Nació el 3 de enero de 2003, en Suecia, fue diagnosticada con Síndrome de Asperger, mutismo selectivo, trastorno obsesivo-compulsivo y TDAH. Como todas las personas que están dentro del espectro autista, entró en un proceso de depresión muy grande a sus 11 años debido a la hostilidad de un mundo que la discriminaba y excluía. Esta situación la llevó a focalizarse en implementar nuevos hábitos sustentables en su vida cotidiana, como ser vegana. Años más tarde esa conciencia ecológica la llevó a comprometerse en causas sociales sobre la contaminación ambiental, el calentamiento global y el uso racional de los recursos naturales.
Su obra tomó un status público cuando estaba en noveno grado, un 20 de agosto de 2018, y decidió no asistir a la escuela hasta las elecciones generales de Suecia que se iban a realizar en septiembre. El objetivo era realizar una protesta tras la ola de calor y los incendios forestales, sentándose en las afueras del Riksdag (parlamento sueco). Lo hizo todos los días durante la jornada escolar, con un cartel que decía Skolstrejk för klimatet (huelga escolar por el clima) para que el Gobierno sueco redujera las emisiones de carbono en base a lo establecido en el Acuerdo de París.
Después de las elecciones generales continuó protestando, lo que inspiró a más de 20.000 estudiantes a manifestarse en más de 270 ciudades del mundo. El 4 de diciembre de 2018, dio un discurso en la Conferencia de las Naciones Unidas sobre el Cambio Climático celebrado en Katowice Polonia.
En enero de 2019, viajó con su padre 32 horas en tren hacia Zürich para participar en la Asamblea Anual del Foro Económico Mundial de Davos, que congregaba a representantes de múltiples empresas, académicos, líderes de opinión y medios de comunicación de todo el mundo. Junto con un grupo de jóvenes seguidores se ‘sentaron’ en las afueras, como símbolo de protesta por el cambio climático.
El 15 de marzo de 2019, se llevó a cabo una huelga encabezada por el movimiento FridaysForFuture, convocando a millones de personas en todo el mundo bajo la consigna “No hay un Planeta B”, en rechazo a la pasividad de los gobiernos en aplicar políticas y leyes sobre el medio ambiente y hacer caso omiso a los efectos que ha propiciado el cambio climático (como mayor probabilidad de desastres naturales, temperaturas extremas, escasez hídrica, etc).
El 21 de febrero de 2019, participó en una conferencia del Comité Económico y Social Europeo donde advirtió a la Unión Europea que sus metas de reducción de emisiones para el 2030 no eran suficientes para evitar las peores consecuencias del calentamiento global. Hasta que el 6 de junio de 2019 publicó el libro “No One is Too Small to Make a Difference”.
El 2018 fue un año en donde tuvo mucha actividad. En mayo, fue una de las ganadoras de la competición de Svenska Dagbladet, por escribir un artículo de debate sobre el clima para la población joven. Mientras que en noviembre se le otorgó la beca Fryshuset al Joven ejemplar del Año y en diciembre de ese mismo año la revista Time la ubicó en el octavo lugar de las 25 adolescentes más influyentes del mundo y, más adelante, la misma revista la mencionó entre las 100 personalidades más influyentes del mundo en el año 2019.
El 8 de marzo de 2019, dos periódicos suecos Aftonbladet y Expressen la posicionaron como la Mujer del Año en Suecia, al tiempo que, en ese mismo año, Amnistía Internacional le otorgó el premio anual de Embajador de Conciencia. Todas menciones que no hicieron más que engrandecer la causa por la que, hasta el día de hoy, lucha.
Por último, entre los grandes reconocimientos que obtuvo de las más influyentes y prestigiosas entidades y organizaciones internacionales, fue designada doctora honoris causa por la Universidad de Mons, la Real Sociedad Geográfica Escocesa le concedió la medalla Geddes Environment y, recientemente, el 21 de julio de este año, recibió el Premio de la Libertad de Normandía.
Tras meses de investigación, y considerando diferentes opciones, esta jovencita se propuso como nuevo desafío viajar desde el Reino Unido hacia Estados Unidos y Chile en un velero ecológico, que será piloteado por los miembros del equipo de regatistas “Malizia II”, integrado por el alemán Boris Hermann y Pierre Casiraghi, hijo de la princesa Carolina de Mónaco y también estará acompañada por su padre Svante Thunberg (actor) y el cineasta Nathan Grossman, director de la productora cinematográfica B-Reel films, quien se encargará de documentar la travesía. La nave fue construida en el año 2015, cuenta con 18 metros de eslora y está equipada con paneles solares y turbinas submarinas que no generan emisiones tóxicas de carbono.
Hasta el momento no tienen una fecha fija de partida, puesto que buscarán condiciones meteorológicas benévolas para zarpar, pero se estima será para mediados de agosto. Se prevé que la travesía se prolongue unas dos semanas. El objetivo es estar en Nueva York durante la cumbre climática del 23 de septiembre, y posteriormente, continuará en América unos meses más para llegar a Chile, donde se celebrará la Conferencia de la ONU contra la emergencia climática, el día 2 de diciembre, en Santiago de Chile. En el medio, también planea visitar Canadá y México.