Si domingo y lunes fueron los días para salir a pegarle a Daniel Scioli por su tardío plan de seguridad, hoy pasó algo al menos curioso, que habla mucho de cara al 2015. Y sí, podemos hablar de cualquier tema, pero en la agenda de todos los candidateables están las elecciones presidenciables.
El primero en apurarse a desmentir a los medios fue el otrora enemigo íntimo Gabriel Mariotto, vice gobernador puesto por CFK al ladito de DOS, sólo para molestar. «Apoyo el plan de Scioli», salió a decir por todos los medios que quisieron replicarlo, y algunos portales recurrieron a la ya famosa y clarinesca frase «ahora dice».
Mariotto, que desde fines del año pasado se muestra más que colaborativo con DOS, sabe bien que tiene poco futuro por fuera del espacio que le supieron conseguir sin un solo voto. Uno nunca sabe si CFK le dio la orden de ser amigable, o si sencillamente está cuidando su futuro político. Lo cierto es que,. en relación a las medida dispuestas por la emergencia en seguridad, dijo: «No tenemos ninguna posibilidad, ninguna intención, ninguna vocación de entorpecer». Y agregó, por si quedaran dudas: «Es muy difícil hablar porque la descontextualización y las operaciones están a la orden del día; a veces los temas de seguridad se rigen por algunos ejes mediáticos, pero no hablo del gobernador, hablo de actores de la oposición que instalan temas bajo esa línea de acción».
El otro peso pesado que salió en respaldo de Scioli fue el ministro de Interior y Transporte, Florencio Randazzo, que tiene la presidencia entre ceja y ceja: «Todos deberíamos ayudar», señaló respecto al plan de seguridad bonaerense. «Me parece muy importante todo el esfuerzo que se haga en este sentido y el desafío que tiene por delante el gobernador es enorme», subrayó.
De la vereda de enfrente quedó solito y solo el jefe de Gabinete, Jorge Capitanich, a quien no le pasaron la nueva letra y quedó en offside: «La sanción de normas en materia de seguridad no debe estar atada a una estrategia demogógica para favorecer a un candidato presidencial», había dicho ayer en su rutinaria conferencia de prensa matutina. Claro que inocentes ya no quedan, y hay quienes se animaron, en off, a explicar la estrategia de Cristina. «Todos sabemos que ella no lo quiere, pero hace tiempo ya que está volcándose por el mal menor: Cristina necesita mantener a un aliado en el poder, para que no prosperen causas judiciales muy pesadas. Muy en la intimidad se dice que la Presidenta que no lo quiere quemar dándole su visto bueno, en función de que la imagen positiva del Gobierno podría perforar el piso de los 10 puntos en el 2015. Por eso Daniel no se desmarca, sabe que una relación cordial le deja la duda al electorado y que un enfrentamiento le quitaría todo el sustento que ahora tiene. Además, ¿cómo se vería desde afuera a un político que se da vuelta como un panqueque? Los que esperan verlo enojado con el Gobierno pierden el tiempo. Cristina y Scioli tienen mucho más que perder separados, que juntos».
El primero en apurarse a desmentir a los medios fue el otrora enemigo íntimo Gabriel Mariotto, vice gobernador puesto por CFK al ladito de DOS, sólo para molestar. «Apoyo el plan de Scioli», salió a decir por todos los medios que quisieron replicarlo, y algunos portales recurrieron a la ya famosa y clarinesca frase «ahora dice».
Mariotto, que desde fines del año pasado se muestra más que colaborativo con DOS, sabe bien que tiene poco futuro por fuera del espacio que le supieron conseguir sin un solo voto. Uno nunca sabe si CFK le dio la orden de ser amigable, o si sencillamente está cuidando su futuro político. Lo cierto es que,. en relación a las medida dispuestas por la emergencia en seguridad, dijo: «No tenemos ninguna posibilidad, ninguna intención, ninguna vocación de entorpecer». Y agregó, por si quedaran dudas: «Es muy difícil hablar porque la descontextualización y las operaciones están a la orden del día; a veces los temas de seguridad se rigen por algunos ejes mediáticos, pero no hablo del gobernador, hablo de actores de la oposición que instalan temas bajo esa línea de acción».
El otro peso pesado que salió en respaldo de Scioli fue el ministro de Interior y Transporte, Florencio Randazzo, que tiene la presidencia entre ceja y ceja: «Todos deberíamos ayudar», señaló respecto al plan de seguridad bonaerense. «Me parece muy importante todo el esfuerzo que se haga en este sentido y el desafío que tiene por delante el gobernador es enorme», subrayó.
De la vereda de enfrente quedó solito y solo el jefe de Gabinete, Jorge Capitanich, a quien no le pasaron la nueva letra y quedó en offside: «La sanción de normas en materia de seguridad no debe estar atada a una estrategia demogógica para favorecer a un candidato presidencial», había dicho ayer en su rutinaria conferencia de prensa matutina. Claro que inocentes ya no quedan, y hay quienes se animaron, en off, a explicar la estrategia de Cristina. «Todos sabemos que ella no lo quiere, pero hace tiempo ya que está volcándose por el mal menor: Cristina necesita mantener a un aliado en el poder, para que no prosperen causas judiciales muy pesadas. Muy en la intimidad se dice que la Presidenta que no lo quiere quemar dándole su visto bueno, en función de que la imagen positiva del Gobierno podría perforar el piso de los 10 puntos en el 2015. Por eso Daniel no se desmarca, sabe que una relación cordial le deja la duda al electorado y que un enfrentamiento le quitaría todo el sustento que ahora tiene. Además, ¿cómo se vería desde afuera a un político que se da vuelta como un panqueque? Los que esperan verlo enojado con el Gobierno pierden el tiempo. Cristina y Scioli tienen mucho más que perder separados, que juntos».