La estrategia del Gobierno frente a los Fondos Buitre mantiene un doble discurso ya clásico del kirchnerismo.
Por un lado, se fustiga a los holdouts (quién podría no estar de acuerdo con su actitud usurera si es la naturaleza de la existencia de su negocio); por otro, CFK instruye al ministro Kicillof a analizar todas las posibilidades en esta puja con los acreedores que quedaron afuera del megacanje en 2005 y 2010.
Al parecer, eso irritó al juez neoyorquino Thomas Griesa, quien afirmó en una entrevista «no confiar» en la Presidenta Kirchner. Una respuesta obvia, se piense lo que se piense sobre el juez, tras los sucesivos ataques del Gobierno. Y aquí es donde esas dos posturas entran en conflicto.
¿Es lógico esperar que un juez que tiene en sus manos un fallo claramente político, no se vea afectado por las calificaciones negativas de una de las partes? Lejos de justificar a Griesa, hay que decir que sólo podía esperarse una posición dura de alguien que además está acostumbrado a defender a los poderosos. Pero sigamos con la crónica de lo que vino sucediedo. Griessa no fue quien dio el tiro de gracia a la estrategia argentina. Fue la Corte Suprema de Justicia estadounidense la que no tomó el caso dejando firme la sentencia de Griesa.
Entonces, ¿dónde impactaron los misiles del Gobierno argentino? Lo hicieron en el seno mismo de la democracia norteamericana, para quienes su sistema de Gobierno es la expresión suprema de los valores de occidente.
La Presidenta fue muy sincera al explicar el lunes en cadena nacional que esperaba que los acontecimientos discurrieran tal como lo hicieron. Con el diario del lunes todo resultó evidente y obvio. Los fondos de inversión que reclaman 1.500 millones de dólares (habiendo «invertido» apenas 50 millones) son de los mismos billonarios que financian la política norteamericana. Y en un sistema que además no castiga ese lobby, sino que lo regula.
Así las cosas, la negociación, eso que en política es como respirar, aparece como la única salida. El Gobierno transitará ese camino, por más que en el discurso levante la voz (como seguramente lo hará hoy CFK en el acto en Rosario por el Día de la Bandera) y ese mismo camino es el que quieren recorrer los fondos como NML.
The Wall Street Journal aseguró hoy que Elliott Management Corp., que representa a un gran grupo de holdouts, «está listo para negociar» y afirma que podría aceptar «bonos como parte de un acuerdo». Toda una declaración en medio del fuego cruzado.
La otra clave en medio de la disputa es patear la pelota hacia adelante: en diciembre vence la llamada cláusula RUFO (rights upon future offers), que habilita a los bonistas que sí aceptaron el canje a pedir lo mismo que se le da a los holdouts.
Lo único concreto más allá de las palabras es que la semana que viene viajarán a Nueva York emisarios argentinos para hablar cara a cara con el Juez Griesa y los holdouts. Hasta entonces, el discurso seguirá elevado, en esa creencia tan kirchnerista de pegar fuerte para debilitar la posición del contrincante.
En media hora habla Cristina Kirchner por la Cadena Nacional.
Continuará..
PD:
Pecamos de ingenuos al alegrarnos por la respuesta unánime de los legisladores, en favor de la posición argentina frente a los Fondos Buitre. Fue, sin dudas, una demostración de madurez de nuestra joven democracia.
Pero la política siempre mete la cola.
Allí salió Mauricio Macri a decir que «hay que hacer exactamente lo que dice el Juez Griesa», en una más de sus demostraciones de amor por el gran país del norte y de infantilismo político.
Y también la inefable Lilita Carrió, quien sin pelos en la lengua afirmó que lo que está sucediendo en la Argentina es un «autogolpe». Poco para profundizar sobre este punto…
