscariello es el actual embajador argentino ante Portugal y el secretario de relaciones internacionales de Boca. A la vez. Así, al menos, lo detalla en su perfil de Twitter. Acompañó a Macri en la Ciudad por la alianza de su partido Demócrata Progresista con el PRO y en 2009 llegó a ser vicepresidente de la Legislatura. En 2011 fue electo vicepresidente 1ª del club xeneixe al cual tuvo que conducir por unos meses, en 2013, cuando Angelici tomó licencia.
Cecilia Borel es asesora del vocero presidencial Iván Pavlovsky -quien tuvo ese mismo cargo cuando Macri conducía Boca- y forma parte de subsecretaría de Comunicación Presidencial. Pero desde que ingresó a la Casa Rosada en diciembre de 2015 no dejó su tarea en una empresa dedicada a la representación e imagen de jugadores. La firma asesora a “170” futbolistas y deportistas de alto rendimiento -según dicen en su entorno-.
Por su parte, el abogado José Console ganó notoriedad hace unas semanas cuando el Tribunal Oral Federal 2 lo apartó de la querella en el juicio por encubrimiento del atentado a la AMIA adonde había sido enviado por el ministerio de Justicia. Los jueces concluyeron que estaba inhabilitado para ejercer esa función por tener un cargo paralelo en el Consejo de la Magistratura de la Ciudad. Y hasta hacía unos meses había integrado el tribunal de Disciplina del club xeneixe.
Fran Quintana es secretario general del PRO y vicepresidente 1° de la Legislatura porteña. Pero también es un dirigente influyente en Boca donde preside la Asamblea.
Por sus relaciones con el Boca de Macri, Gustavo Arribas llegó al 5° piso de la AFI. El jefe de los espías había participado como intermediario en el pase de varios jugadores xeneixes, alguno no sin polémicas.
Hasta el año pasado el ministro de Seguridad, bonaerense, Cristian Ritondo era vocal en la CD de Independiente. En paralelo con el aumento de la tensión entre Hugo Moyano y el oficialismo, perdió su lugar en la lista que encumbró al camionero en un nuevo período al frente de la institución. Pero tampoco está alejado de la vida interna del club de Avellaneda. “Ariel Holan se iba. Yo hablé mucho con él y lo convencí”, declaró el jueves pasado al recordar la posible salida del DT rojo en enero último por amenazas contra su familia.
El único club grande que no tendría representación de funcionarios de Cambiemos sería San Lorenzo. Su presidente Matías Lammens aspira a involucrarse en la política de la Ciudad y fue en el Nuevo Gasómetro donde nació el “hit del verano” que tanta inquietud ha despertado en la Casa Rosada.