Alerta en el probador: ¿Sabías que las liquidaciones pueden afectar tu salud?

Por: Quena Strauss

Ahora que los negocios cuelgan el cartelito de “Sale”, tené cuidado: el probador y a ropa pueden explotar de microorganismos capaces de enfermarte. Aquí, tips para impedirlo.

Diez, cien, mil y más. En época de liquidaciones, como ahora, y especialmente en las tiendas más concurridas, el desfile de clientes es incesante. El punto es que mientras que las cajeras se cansan de facturar, cada prenda queda expuesta a los millones de microorganismos que cada persona lleva sobre su cuerpo, algo que se agrava aún más cuando hay heridas en la piel o secreciones de algún tipo.

¿Te parece un tema muy asqueroso? Absolutamente. Pero no por eso es menos real, y así lo confirma un reciente informe de la Universidad Nacional del Litoral en donde Emilce Méndez, investigadora de la Facultad de Bioquímica y Ciencias Biológicas de esa casa de estudios consigna que “existen estudios en los que se han detectado restos menstruales en la ropa interior sin estrenar, con toda la carga de microbios que esto implica. No hay seguridad de que al probarse una prenda las personas lo hagan con la ropa puesta o respetando el precinto higiénico que poseen”, precisó.

Por lo demás, está claro que ni siquiera la ropa flamante está realmente “intacta”, porque hasta llegar a tus manos pasó por las de quien la cosió, planchó, embolsó, desembolsó, colgó en tal o cual percha. Pasó por las manos de los fabricantes, dos o tres vendedores hasta llegar al vendedor final, y por una cantidad incalculable de manos, piernas, colas brazos y todo lo que se te ocurra de todas las clientes que se probaron esa prenda antes que vos.

Y no es para ponerse paranoica, pero sí para tener más cuidado y recordar que en cada uno de esos pedazos de tela hay un verdadero universo de microbios, bacterias y hasta virus potencialmente peligrosos esperando por la próxima presa. ¿Por qué? Básicamente porque- como explica la bioquímica- cada día ( y ni hablar en tiempo de liquidaciones) pasan por los probadores personas con granos, lesiones en la piel, forúnculos y toda clase de patologías que pueden contaminar la ropa con, por ejemplo, bacterias que no se pueden controlar con antibióticos.

La Staphylococcus Aureus, por ejemplo, puede quedar en las prendas y, en caso de que se las prueben personas con alguna lesión imperceptible en la piel, contagiarlas también”, alerta Méndez. Por otro lado, y ya de por sí, cada uno de nosotros transporta una verdadera galaxia de vida minúscula sobre su anatomía, llamada “microbiota”.

Se trata de microorganismos que, según detalla la microbióloga, pueden ser autóctonos (propios) o huéspedes. En este segundo caso, en caso de tener lesiones en la piel o en caso de contacto directo con las secreciones de otro, los resultados pueden llegar a ser nefastos. “La microbiota son millones de microbios que bien en el cuerpo humano y que está presente en la piel, las manos, las mucosas de la boca, el colon y la vagina”, detalla.

¿Y entonces? ¿Se supone que debemos abdicar a los fabulosos raids de compras de estas semanas, esos que la mayoría de nosotras espera –como dice el tango– “la ñata contra el vidrio” solo para poder comprarse ese jean carísimo que ahora cuesta bastante menos? Pues no. De lo que se trata, en todo caso, es de tomar algunas precauciones mínimas.

¿Cómo cuales? Las básicas son no probarse la ropa interior sobre la ropa interior –menos aun sobre la piel- y, de preferencia, hacerlo sobre un par de medias o una calza. Lo mismo vale para los jeans y los pantalones. Será incómodo, pero es muchísimo más seguro. Olvidate, desde ya, de salir a comprarte algo si tenés alguna lastimadura, corte o alguna otra lesión en la piel por la que microbios oportunistas puedan ingresar a complicarte la vida.

Otro dato central es que, una vez en casa, te tomes el trabajo de lavar todo lo que hayas comprado antes de estrenarlo. De acuerdo: puede que el apresto con el que te vendieron la prenda se vaya y que esa camisa ultra monona que te compraste ya no se vea tan radiante como en el perchero. Pero con algo tan simple como una pasada por el lavarropas te vas a estar evitando muchos problemas potenciales derivados de compartir telas con miles de perfectos desconocidos.

¿Y los vestidos de fiesta? ¿Tendrán que ir esos también a la sección lavado? Definitivamente. También en ellos se acumulan microbios en cantidad, y como además muchos de ellos vienen en telas trabajadas o con relieve, las chances de que organismos invisibles se depositen allí son aún mayores. Con otra desventaja más: como no son las prendas que más salida tienen, pueden pasar varios meses (y miles de puestas) hasta que alguien finalmente compre ese vestido que a vos tanto te gustó y que ahora reposa, precioso, sobre tu cama.

Aunque hiera nuestra coquetería femenina y a nadie se le ocurra lavar un vestido de fiesta antes de usarlo, desde la microbiología los consejos son muy claros: para evitar infecciones hay que lavar toda la ropa nueva”, precisa Méndez. Después, secarla bien al sol (no debe guardarse húmeda, porque también eso favorece la proliferación de organismos) y, ahora sí, lista para estrenarla y dejar bizco de amor a más de uno.

 

 

 

 

 

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