La moda del voguing que invade la noche queer porteña

Una forma de bailar que remite a Madonna y revivió Rupaul. Competencias ballroom con trajes espectaculares, pelucas, transparencias, cuero y glitter. El origen neoyorkino del estilo que invade la escena queer en la ciudad de la furia y es cada vez más convocante. Quiénes son las madres en las Fiestas Turbo.
Por: Candela Martín @candimartin_

Desde los pies de la escalera de mármol que te llevan al primer piso se escucha la música que hace vibrar los vidrios de la puerta de entrada y se siente el rebote de los cientos de pies bailando sobre el piso de madera. En un salón grande, con un escenario al fondo y un espacio libre en el medio a modo de pasarela, donde se percibe que en minutos pasarán cosas.

Caminan con la cabeza en alto, ríen, se saludan y se halagan la ropa, los tacos altísimos, las transparencias, las polleras cortas, el pelo largo y las pelucas de colores, las barbas, las tetas y el glitter, mucho glitter. Decenas de personas moviendo los brazos y quebrando las caderas, como disociando los huesos, al ritmo de una canción pop remixada e hipnotizante. Y entonces pasa.

Una luz violeta ilumina toda la pista, la música deja de sonar, la gente se sienta ansiosa en el piso alrededor de una cinta blanca que deja un rectángulo liberado para el show y aparece Sónica Satana, la animadora y presentadora del ballroom que dará inicio a una nueva Fiesta Turbo. Para encontrarte con todo esto (y más) no hace falta ir a Nueva York, porque Buenos Aires también tiene su movida vogue y en #BORDER te vamos a contar de qué se trata.

Las fiestas Turbo, donde se hacen competencias de voguing, runway y freestyle. Ph: Mariano Espinosa.
Las fiestas Turbo, donde se hacen competencias de voguing, runway y freestyle. Ph: Mariano Espinosa.

Primero, vayamos a los papeles ¿Qué es un ballroom? Un ballroom es una fiesta donde reina la diversidad, se realiza de manera periódica y quienes asistan van a ser testigos de diferentes competencias que se desarrollan en una pasarela. Hay una persona que presenta y anima el evento y alienta al público a aplaudir, chasquear sus dedos en señal de aprobación y a gritar por los participantes que llegan montados con sus looks súper elaborados y llamativos; y claro hay un jurado (tanto o más montado que los competidores) que decide quien gana, con un criterio que nadie debate demasiado.

Las batallas de voguing son las más esperadas de los balls, pero también hay runway (pasarela con poses), free style (donde cada participante muestra sus dotes para bailar en el estilo que elija) y lipsync (se elige una canción y se la interpreta a la perfección, no sólo la letra sino también en actitud y actuación).

A finales de los 60, algunas trans afroamericanas comenzaron a organizar sus propios balls en el Harlem, creando un espacio que les diera resguardo de la exclusión social que se vivía en las noches neoyorquinas. En 1977, una de las reinas más relevantes, Crystal Labeija, organizó un ball con el nombre de su propia casa, House of Labeija, y sin saberlo marcó un antes y un después, incluso instauró el sistema de casas de la cultura LGBTQ, que sirven como competencia en los balls pero también son un refugio de cuidado, protección e inclusión. Al frente de cada una de ellas hay un padre o una madre, que son los mentores que se encargan de proteger, como en una familia, a los miembros de la casa.

El documental Paris is Burning de Jennie Livingston (que está disponible en Netflix), es una obra de culto para la comunidad queer y muestra cómo fueron esos años en Nueva York a través de los ojos de algunos de sus principales representantes como Dorian Corey, Pepper Labeija o Angie Xtravaganza. Entre ellos estaba Willi Ninja, madre de la House of Ninja y considerado el padrino del voguing, que desarrolló el estilo de una danza que inspiró luego a Madonna en su tan conocido hit Vogue. Incluso, el voguing le debe su nombre a la revista de moda Vogue, los movimientos y las clásicas poses fueron tomados por las tapas de esa época.

Y si hablamos de referencia queer, no podemos dejar de mencionar a Ru Paul’s Drag Race, el reality que llevó a la pantalla mainstream el mundo drag desde su primera temporada en 2009 y que es un hit local. Un programa de talentos que premia anualmente a un artista dedicado al drag y que ya lleva 10 temporadas al aire. En cada episodio una participante es eliminada hasta que sólo quedan tres, que se enfrentan en la gran final a través de competencias de baile, creación de trajes y vestuarios, estrategias de marketing para sus carreras y lipsync.

Otra referencia necesaria es la recientemente estrenada serie Pose en Fox Premium dirigida por Ryan Murphy se centra en el mundo de los ballrooms y recrea los espacios e historias de los miembros de la comunidad transexual de la Nueva York de fines de los años ochenta, en tiempos donde la discriminación, el sida y las dificultades económicas se disipaban en un juego de apariencias. Eso sirve para entender cómo explotó el fenómeno de los ballrooms en esos años. Y nos lleva al ahora, en esta pista.

¿Cómo llega toda esa movida a Argentina? Rodrigo Rotpando, es el organizador de las Fiestas Turbo, que comenzaron hace un año y medio y es el único espacio en Buenos Aires que respeta las costumbres de los ballrooms originales de Nueva York.

“La idea surgió porque siempre me interesó poder desarrollar espacios de mayor libertad para la comunidad LGBT y queer y porque los ballrooms siempre me parecieron espacios súper interesantes de subversión de género y sexualidad”, explica Rotpando y reconoce que las fiestas comenzaron como un juego y ahora es una movida súper instalada. En cada edición se elige una temática “fantasía” para que los participantes tengan referencia a la hora de crear sus trajes para competir, la última edición fue “milicia marica”.

Chaco Satana, es miembro de House of Satana y no faltó a una edición de las Fiestas Turbo y resalta que una de las cosas que más le gusta de ser parte de este ballroom es la previa, la preparación, pensar cómo armar el look, coser, crear y buscar cómo dar lo mejor en las batallas.

Para Chaco, lo que tiene de especial la Turbo, además de las categorías y las batallas es que, podés ser vos mismo y no tenes que andar fingiendo”. Además, cuenta que ese clima no es algo que solamente se plantea desde la organización sino que buscan mantenerlo entre todos: “Intentamos que sea un espacio libre, que no haya normas que rijan que hay que ir vestido de cierta manera. Estamos hartas de la norma, de ir a lugares en los que como maricas nos sentimos discriminadas”.

Más allá de la espectacularidad de los trajes, los maquillajes y las pelucas, ser drag queen es también una forma de lucha y de pararse ante el mundo, a Petra, otra fiel asistente a las Turbo, la ayuda a llevar al máximo su lado femenino y explotarlo: “Busco que la gente entienda que es un arte revelador y liberador, que rompe con cualquier estructura de género, con heteronormas y con construcciones sociales. Hago el drag con respeto y amor y para ser una voz más de las compañeras travestis que muchas veces son tan discriminadas y hasta asesinadas”.

Petra Drag y Rebeka Taxx en Fiestas Turbo. Ph: Mariano Espinosa
Petra Drag y Rebeka Taxx en Fiestas Turbo. Ph: Mariano Espinosa

Algo que también se exportó es la necesidad de elegir familias y catalogarlas bajo el nombre de casas, por ejemplo, House of Satana, que es la que Chaco integra: “Somos la familia que elegimos tener, tenemos a nuestra madre que es Sónica Satana, que tiene una personalidad tan fuerte que tiene un instinto maternal natural, que puede darte un consejo o ubicarte si tiene que hacerlo. Es mamá y amiga.

Sobre la reina de las noches Turbo, las batallas de voguing, Rotpando cuenta: “Como disciplina en estudios de danzas tiene muy poco tiempo. Siempre hubo casos aislados de personas que sabían voguear pero espacios como la Turbo, dedicados a la cultura ballroom y al mundo drag, no existían acá”.

Hay 3 pasos básicos del voguing: catwalk, que es una caminata súper exagerada que va acompañada de los brazos. El segundo paso es como una caminata, pero en el suelo con las piernas flexionadas, que se llama duckwalk y tiene la misma predisposición del catwalk pero en el suelo. Y por ultimo el famoso dip, que es la figura más conocida. En la que apoyás una pierna flexionada en el suelo, la otra va a estirarse buscando ir lejos y el torso va a proyectar hacia el techo.

“Los primeros videos de vogue me los mostró Sónica y desde ese día todo fue distinto para mí porque entendí la importancia del origen del baile que surgió en los balls de nuestra comunidad. Después tomé clases con Tian Aviardi y aprendí que este tipo de danza es totalmente deconstruída y andrógina, cuenta Chaco sobre su llegada al mundo del voguing.

Las Fiestas Turbo normalmente se realizan en “La Confitería”, un espacio en el corazón de Colegiales que hasta 1989 funcionó abajo como panadería y arriba como salón de eventos con una terraza tipo patio andaluz impresionante. Fue convertido en centro cultural en 2015 y una vez por mes hospeda a esta celebración a la diversidad, el baile y la liberación.

La entrada tiene un costo de 120 pesos y los que participan en las diferentes categorías tienen la chance de ganar entre 500 y 1000 pesos si resultan ganadores.

“Los llamamos a que se adueñen de la pasarela, a lipsynquear, a voguear y bailar como si no hubiera mañana. En nuestro ball todas las identidades sexo-genéricas son bienvenidas y ejerceremos la inclusión real de todos los cuerpos. El respeto es la clave y nuestro objetivo es generar un espacio en el que nos sintamos libres y cómodxs”, reza la cuenta de Instagram de Fiestas Turbo y el mensaje es tan revolucionario y atractivo que es imposible no querer sumarse.

A voguear y darlo todo.

Ph: Mariano Espinosa.
Ph: Mariano Espinosa.

 

 

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