Las impresoras 3D cada vez se instalan con más fuerza en diferentes actividades locales. Ya no vas a tener que recargar cartuchos, sino poner en marcha la imaginación para ver qué ideas nuevas podés imprimir. Border te ofrece en esta nota, un panorama en tres dimensiones.
Por Nuria Gómez Videla (@nugovi)
Seguramente Jimmy Hendrix no podría creerlo, pero es real y ocurre de este lado del continente, porque durante la semana se terminó de imprimir la primera guitarra eléctrica sustentable realizada en impresión 3D, que podrán tocar quienes concurran al stand Diseñá Rock Futuro, dentro del festival Lollapalooza.
Créase o no, lo imposible ya no lo es tanto, menos si vas de visita al CMDlab, el único laboratorio público de fabricación digital que existe en el país, donde se imprimió y ensambló, entre otras maravillas, la guitarra. El tiempo total de impresión, con tres máquinas funcionando full time, fue de aproximadamente 10 días. El equipo que pasará a la historia –con su brillante idea y realización-, está compuesto por jóvenes diseñadores industriales, diseñadores automotrices e ingenieros, coordinados por Silvina Klein. Ellos fueron quienes planificaron el trabajo y concretaron la idea, pasando por las etapas de diseño digital, modelado 3D, impresión y ensamblado, siempre acompañados por el luthier Fernando Cipollone, quien fue el responsable de que la guitarra suene como tal.
La impresión de una guitarra en 3D demuestra que existen otras opciones para enfrentar la problemática -de escala mundial- sobre las restricciones que hay para la tala de árboles, especialmente del ébano, que es la madera utilizada en la fabricación de este instrumento, entre otros. Esta es una barrera que afecta a la industria de la música en general, Henry Juszkiewicz, jefe ejecutivo de Gibson, empresa líder en el desarrollo de guitarras, anunció hace dos años que, en 10 años no habrá madera para hacer guitarras. En la guitarra bautizada “Lola”, porque será usada por primera vez en el Lollapalooza local, se utilizó un 45% menos de madera que lo que lleva una tradicional, sólo el mango y el núcleo son de caoba porque sino su sonido no sería el de una guitarra. El resto se imprimió utilizando filamentos de PLA, un material de origen termoplástico que se obtiene a partir de la caña de azúcar y es biodegradable, lo que le da su carácter de sustentabilidad.
“En otros países como Brasil ya se hicieron guitarras, pero fueron impresas en un 100%, lo que significó que el resultado del sonido fuera artificial, sonaban como una guitarra de juguete”. Aquí, el planteo ha sido diferente, “lo más importante es que el instrumento transmita los sonidos que lo hacen único, por eso pensamos en un mix con madera”, sostiene el luthier, Cipollone.
Pero la canción no termina acá, que una guitarra pueda imprimirse como venimos imprimiendo tinta sobre papel significa que el producto final debería ser accesible, por eso, este modelo de guitarra tendrá el libre derecho de uso y estará disponible para que todos los que estén interesados, puedan acercarse al CMDLab y modelar e imprimir la suya.
Tecnología al alcance de todos
Una impresora 3D es una máquina capaz de realizar impresiones de diseños en 3D, creando piezas, maquetas o prototipos a partir de un diseño hecho por computadora. Surgieron a partir de la idea de convertir archivos de 2D en prototipos reales, y es una fabricación llamada “por adición” porque el objeto se crea a partir de la superposición de capas de material. Esta tecnología, se usa en otros lugares del mundo, desde hace muchos años y si bien en un principio tener una impresora 3D era muy costoso, a medida que pasó el tiempo el precio ha sido más accesible y su utilización en diferentes industrias también se ha expandido.
En nuestro país, una impresora 3D puede costar desde 19.700 pesos hasta 40.000. La empresa local que lidera el mercado se llama Kikai labs, su socio fundador, Marcelo Ruiz Camauër, habló con Border: “las impresoras 3D existen desde hace al menos 20 años, pero lo que ha ocurrido en el último tiempo es que ha habido una explosión en el interés por la fabricación digital. Nosotros empezamos en 2011 y a comercializar en 2013. La producción ha sido rápida pero limitada, el primer año vendimos 20 unidades, 140 el segundo (2014), y para este año esperamos vender unas 400 – 500.”
En relación a los laboratorios que trabajan impresión 3D, en la Argentina el único de acceso público es el CMDlab, ubicado en el Distrito de Diseño –Algarrobo 1041- albergado por el pintoresco Centro Metropolitano de Diseño, abierto a todos los que estén interesados en capacitarse, experimentar y prototipar sus ideas, cuyo objetivo primordial es que se democratice el acceso a las nuevas tecnologías facilitando el enlace entre la innovación y las personas, sea cual sea su profesión y proyecto.
“Lo maravilloso de esta nueva tecnología es que se acortan las distancias y el acceso, lo que llamamos trabajo colaborativo. Hoy la impresión en 3D no sólo ha concretado sueños, en el caso de la salud, sino que puede mejorar la calidad de vida, y eso no tiene competencia”, sostiene Silvina Klein, coordinadora del CMDlab.
Tecnología social
Nada se compara al uso de la tecnología como bien social, así es que la impresión 3D se está utilizando en órtesis y prótesis médicas, ya que su versatilidad permite adaptar cada pieza fabricada a las características exactas de los pacientes. Actualmente, el CMDLab lleva adelante proyectos de innovación social como: planos hápticos, que son representaciones gráficas en relieve de un edificio o de un espacio y ayudan a la orientación de personas no videntes o disminuidos visuales. También, vienen fabricando prototipos de órtesis de pie, férulas de muñeca y prótesis dentales.
Todos recuerdan el caso de Felipe Miranda, el chico de 11 años, que nació sin dedos en su mano izquierda y que gracias a la impresora T125 de Kikai Labs, hoy tiene una prótesis de mano que pagó 2000 pesos y que en formato original –molde o matriz- hubiera pagado unos 40 mil dólares.
“Hoy las impresoras se adquieren x ejemplo para estudios de arquitectura, medicina, fabricantes especializados en determinados objetos, educación (universidades y colegios técnicos), para diseñadores industriales, y para industrias (prototipos y moldes). Ahora comenzó también la provisión a hospitales, porque las impresoras pueden realizar prótesis en gran escala, son ideales para producir de a un caso a mil, sin que cueste –económicamente hablando- demasiado”, afirma Ruiz Camauër.
Los políticos también se imprimen
El año pasado se hizo conocido el primer busto realizado a partir de datos scaneados para una fabricación en 3D de un presidente, que fue ni más ni menos que el de Barack Obama, quien se expuso sentado a 50 luces de LED para crear condiciones de luz diferentes en un solo segundo y garantizar que cada arruga y cada marca de su cara pudiera ser capturada y copiada. Actualmente, el Barack Obama tridimensional se encuentra expuesto en la Galería de los Comunes del Castillo Smithsonian, Washington D.C.
También, en octubre de 2014, durante el encuentro Innovatiba que se realizó en la Ciudad de Buenos Aires, y que contó con la presencia de cuatro profesores de la universidad más innovadora del mundo -Singularity University- Mauricio Macri, fue scaneado por una máquina conectada a una impresora 3D y recibió una hora después, un busto suyo en miniatura.
Ante la pregunta de si será posible que la impresora 3D pase a ser, en unos años, una máquina que ocupe un lugar en el hogar de los argentinos, Ruiz Camauër, contesta: “No será un artefacto común como lo es un microondas… será un juguete caro como un Lego Techniks, quizás. Pero sí estará en todos los lugares productivos, industrias, talleres, emprendedores, educación, medicina”.
Así anda el mundo, ya sabés, si tenés amigos invitados a cenar a tu casa y los vasos no te alcanzan, quizá puedas imprimirlos y decir que los “sacaste de la galera”.
Enlaces relacionados:
Créditos