La tecnología ahora también te pone hot: el chip sexual es furor en EE.UU y Europa. Carmen Barbieri ya se lo puso dos veces y aseguró que tiene más ganas que nunca de meterse en la cama con su pareja. ¿Qué es? ¿Cómo funciona? ¿Es posible que un chip en la piel te de ganas de tener sexo? ¿Se puede injertar el deseo?
La carne se convierte en territorio de la ciencia. El cuepo se abre y se rellena con siliconas, se inyecta con botox y, ahora también, con deseo. El misterio deja de ser protagonista de los encuentros sexuales más apasionados. Al cuerpo artificial -con pechos, narices y pómulos diseñados por expertos en medicina estética- se le suman sensaciones que son producidas por un implante escondido bajo la piel: el chip sexual.
Se trata de una pastilla subcutánea que se injerta en la grasa de la cadera y va liberando hormonas de testosterona durante seis meses. Así contado no suena muy tentador, pero lo cierto es que este método tiene cada vez más éxito porque, según los especialistas, incentiva el deseo sexual, y además aumenta la tonificación de los músculos, solidifica los huesos y armoniza los ciclos menstruales.
¿La receta perfecta contra la apatía que generan los años de matrimonio? ¿Un plus de exitación para los jóvenes ávidos de noches más intensas? No necesariamente. Si bien el chip tiene efectos concretos en el cuerpo y puede servir cuando la falta de interés se debe a una cuestión hormonal, en general el deseo depende de nuestra cabeza: las fantasías que se tejen y entretejen y donde nadie, ni siquera la ciencia más avanzada, puede llegar a penetrar. “Puede ser decepcionante, porque si tu falta de líbido es porque no hay amor o incentivo, por más que te pongas testosterona no vas a tener ganas de sexo, tendrás que cambiar de pareja”, dijo el especialista Rubén Mühlberger.
En nuestro país se hizo conocido por la buena fama que le dio Carmén Barbieri: «Te deja la piel divina, te da buen humor y además ¡estoy totalmente lubricada! Te dan ganas de terminar en la cama con tu pareja. Antes para mí el sexo era el último trabajo del día. Con el chip siento que tengo 27 años otra vez”. ¿Cualquiera lo puede usar? No. Está indicado para mayores de 40 años. En la premenopausia disminuye la producción de hormonas y eso hace que baje la líbido, se tengan “los calores” y baje el nivel de lubricación durante las relaciones sexuales. El implante sirve para re-equilibrar el nivel hormonal. En Argentina todavía no se hace y en EE.UU cuesta entre 500 y 1.000 dólares. Sin embargo, sí tenemos una contraoferta disponible: la llamada vacuna del sexo, una inyección de testosterona que sale alrededor de 2.000 pesos, dura tres meses y tiene efectos similares al chip. Guillermo Blugerman, el cirujano plástico de Barbieri, aseguró que en su consultorio más de 30 mujeres se aplican la inyección cada mes con el objetivo de estimular el deseo.
“Las consultas por “falta de ganas” de tener relaciones sexuales, han aumentado exponencialmente, en los últimos años”, dice el sexólogo Juan Carlos Kusnetzoff. “La presencia de problemas hormonales, se encuentra en la primera fila a investigar por parte de los médicos. Pero también hay que hablar de la crisis de la edad media de la vida, tanto en hombres como en mujeres. La mitad de las personas la tiene entre los 40 y 60 años. Es en esa etapa, cuando en los individuos empieza a prevalecer el balance de la vida y se preguntan si son felices con lo que construyeron. Todo esto se manifiesta en la cama, en una falta del deseo sexual, anorgasmia o una falla erectil. Es una crisis evolutiva normal que ocurre y desconcierta. Los médicos buscarán elementos hormonales para atender, sin embargo, es necesario remarcar que existe esta crisis y que la sexualidad humana es frágil y emocional dependiente. Nunca hay una sola causa frente a la falta de deseo”. Aunque el chip no sea una solución mágica, ayuda a dar las condiciones para que las ganas vuelvan. Un barrilete no depende sólo del viento para que pueda remontarse, pero sin viento no hacemos nada. Con el sexo es igual: el implante es el empujón, el deseo seguirá siendo producto del misterio de cada uno.