Más de uno habrá notado que la ciudad recientemente se empapeló de afiches publicitando una nueva serie llamada “The Good Doctor” con la cara de un joven médico de ojos bien abiertos y la leyenda: “Las diferencias nos hacen únicos”. Para los que no estén al tanto, el “Buen Doctor” en la ficción se llama Shaun Murphy, y además de ser un residente de cirugía en un hospital de California, EE.UU., tiene diagnóstico de autismo.
La serie inmediatamente llamó mi atención (muchos conocen mi profundo interés en la temática del espectro autista) y me “devoré” los 2 capítulos de estreno. Descubrí un sinfín de detalles, de intercambios, de reflexiones, de miradas y de experiencias que se dan en los primeros capítulos de la serie y que brindan la oportunidad de hablar sobre el autismo desde diferentes perspectivas, nos hacen pensar, nos interrogan sobre mitos y prejuicios (propios y ajenos), y nos enseñan algunas cosas que muchas personas no saben acerca del autismo. Ya en una de las primeras escenas en la que se debate en la comisión directiva del hospital la conveniencia de aceptar a Shaun o no como residente, se vislumbra el variado efecto que puede tener un diagnóstico en las actitudes de diferentes personas (el autismo… ¿es una sentencia o es una oportunidad?) y a la vez vemos aparecer las dispares opiniones frente a la pregunta: ¿puede alguien con autismo ser un cirujano y atender pacientes? ¿Dejaríamos que un médico con autismo nos atienda?
Para dar un ejemplo de un tema relacionado al autismo del cual no se habla mucho (y tampoco se sabe mucho): en la serie aparece mencionado el “síndrome savant”. ¿A qué se refiere este término? Uno de los especialistas en este tema, llamado Darold Treffert, define a este síndrome como un islote de habilidades extraordinarias que presentan algunas personas con condiciones del espectro autista o personas con algún tipo de discapacidad intelectual. Se considera que estas “habilidades savant”, generalmente ligadas a niveles elevados de memoria, están presentes en el 10 % de las personas que tienen autismo, y que el 50% de las personas que tienen síndrome savant tienen también autismo.
Algunos ejemplos de este tipo de habilidades son el cálculo “calendrical” (poder saber qué día de la semana cayó o caerá una determinada fecha), poder hacer operaciones matemáticas complejas, recordar de memoria una guía telefónica, tocar de memoria una obra musical entera, o como en el caso de Stephen Wiltshire, poder dibujar de memoria y a la perfección la ciudad de Roma después de sobrevolarla durante 30 minutos en un helicóptero. Volviendo a Shaun, nuestro joven cirujano, tiene memoria fotográfica de los libros de medicina que leyó y tiene la capacidad de imaginarse visuo-espacialmente los órganos internos de sus pacientes, pudiendo resolver algunos dilemas diagnósticos que se les plantean a los cirujanos en la serie.Lo que es sumamente interesante es que la serie no sólo nos hace pensar sobre el autismo, sino que va mucho más allá, y nos hace reflexionar acerca de nuestras creencias y prejuicios en general, lasdecisiones que tomamos los seres humanos cuando nos enfrentamos a situaciones de vida o muerte, las relaciones entre médicos y pacientes, el valor de la amistad, el amor y las relaciones sociales en general, la importancia de la autodeterminación, el concepto de la neurodiversidad y la dignidad de la vida humana.
Debo confesar que esta serie logró atraparme. Preveo que Shaun nos va dar muchísimo más de que hablar. Ojalá disfrutes de la serie tanto o más que yo.