Juan Manzur y una carrera política impulsada por “truchar” cifras de mortalidad infantil

Manzur
Créditos: Manzur
Por: #BorderPeriodismo

En su libro Argentinismos, el escritor Martín Caparrós relató lo que pasaba hace más de diez años en la provincia de Tucumán, mientras Juan Manzur, quien hoy suena como precandidato a vicepresidente,  era el ministro de Salud provincial: «en cuatro años había bajado su mortalidad infantil a la mitad. O, por lo menos, eso dijeron el gobierno y los medios oficiales cuando lo nombraron en el ministerio nacional».

El mismo Caparrós lo recordó hace unos años, en una nota titulada «Una historia de las mentiras de Manzur», donde realizó las citas textuales de su obra publicada en el 2014:

“La tentación de truchar cifras, de hacerles decir lo contrario de lo que dicen, se extendió entre las filas kirchneristas. Abundan los ejemplos. En estos días, mientras la desnutrición mata chicos en las zonas más pobres de Salta, las cifras oficiales dicen que la mortalidad infantil bajó mucho en los últimos años. Es el sistema Manzur, del nombre de un doctor Juan Manzur, tucumano que ocupa, desde hace años, el ministerio de Salud de la Nación.

 

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El doctor Manzur llegó avalado por un récord extraordinario como ministro de Salud de su provincia: en cuatro años había bajado su mortalidad infantil a la mitad. O, por lo menos, eso dijeron el gobierno y los medios oficiales cuando lo nombraron en el ministerio, invierno de 2009 –en lugar de la licenciada Ocaña, que se había peleado demasiado con el señor Moyano. El doctor Manzur aparecía como la elección más lógica: un ministro que emplearía a fondo los métodos de gobierno consagrados por los doctores Kirchner. Porque ya un año antes diputados como Eduardo Macaluse y diarios como Crítica de la Argentina habían explicado el sistema Manzur para la reducción del flagelo: truchar cifras.

Así fue en Tucumán: según las estadísticas provinciales, en 2002 murieron 24,3 menores de cinco años por cada 1.000 nacidos vivos; en el 2006 la cifra se redujo a 13,5. El entonces ministro Ginés González García dijo que no conocía ‘experiencia más rotunda, donde se haya bajado a la mitad los índices de mortalidad infantil en cuatro años’. Seguiría sin conocerla: no lo habían hecho. Lo que sí hizo el doctor Manzur fue mandar a anotar como ‘defunciones fetales’ a los bebés más comprometidos –menos de un kilo al nacer– que morían en las primeras horas. Según todas las reglas internacionales, esos chicos deben ser considerados ‘nacidos vivos’ y, por lo tanto, si mueren, son parte de la mortalidad infantil. Excepto en Tucumán. El milagro tucumano era un simple truco contable, una inflación convertida en dispersión de precios, un indec de muertes chiquititas: otro triunfo –patas cortas– del relato sobre la realidad.

 

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El doctor Manzur, un precursor, fue premiado con el ministerio de Salud. Mientras, la mortalidad infantil de la patria sigue siendo el doble que la chilena y el triple que la cubana; el 60 por ciento de esas muertes sería evitable con una inversión perfectamente posible, porque sus razones son la falta de control médico durante el embarazo, la cantidad de embarazos en los sectores más pobres y la desnutrición –que es la forma elegante de llamar al hambre– de las madres. Nada que no pueda solucionarse con algo más de infraestructura sanitaria y un poco de comida. Porque la realidad sigue existiendo, y el ministro silente debe estar buscando algún número para explicar que los chicos salteños no se murieron sino que tururú. Seguramente no se atreva a sugerir que los saquen de las estadísticas sanitarias y los pongan en las criminales: no querrá aceptar que esos chicos fueron asesinados por la desidia mortal del Estado argentino, del modelo argentino, de los grandes discursos argentinos: del relato.”, contó el reconocido escritor.

En el articulo que recordó la historia, también remarcó el año 2019, cuando el actual gobernador de Tucumán impidió el aborto de una nena de tan solo 11 años que había sido violada por el novio de su abuela: «la puso a parir por cesárea».

Este jueves, Manzur sonó fuertemente como posible precandidato a vicepresidente, en fórmula con el actual ministro del Interior, «Wado» de Pedro, lo que resurgió el fragmento del libro, mientras se esperan definiciones de cara al cierre de listas en los espacios políticos.

 

Foto: NA

 

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