Carrie y las remakes de terror: una venganza recargada

La versión 2013 de Carrie se adapta a los tiempos que corren y alimenta el debate acerca de la necesidad de las remakes de terror. Analizamos algunas de las últimas reediciones.
Carrie y las remakes de terror: una venganza recargada
Créditos: Carrie y las remakes de terror: una venganza recargada
Por: #BorderPeriodismo

Baile de graduación de high-school: trajes en tonos pastel, vestidos de raso y decoración con brillos. Mientras la pareja del rey y la reina de la fiesta saluda desde el escenario, una catarata de sangre de chancho estalla violentamente sobre ella, y el balde lo noquea. Burla, venganza y muerte.

Es la gran escena de Carrie, obra maestra de Brian de Palma, pero en esta ocasión la referencia no es a la versión original de 1976, sino a la remake de 2013. Carrie White es interpretada por Chloë Grace Moretz, la niña justiciera de Kick-Ass (2010), y la dirección está a cargo de Kimberly Peirce –Boys don’t cry (1999)-. Las dos versiones se basan en la novela homónima de Stephen King, el primero de sus libros adaptado al cine. En ambas películas, las habilidades telequinéticas de Carrie White se manifiestan tras la primera menstruación de la adolescente. Pero la forma de usar sus poderes en 1976 es distinta a la de 2013, especialmente en la escena del baile de graduación. La Carrie de Sissy Spacek desata su ira sin contemplaciones, pero casi despojada de su voluntad, como poseída por una fuerza que con cierta torpeza domina su cuerpo, mientras ella permanece ausente, escondida en su interior. Por su parte, Chloë Grace Moretz representa una Carrie que se regodea durante el trance vengador, enfocando sus represalias en víctimas específicas y desplegando gestos de coreografía de baile más que de asesinato en masa.

La venganza de los nerds

Separadas por casi cuarenta años, con cambios en la personalidad de la protagonista, las dos versiones recorren caminos distintos. La original puede considerarse como el nacimiento de un ícono del feminismo, ya que marca un quiebre con el rol de la mujer en la mayoría en las películas de terror realizadas hasta el momento: la víctima sexy sometida a una muerte horrenda.

Pero, desde 1976 hasta hoy, la participación femenina en el género ha consolidado una reputación a base de cambios significativos, condensados en la figura de la final girl: la heroína que prevalece hasta el final de la película, asumiendo un protagonismo generalmente reservado a los hombres. Algunas  final girls son Ellen Ripley (Alien), Laurie Strode (Halloween), Sidney Prescott (Scream) o Barbara (en la remake de La noche de los muertos vivientes). Esta tendencia se profundiza en casos como La cosa (2011), precuela de la magistral La cosa (1982), que a su vez era una remake de El enigma de otro mundo (1951). En la reciente versión, el personaje principal es la científica Kate Lloyd (Mary Elizabeth Winstead), que reemplaza al piloto RJ MacReady (Kurt Russell).

En 1981, Stephen King publicó Danza Macabra, un ensayo sobre la ficción de terror en las películas y la literatura, además de la influencia del género en la cultura de Estados Unidos. El libro incluye un análisis acerca de la adaptación de Carrie al cine. “Es principalmente acerca de cómo las mujeres encuentran sus propios canales de poder, y de lo que los hombres temen tanto de las mujeres como de la sexualidad femenina (…) Ella es una adolescente tristemente abusada, un ejemplo del tipo de persona cuyo espíritu es constantemente quebrado en ese pozo de devoradores de hombres y mujeres que es tu escuela secundaria suburbana promedio”, dice.

En su libro de 1992, Hombres, Mujeres y Motosierras: el Género en el Film de Terror Moderno, Carol J. Clover se pregunta acerca de Carrie: “¿Dónde está el terror? Si la ‘liberación femenina’ es el miedo, ¿es Carrie el monstruo que lo representa? Y si lo es, ¿quién es la víctima y quién el héroe?”. De esta manera, Carrie White representaba tanto una heroína (que se venga de quienes la atormentaban) como una amenaza (para el género masculino), una “heroína monstruosa”, en términos de Clover.

No quedan dudas acerca de las reivindicaciones del poder femenino y la “amenaza” que ese despertar representa desde el punto de vista masculino. Pero al mismo tiempo, la referencia de King al cruel universo que transitan (y sufren) muchos adolescentes en la etapa escolar, resulta válida como contexto que configura a la heroína monstruosa de 2013: autoconsciente de sus poderes y en condiciones de desatar su venganza sin remordimiento. En una época en la que el bullying se instaló en la agenda, no resulta extraño que una final girl se convierta en el ángel exterminador que imparte el castigo definitivo sobre los abusadores.

Eterno retorno

El estreno de una nueva Carrie escribe otro capítulo en el largo camino (¿acaso con destino final en el infierno?) de remakes de películas de terror, al que se pueden sumar los reboots y las precuelas. Con resultados dispares, las nuevas versiones del género van desde clásicos y films de culto hasta adaptaciones de obras de latitudes “exóticas”, como el nutrido aporte del J-Horror (terror japonés), la joya sueca Låt den rätte komma in (2008), que fue estrenada en Argentina como Criatura de la noche y tuvo su digna remake tan sólo dos años después. O la agradable sorpresa española Rec (2007), superior a su versión hollywoodense Quarantine (2008).

La máquina de recrear espanto tampoco discrimina subgéneros ni los cruces entre ellos. Abarca gore, slasher, terror gótico, terror psicológico, vampiros, zombies y sus derivados. Incluso, algunas adaptaciones trascienden o modifican el subgénero de las originales. Existen casos que aportan una visión refrescante, pero otros directamente resultan en intentos fallidos. Algo así ocurre con Evil Dead (2013), que a pesar de ser producida por el creador de la saga, reemplazó el humor y los sustos cómplices de las entregas anteriores por litros de sangre y cercenamientos varios que no enriquecen la trama.

¿Existe una manera de explicar nuestra fascinación con las producciones de este género? Cuando se estrenó Psicosis (1960), una de las mejores películas de terror de todos los tiempos, el director Alfred Hitchcock ordenó a los responsables de los cines que, una vez comenzada la proyección, no dejaran ingresar a nadie más a las salas. Nunca llegó a develarse el verdadero motivo de esta decisión. Pero si bien las principales conjeturas están relacionadas con los acontecimientos que involucran a los personajes (sobre todo por cómo el film juega con la identificación), la extraordinaria capacidad de Hitchcock para manipular la mente del espectador permite pensar que no quería interrumpir el proceso por el cual la sala oscura y silenciosa recrea la sensación de inmersión en un estado de sueño profundo.

Quiero verte otra vez

El terror sigue siendo lucrativo por varios factores, como la fidelidad de sus fanáticos o el éxito de producciones de bajo presupuesto -habituales en el género-, que potencian el margen de ganancia. Aún en la era del acceso universal a la piratería,  este combo representa una apuesta segura para Hollywood, y los estudios prefieren invertir en una marca conocida en lugar de desarrollar nuevas ideas.

Ese inagotable éxito revela que el público disfruta del cine de terror y los sobresaltos relacionados con la angustia y el miedo, en ocasiones potenciados por etapas de  incertidumbre (económica y/o política, por ejemplo). O simplemente será que nos gusta ver una y otra vez la misma película.

Apartado: Refritos y genialidades

Decentes, decepcionantes o incluso superiores a la original, la historia del cine de terror está plagada de remakes “made in Hollywood”. A continuación, una selección de exponentes de diversas épocas:

La Invasión de los Usurpadores de Cuerpos: la original, de 1956, construye un relato pesadillesco y atrapante en una sociedad norteamericana paranoica ante la amenaza roja. La remake de 1978 está a la altura, y entrega una memorable escena con Donald Sutherland. En 2007 llegó Invasión, con Nicole Kidman y Daniel Craig. El film es tan desangelado como los rasgos congelados de la australiana.

La Mosca: en 1958, Vincent Price protagoniza la historia de un científico que sufre un accidente al probar su dispositivo teletransportador. En 1986,  David Cronenberg recrea la premisa original, pero va más allá gracias a su particular visión narrativa.

Psicosis: en 1998, Gus Van Sant hizo una nueva versión del clásico, una reproducción cuadro por cuadro y en colores. El resultado: calamitoso. Sin proponérselo, la película se convirtió en el principal argumento en contra de la realización de remakes.

The Ring: en 2002, se estrenó la remake de la japonesa Ringu (1998), de Hideo Nakata. Igual de perturbadora que la original, la versión de Gore Verbinski fue pionera en la recreación del J-Horror de este siglo.

El Amanecer de los Muertos: esta remake de 2004 sigue siendo uno de los puntos altos de la carrera de Zack Snyder. Se metió con el clásico homónimo de 1978, dirigido por su majestad George Romero, y salió muy bien parado.

Por Alejo Tarrío

Licenciado en Ciencias de la Comunicación de la Universidad de Buenos Aires.

Estudios de Cine Documental en el Centro de Formación Profesional SICA.

alejostarrio@gmail.com

Twitter: @Alejost

 

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