El hecho ocurrió en Suceava, Rumania, cuando se celebraba la típica ceremonia de bautismo de la Iglesia Ortodoxa de aquel país. En ella se sumerge la cabeza del bautizado 3 veces en el agua bendita mientras se le tapa la nariz para asegurarse de que no respire bajo el agua. Usualmente, y de forma obvia, los recién nacidos lloran desesperadamente hasta la finalización del ritual religioso.
En este caso, el bebé de 6 semanas lloró como suele suceder, el párroco siguió sumergiendo la cabeza del pequeño y terminó el ritual. Al finalizar, el recién nacido sufrió un paro cardiaco, por lo que fue trasladado al hospital y donde se lo intentó reanimar hasta que el mismo falleció.
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Indignación y pedidos de cambio en la ceremonia del bautismo.
La reciente muerte pone en el centro de las críticas a la brutalidad que impone el bautismo ortodoxo. Ante el hecho, las autoridades rumanas comenzaron una investigación por asesinato al párroco local, mientras los ciudadanos abrieron una petición online para modificar el ritual que ya superó las 50 mil firmas.
Desde hace algunos años, los medios nacionales ya habían reportado casos similares en estos acontecimientos importantes para los rumanos ortodoxos.
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La polémica y la indignación fue tan grande que generó, incluso, divisiones internas entre las autoridades de la iglesia. Algunos de los obispos proponen una ceremonia similar a la católica, pero el líder y arzobispo Teodosio ya aseguró que la tradición no se modificará.
Recordemos que en Rumania más del 80% de la población es de religión ortodoxa.