La identidad de género sigue siendo un tema controversial. Mientras que Jorge Lanata dijo que Florencia de la V no es una mujer sino un «trava con documento de mina», la red social Facebook empezó a ofrecer la posibilidad de elegir entre 54 opciones para poner en el perfil: además de las tradicionales «mujer» y «hombre» ahora se puede elegir entre andrógina, trans, travesti, queer, intersex, neutro, etc. Si bien en los últimos años hubo enormes avances en los temas de género, aún gran parte de la población sigue pensando de manera retrógrada y discriminadora. ¿Por qué nos cuesta tanto aceptar las diferencias?
Por Leila Sucari
Florencia de la V alguna vez fue Roberto Carlos. Un varón casi como cualquier otro que vivía con su papá y su hermano en la Provincia de Buenos Aires. Pero no le gustaban los juegos brutos con los que se divertían sus compañeros de escuela. Prefería vestirse de nena y pasar el tiempo dibujando diseños de moda. «Siempre creí que había nacido mujer. Tenía cuatro años y hablaba de mí en femenino», cuenta. A los 17, Roberto se animó a mostrarse tal como se sentía. Compró tela, cortó, cosió y creó un vestido de fiesta. Todos quedaron sorprendidos cuando llegó al cumpleaños de 15 de su amiga con ropa de chica. Era la primera vez que no se disfrazaba. Dos años después, eligió rebautizarse Florencia de la V. Roberto Carlos había quedado en el pasado. Ahora era quien deseaba ser: una mujer.
Cuando Jorge Lanata, muy suelto en su discurso –como si las palabras fueran gratuitas, como si no tuvieran el poder de ejercer violencia, de herir y destruir– le dijo a Flor de la V: «Vos sos un trava con documento de mina. No sos mujer ni madre», no tuvo en cuenta varias cosas. La primera: que hablaba de una persona que luchó durante años contra los prejuicios sociales y contra sus propios miedos. Porque Florencia se reinventó. Buscó su camino y una vez que supo quién era siguió para adelante a pesar de las críticas y de las miradas de costado. «Lo que anhelaba era mi felicidad. Yo volví a nacer», dijo en una entrevista.
Parirse a sí misma. Ser la primer transexual del país en cambiar su nombre legal. Convertirse en ejemplo de que se puede. Nada de eso tuvo en cuenta Lanata cuando en una frase despreció todo el camino que tanto nos costó recorrer. Y digo nos costó porque la Ley de Identidad de Género es una conquista social. Un derecho que, al permitir que cada uno elija el nombre y el sexo de su documento, nos hace personas más libres.
¿Qué nos define? ¿La identidad se construye o es una cuestión genética? ¿Ser mujer es nacer con ovarios o implica una búsqueda y una decisión personal?
«No se nace mujer, se llega a serlo», dijo la escritora y filósofa Simone de Beauvoir allá por 1950. Se puede nacer con vagina, con pene o con los genitales indefinidos. Los órganos sexuales no determinan que una persona sea hombre o mujer. La identidad de género depende del rol social que se ocupe, de cómo cada cual se sienta y se reconozca a sí mismo, de una pulsión interna, un deseo físico, una construcción y una conciencia determinada de la propia identidad. Y, sobre todo, de una elección. «La feminidad o masculinidad referida a los órganos sexuales es un invento cultural. Más allá de que la mayoría de las personas encajen en el sistema normalizador de género-sexo hay muchos que no encajan y su vida no tiene por qué basarse en esos parámetros», dice Claudia Castrosín, Vice Presidenta de FALGBT.
La discusión acerca de la identidad surgió en torno a la iniciativa de Facebook de agregar opciones para que los usuarios elijan libremente cómo definirse. Donde antes sólo figuraban «hombre» y «mujer», ahora hay 54 opciones de género sexual.Argentina es el cuarto país del mundo en donde existe esta posibilidad, después de Estados Unidos, Reino Unido y España.De esto comenzó a hablar Jorge Lanata en su programa de radio antes de referirse directamente a Flor de la V y cuestionar su elección.
Pero la polémica no quedó ahí. La Federación Argentina LGBT denunció al periodista de PPT por discriminación ante la defensoría del Público y el INADI, y si bien muchas figuras públicas defendieron a la vedette, el debate en torno a la identidad de género se reavivó y fueron muchos también los que festejaron las declaraciones de Lanata. Incluso el intendente de Tres de Febrero, Hugo Curto, se atrevió con total impunidad a decir que el travestismo «es una enfermedad».
Hoy, después de días de silencio, Flor de la V estuvo en Intrusos hablando con Jorge Rial. «Diariamente tengo que construir la mujer que soy. A la gente le provoca odio mi felicidad, que yo sea libre», dijo entre lágrimas. «Soy mujer porque lo siento, me sale por los poros, lo elijo. Pero hay mucha homofobia y hay personas que no lo aceptan y se creen con el derecho de ofender a los otros por ser distintos. La palabra tiene peso. Con la palabra se puede hacer daño y generar mucha violencia. ¿Por qué se cruel con otro ser humano? ¿Por qué el maltrato? Cuando era chica pensaba que estaba sola en el mundo, que no había posibilidades para gente como yo. Gran parte de mi vida sentí vergüenza, hoy para mí es un orgullo ser quien soy. Uno puede pensar diferente, pero eso no justifica la violencia y la falta de respeto. Creo que la única manera de combatir el odio es el amor».
La Federación argentina LGTB espera que el Congreso de la Nación trate los proyectos de ley contra la discriminación por orientación sexual. El objetivo es tener un marco legal desde donde defenderse y enfrentar este tipo de agresiones. «La sanción de la Ley de Identidad fue un gran paso, pero aún las personas trans viven situaciones de discriminación de manera cotidiana. Los cambios sociales van a ser más lentos y por eso tenemos que trabajar en la sensibilización de la población en general», dijo Débora Fiore, Coordinadora de Comunicación de Fundación Huésped. Hoy, el desafío es aprovechar el debate para reafirmar una postura inclusiva que defienda la igualdad y la libertad por sobre los prejuicios. Como dijo Flor de la V, «lo que no te mata, te hace más fuerte».