Primero habló Daniel Scioli desde el Consejo de las Américas, en Nueva York, en conferencia de Prensa para un nutrido grupo de periodistas argentinos especializados en economía. Visiblemente cansado, y a veces incómodo con las preguntas, aseguró a grandes trazos que la economía argentina está en orden y que es el momento de invertir en el país (habló de que la Argentina necesita 220.000 millones de dólares en inversión). “Argentina avanza a la normalización de temas que quedan pendientes, como el caso de negociaciones de nivel internacional para el pago de la deuda”, dijo entre otras definiciones. “Necesitamos incentivar el empleo y cuidar el trabajo”, agregó.
No se lanzó, se mostró más cerca que lejos, pero dio a entender con sus respuestas que él es el mejor candidato del modelo ‘con los ajustes que haya que hacer’. Palabras más, palabras menos, eso quiere dejar en claro. El gesto, más que las palabras, es el plato fuerte: el Consejo de las Américas atrae a empresarios e inversionistas y banqueros y es con ellos con quienes mantuvo las reuniones mano a mano. Para ese trabajo fino llevó a su ministra de Economía, Silvina Batakis, y al presidente del Banco Provincia, Gustavo Marangoni, parte fundamental del think tank del Gobernador.
Como una función en continuado, minutos después del final de esa conferencia de Prensa de Scioli, Cristina Kirchner habló primero para la TV Pública y luego en Cadena Nacional.
Para romper el hielo, la presidenta aclaró que “no nos estamos rascando, como dicen algunos”. Pero lo más importante de su discurso fue el pasaje en el leyó las declaraciones de Miguel Bein, economista de corte radical que, oh casualidad, se había reunido con Scioli hace poco días para analizar las perspectivas y problemas económicos de la Argentina. El Gobernador, para explicar la reunión con Bein (y también con Mario Blejer), señaló entonces que tenía “la mente abierta”. Ese largo pasaje en el que CFK leyó las opiniones de Bein pareció un tiro por elevación para ese paseo por la capital financiera del mundo y las reuniones con economistas.
Bein había dicho por radio que una conspiración y que querían hacer volar por las aires al Gobierno. “Cuando vuelan por el aire los Gobiernos, la que vuela por los aires es la Argentina, vuelan por los aires empresas, trabajos, ahorros…”, acotó la Presidenta, y agregó: “El mismo Bein dijo que esas expectativas de los mercados no estaban fundadas, me encantaría que lo hubiera dicho dos semanas atrás, pero agradezco el aporte a la racionalidad de los mercados y los medios de comunicación”.
Luego cerró remarcando la importancia del programa Precios Cuidados. Y también se quebró hablando para la militancia, ya no en cadena nacional, al pedir “no le tengan miedo a nada”. La Presidenta marcó la cancha, opacó a Scioli y sus reuniones en Nueva York, y llevó la discusión económica al terreno que más le gusta: el de la batalla diaria, el del discurso, el de la emoción. Lejos de las reuniones y los economistas. En definitiva, al barro de la política.