A un día del comienzo del Mundial, la temperatura política llegó a su punto más alto del año. Mientras Axel Kicillof respondió preguntas en el programa de Luis Majul, y Amado Boudou ensayó una cerrada defensa en una entrevista exclusiva con TN, El Gran Diario Argentino reunió a los principales presidenciables y a los empresarios más poderosos del país en su primer encuentro del ciclo Democracia y Desarrollo.
Fue poco menos que un regreso a los 90, al primer lustro del 2000: todos, absolutamente todos (menos el kirchnerismo puro) acató la orden del CEO del Grupo Clarín, Héctor Magnetto, de dar el presente. Desde Daniel Scioli hasta Sergio Massa, pasando por Hermes Binner, Ernesto Sanz y Horacio Rodríeguez Larreta, todos se mostraron sonrientes para besar el anillo del hombre que sigue ostentando el poder mediático de la Argentina, a pesar de la batalla con el Gobierno.
Las palabras, más que nunca, sobraron. Se habló de la importancia de apoyar al campo (estuvo la cúpula de la Mesa de Enlace), de bajar la inflación y de reforzar las instituciones. El mismo diario le dio una preponderancia al listado de nombres, por sobre los discursos: lo que valía era la foto.
Hay que resaltar la ausencia de Mauricio Macri, algo que no pasó inadvertido entre los organizadores. Con ironía, uno de los relacionistas públicos del Grupo deslizó que el faltazo se debió a «la buena sintonía con Cristina». Evidentemente Macri vive su mejor momento de su carrera política con la nueva «alianza» que ha logrado con el Gobierno Nacional. Esa audaz jugada de CFK lo dejó primero en una encuesta de intención de voto para el 2015, y le hizo ganar entre cinco y siete puntos en otras dos que no son precisamente ordenadas por el PRO. Su eventual acuerdo con el FAU o con Sergio Massa es LA noticia que se espera en todo el ámbito político.
Pero volviendo a los medios, y como si fuera poco, la frutilla del poste para el grupo Clarín llegó apenas pasadas las 23 con Ernesto Tenembaum y Marcelo Zlotowiazda entrevistando al vicepresidente por más de una hora en su despacho del Congreso. El vicepresidente rechazó las sospechas por la supuesta adjudicación ilegal de Ciccone, apuntó al empresario Raúl Moneta por «la ruta del dinero detrás de la causa», acusó a la familia Ciccione por sus negocios durante la dictadura y el menemismo y volvió a negar cualquier relación con Alejandro Vandenbroele, quien este martes presentó un escrito ante el juez Ariel Lijo, y no hizo más declaraciones.
Pero quizá lo más relevante que dejó la entrevista fue la crítica hacia el interior del Frente para la Victoria. Boudou aseguró que dentro del Gobierno hay quienes «realizan operaciones mediáticas», en una alusión que pareció apuntar directamente al ministro del Interior y Transporte, Florencio Randazzo, que maneja una generosa pauta en todos los medios para promocionar todas las acciones de su cartera, desde el nuevo pasaporte a los trenes.
Cristina, que horas antes se había mostrado con Boudou al inaugurar el Museo de Malvinas en la ex ESMA, habrá respirado aliviada por la muestra de lealtad de su vice, que desligó a la AFIP de cualquier maniobra y no dio ningún nombre que pudiera afectarla. La frase sobre «los machos del off» con la que Amado sí apuntó al partido, era lo mínimo que se podía esperar de un hombre que trata de no hundirse política y penalmente para siempre.
Axel Kicillof, que estuvo en La Cornisa el fin de semana, ya había defendido a Amado con un rotundo «yo le creo». Y entre los dos esbozaron la teoría de que el llamado a indagatoria para el día siguiente al vital acuerdo de Argentina con el Club de París explica la intencionalidad del juez.
Se sabe, quien pretenda gobernar la Argentina tiene que acordar con Clarín. Lo hizo Néstor Kirchner en el inicio de su mandato al permitir la fusión de Cablevisión y hoy, tras años de enfrentamiento, va quedando demostrado quien se mantiene en pie y quien no puede recuperarse de los embates.