Sobre la creencia que las soluciones a la cosa publica vendrán de la mano de los gestores privados, podemos llevarnos una desagradable sorpresa. Los niveles de corrupción privada son tan alarmantes como la publica solo que de esos temas tenemos menos voluntad de dialogo social, sencillamente porque representa el espejo en el que nadie se quiere mirar.
En la medida que se presentan los problemas económicos, las alternativas que suelen ofrecerse varían según sea quien propone. Hay opciones mas bien inclinadas a profundizar el aspecto de carácter publico en lo que hace a los temas de la gestión estatal, mientras otras propuestas parecen mostrar un sesgo orientado hacia la idea de gestión privada.
Cierta mirada da por sentado que el “manejo gerencial” garantiza dos cosas, eficiencia y transparencia o al menos una idea de inexistencia de corrupción.
Sin embargo los hechos nos muestran claramente que la gestión privada argentina adolece de los mismos problemas de corrupción que percibimos en el sector público. Solo que sobre ese tema se “habla menos”.
Hace unos días se conoció en el diario La Nación, el resultado de la encuesta global sobre delitos económicos 2014, la cual se realizó sobre la base de mas de cinco mil opiniones de empresarios de mas de cien países y los resultados fueron contundentes.
Poco mas del 70% de los encuestados reconoció haber sufrido algún tipo de fraude durante los últimos doce meses. Al tiempo que se percibe un aumento del 20% durante la ultima década según la firma PWC que es una de las cinco grandes en materia de auditoría para el sector privado.
De todos ellos, el 40% dio cuenta de pérdidas elevadas, calculando las mismas en el rango de entre 50 mil a un millón de dólares cada una, lo que indica que no estamos hablando de “robo hormiga” sino de comportamientos de carácter delictual a gran escala.
Otro rasgo llamativo es que, la consultora Kroll indicó que el 100% de las empresas estima que sufrirá algún tipo de fraude durante el próximo año mientras que nuestro país se encuentra entre los 10 que mas fraudes reportaron en los últimos 365 días.
Cuando nos referimos a fraudes estamos hablando de una variada lista de tipos de delito que podríamos enumerar brevemente como: Malversación de activos, fraudes en compras y contrataciones, fraude en los estados contables, sobornos, corrupción con temas relacionados a recursos humanos, delitos contra la propiedad intelectual e industrial así como delitos informáticos.
Toda una gama de estafas dentro las que he podido profundizar cuando escribí mi ultimo libro LADRONES, grandes estafas de la historia económica mundial. Allí relato casos emblemáticos como el de Enron o la estafa con la tasa LIBOR, distintas caras de una misma moneda en la que el sector privado se comporta tal y como señala con el dedo acusador al sector publico, se roba y se roba de a montones.
El 31% de los delitos pertenecen al sector financiero y los involucrados que están implicados se encuentran desde la base hasta el tope de la pirámide organizacional. Roba el empleado raso y roba el gerente general.
La asociación de examinadores de fraudes certificados de estados unidos, brinda datos aun mas interesantes sorbe el funcionamiento del sistema: el 86,6% de los casos no tienen acusación y mucho menos condena. Eso se llama impunidad.
Lo formidable es que este tipo de comportamientos distan mucho de ser inocuos para la sociedad, ya que destruyen valor, y se apropian de intereses ajenos que, por citar una de las implicancias, le resta valor a los accionistas de las empresas, es decir por ejemplo, afecta los intereses de los jubilados en argentina, ya que la Anses es que representa al mayor tenedor de acciones de nuestro país.
En el mismo sentido y siguiendo con los ejemplos, PWC menciona que el 20% de los encuestados dijo haber perdido un negocio por no haber pagado sobornos, refiriéndose no solamente al sector publico sino también al sector privado.
Todos los especialistas coinciden en destacar que en momentos de crisis la corrupción aumenta. Para mensurar en términos comparados, donde se encuentra parada la argentina, el ranking Transparency Internacional nos ubica en el puesto 107 sobre 175. Esto nos invita a pensar que “el afano” no es «cosa de políticos”, está en nuestro sistema de valores (en la falta de ellos).
Vemos que al reinar la impunidad en todos los ámbitos, violar la ley es mas negocio que cumplirla. El problema a esta altura excede el castigo, es de carácter sistémico y genera practicas cuyas consecuencias nos vuelven entre otras cosas ineficientes. La ineficiencia nos hace menos competitivos lo cual nos hace pedir privilegios al estado que permitan sostener ese status quo.
Falta de valores + impunidad = ineficiencia = perdida de competitividad = reclamo de «estado protector de chantas privados» y el círculo se retro alimenta.
Así las cosas, el verdadero desafío de los dirigentes que quieran generar un cambio de largo plazo, debería pasar por aquello que no forma parte de ninguna plataforma electoral: reconstruir los cimientos de una sociedad basados en conjunto de valores que en ciertos aspectos parece que hemos perdido todos… y todas.