Ahora parece que la Rochi se merece los golpes (o como los medios justifican la violencia de Maradona)

Por: #BorderPeriodismo

Por María Julia Oliván

Una locura. De verdad, la cobertura de ayer en la televisión argentina sobre el caso de violencia de género que protagonizó el ex astro de fútbol Diego Maradona habla mucho de cómo todavía -pese a la ley de avanzada contra la violencia de este tipo que rige en nuestro país- el sentido común de una parte de la sociedad sigue buscando justificar al golpeador.

Escuché cosas de lo más insólitas:

  • Dar por veraz la explicación que le dio Diego Maradona a la periodista Marina Calabró. ¿Qué le dijo? Que él “nunca le levantó la mano a una mujer” y que el golpe que se escucha en el video casero es un golpe al celular. A ver: si sólo se tratase de eso y si aún Rocío Oliva hubiera gritado “Diego, pará de pegar” en referencia a cómo le pegaba al celular –suena raro pero ésa es la versión a la que se le dio crédito- IGUAL el episodio se encuadra dentro de un caso de violencia de género, según la ley argentina y hace a un tipo especial de ésta llamada violencia psicológica. Convengamos que ver a tu novio rompiendo tu celular no es agradable, y menos si pensás que tal vez parta el aparato para no romperte a vos.
  • Un extenso debate se planteó en relación a quién habilitó la difusión del video. “Si fue Rocío, la verdad que está muy mal que difunda lo que pasa dentro de su casa. ¿Qué confianza puede tener Diego en alguien así?, le escuché decir a una “comunicadora” y MUJER!!!!! ¿Me están jodiendo? Ya nadie reparaba entonces en el puñetazo de Diego sino en la supuesta “falta de códigos” de Rocío al difundirlo. El debate se zanjó con una explicación oficial de la propia Rochi: fue El Chino, el sobrino de Maradona, quien filtró todo a los medios.
  • Con El Chino en el centro de la escena escuché otra barbaridad: un médico, que es columnista en un programa muy exitoso de la mañana, increpó a la nueva estrella en cuestión. “Decime una cosa Chino, ¿no te parece que deberías pedir ayuda para tu tío que está enfermo de alcoholismo en lugar de hacer la forrada de mandar a la televisión éste video?”, le espetó. ¿¿EHHHHHHHHH??????? Un video que registra cómo el dios de los argentinos faja a su mujer 30 años y 30 kilos menor que él es una forrada y lo que verdaderamente importa es la salud de dios. Porque dios es dios y la Rochi, una pobre piba bastante brava y quilombera que andá a saber qué hizo para que dios se saque.
  • Acerca de este punto –llamémosle que dios no se saque o se ponga loquito violento– escuché otra cosa que me voló la cabeza: dijo El Chino (sobrino de Maradona) que Rochi es bravísima y que ella saca lo peor de Diego. Onda que de alguna manera ella se busca las piñas que recibe porque es muy brava. Rochi es brava. Verónica Ojeda, hoy también sorprendió con declaraciones que van en esa línea: Rocío lo hace sacar a Diego. Hija de un delincuente, vio caer asesinado a su padre en medio de un cumpleaños familiar cuando era apenas una preadolescente. Rochi anduvo con gente mala, en cosas raras y tuvo una vida complicada. Pero eso no hace que Rochi merezca un chirlo de vez en cuando. Si Rocío saca lo peor de Diego, que Maradona la abandone y tenga los huevos de buscarse una mujer que le guste que ya está bastante grandecito. Pero que no le pegue, porque eso en este país (como en la mayoría de los estados modernos) constituye un delito.
  • Con Rocío como eje, vi a los cronistas buscando a la madre de la chica para saber qué opinaba sobre el caso. “No me jodan que tengo que mirar el partido”, gritó la mujer, muy suelta de cuerpo. A la madre de Rochi todo esto le parecía menos importante que mirar el partido. Típico silencio cómplice de los casos en los que se cocina y se cuece la violencia de género. Si los vínculos más fuertes de la víctima miran para otro lado, ya está.
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A ver: los que estamos en televisión, cada uno desde su lugar, estamos comunicando cosas. Contamos hechos, relatamos lo que vemos de la realidad, las polémicas sobre cómo solucionar los casos que preocupan a la gente y las novedades de la gestión de los gobiernos.

Pero cuando analizamos los hechos de la realidad estamos construyendo sentido. Le estamos dando un sentido a las cosas y las encuadramos en un marco social, legal y comunicacional.

El caso que se vio en el video de Diego Maradona es un hecho de violencia de género. La víctima se llama Rocío Oliva. Que la víctima consienta vivir con el violento no la hace menos víctima sino todo lo contrario. Justificar al golpeador es uno de los rasgos intrínsecos en los casos de violencia. Y se vincula directamente con lo que se conoce como el Síndrome de la Mujer Golpeada. Lástima que pocos colegas han leído algo sobre el tema.

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Si Diego Maradona, por su parte, está atravesando un problema de alcoholismo, deberíamos desearle que se trate y que se cure pero de ninguna manera eso lo hace menos golpeador, ni menos culpable.

Si contamos mal las cosas le estamos dando un sentido erróneo y peligroso. Si mira atentamente la tele, una mujer que ligó una piña en una casita de Villa Albertina puede suponer que si la Rochi la ligó ella también la tiene que ligar, porque su marido, como el Diego, toma.

Y que si tal “comunicadora” dice que la falta de códigos de Rochi lo pone nervioso al Diego, entonces confirma que las piñas tienen una explicación, un motivo. Y que entonces el golpeador tiene razón cuando le dice que ella es golpeada por su propia culpa.

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Entonces nosotros, los comunicadores también somos en algún sentido victimarios de las víctimas.

Todo sigue en este mar de confusión hasta que se produce una muerte y ahí sólo ahí, ante la evidencia de lo inapelable y de lo irrecuperable, nos rendimos a contar que todo comenzó con un golpeador que le metió culpa a su víctima y entonces contamos la historia exactamente al revés de lo que dijimos en el caso de Diego.

Confundimos. Y somos responsables de eso. Sólo eso quería decir.

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