Cuando Alberto Fernández todavía ni imaginaba que sería el candidato a presidente del Frente de Todos, la diputada Victoria Donda organizó un acto para anunciar una nueva idea, en nombre de 20 colectivos feministas y referentes de distintas áreas: “Hagamos el Ministerio de las Mujeres, Diversidades y Disidencias”.
A la presentación, que se realizó el 23 de abril en la Manzana de las Luces, asistieron dirigentes del partido SOMOS que lidera Donda, otros legisladores, las cantantes Miss Bolivia y Elena Roger, y la histórica militante y abogada feminista Nina Brugo, que con la paciencia que le dan los 70 y pico de años, explicó las razones de su apoyo: “Para que haya menos desigualdad económica, social y cultural, tenemos que estar las mujeres en un ministerio y hacer que eso sea una realidad”.
Seis meses después, Alberto Fernández anunció públicamente su decisión de crear un ministerio para atender esas demandas. Primero, lo hizo con Pepe Mujica en el Colegio Nacional. Y formalmente lo prometió el 13 de octubre, durante el debate de candidatos a presidente de Santa Fe y mientras más de 200.000 mujeres y disidencias sexuales desbordaban la ciudad de La Plata en el 34ª Encuentro del movimiento feminista.
Dijo Alberto en una de sus intervenciones de 1 minuto y 24 segundos: “De todas las demandas que han aparecido en los últimos tiempos, sin duda el colectivo feminista, que irrumpió ante nosotros de un modo increíble, es el que más debe llamar nuestra atención. Millones de mujeres que pusieron sobre la mesa no sólo los efectos de la violencia de género, si no también la desigualdad que padecen. Hay que darse cuenta que las mujeres jóvenes hoy duplican en términos de desempleo el promedio general del país. Hay que darse cuenta que las condiciones de trabajo son distintas y que necesitamos cambiar las leyes. Las personas somos diversas, pero las leyes no deben ser diversas”.
Luego, increpó a Mauricio Macri por el desempeño del Instituto Nacional de las Mujeres (INAM): “Presidente, si a usted le preocupa la igualdad de género, preocúpese de que el presupuesto se ejecute adecuadamente porque hasta acá sólo ejecutaron el 10%”. Y por último, anunció el nombre completo del ministerio que creará durante su gobierno: “Con ustedes vamos a crear el Ministerio de la Mujer, de la Igualdad y la Diversidad”.
La síntesis de Fernández reúne tres razones que destacan quienes promueven la creación de ese ministerio: la violencia de género; la desigualdad salarial entre varones y mujeres, y el presupuesto que asigna el Estado argentino para resolver las dos razones anteriores y muchas más.
«Me pone muy orgullosa que se haya tomado nuestra iniciativa”, dijo Donda en una entrevista reciente en radio Nacional y aseguró que todavía no tiene “la confirmación del Presidente electo» sobre si será ella la ministra.
Las candidatas
Al menos cuatro nombres suenan hoy, a un mes de la asunción de Alberto Fernández, para ocupar el cargo. El más repetido es el de Donda, por ser la autora de la propuesta, pero en el amplio Frente de Todos postulan también a la socióloga e historiadora feminista Dora Barrancos, quien fue directora del Conicet y candidata a senadora porteña; a la diputada bonaerense electa Malena Galmarini; y a la diputada nacional Cristina Álvarez Rodríguez, la sobrina nieta de Evita que fue titular del Consejo Provincial de las Mujeres en Buenos Aires, durante la gobernación de Daniel Scioli.
Para la diputada del PRO Silvia Lospennato, que integró con Donda y Galmarini el grupo de “Las Sororas” (logró la media sanción de la ley de Interrupción Voluntaria del Embarazo en Diputados) quien ocupe ese lugar debe tener “vocación de trabajar con todas las fuerzas políticas”. “Creo que es un tema absolutamente transversal en el que es fácil y a su vez imprescindible llegar a acuerdos de políticas que se sostengan en el tiempo”, agrega.
Lospennato celebra la idea de “jerarquizar el área” porque “supone que se priorizarán las políticas en materia de género y diversidad” y se logrará “más inversión, que hace muchísima falta”. “Está claro que lo más importante será conocer qué políticas públicas se pretende impulsar y para eso habrá que esperar a ver las propuestas concretas”, aclara en diálogo con #BORDER.
Al debate sobre la persona indicada para el cargo se suma Valeria Amendolara, ex diputada bonaerense e integrante de la Red de Parlamentarias Mentoras, que promueve la paridad en la representación política. “Tiene que ser una compañera con trayectoria, con expertise en el tema, una mujer que tenga conocimientos en materia de políticas públicas y obviamente que sea feminista. Que sepa encarar esta dificultad que tenemos que es la gran brecha entre hombres y mujeres y cómo terminamos con estas inequidades”, asegura a BORDER y agrega: “Es muy importante de qué manera se trabaja transversalmente, porque más allá de que haya un ministerio, la aplicación de las políticas públicas tiene que ser en todas las áreas de Gobierno”.
La situación actual
El cargo vigente que más se asemeja al de la futura ministra es el que ejerce Fabiana Túñez, la directora del Instituto Nacional de las Mujeres (INAM). El organismo fue creado en 2017 para elevar la categoría del Consejo Nacional de las Mujeres (CNM), que había sido instaurado en 1992 para cumplir con la Convención sobre la Eliminación de Todas las Formas de Discriminación contra la Mujer (Cedaw, por sus siglas en inglés).
Virginia Franganillo fue la primera presidenta del CNM y durante décadas, la oficina fue perdiendo valor. “Tardamos 25 años en convertir el Consejo en Instituto y lo hicimos porque creíamos que debía manejar presupuesto”, explica Túñez, quien fue titular del Consejo desde 2015 hasta que el Gobierno de Macri lo elevó a Instituto en 2017.
Túñez llegó a ese cargo por su trabajo en la ONG La Casa del Encuentro, que durante años relevó de forma artesanal la cantidad de femicidios en el país, a falta de datos oficiales. Pero su gestión recibió duras críticas, sobre todo por el presupuesto asignado, que en 2019 fue de $234,3 millones, o en cálculos hechos por organizaciones feministas, de “11 pesos por mujer”.
Para Túñez la cifra no expresa la realidad. “El presupuesto destinado a género no solamente fue al Instituto, fue a diferentes medidas que ejecutaban los ministerios, como las tobilleras electrónicas, que fueron ejecutadas por el Ministerio de Justicia”, explica a #BORDER y asegura que el total invertido en políticas de género es de $580 mil millones y alcanza a todos los organismos del Estado.
En el último tramo de su gestión, Túñez celebra el anuncio de Alberto Fernández de jerarquizar el área y asegura que “el Ministerio será un avance más de todas las mujeres, como lo fueron la Ley de Cupo y la Ley de Paridad”. “El secreto para que realmente tengamos el Ministerio que nos merecemos tendrá que ver con conseguir un presupuesto acorde y transversal; lograr tener más delegaciones en el interior del país, que el Instituto no podía; y planes estratégicos para poder cumplir con los monitoreos. Va a tener un gran desafío que es el sostenimiento de Plan de Violencia, que indica la ley, y los planes de igualdad, cuidado y empoderamiento económico”, explica.
Sobre la elegida para el cargo opina: “Deseo que sea una compañera feminista y yo voy a estar para celebrar todo lo bueno y aportar lo que considere que vaya a faltar. Para mí una mujer feminista, no importa el espacio político donde esté, siempre es una aliada, nunca una enemiga”.
Una mirada histórica
Hay ministerios de las mujeres en distintos países del mundo, como Chile, Perú, República Dominicana y Venezuela. Lo hubo en España hasta que se le bajó la categoría. Y en Argentina la idea no es nueva.
Marcela Durrieu, una de las diputadas que logró la Ley de Cupo en 1991, recuerda que la creación de un Ministerio de las Mujeres “ya estaba en la plataforma del Partido Justicialista de 1989”. “En ese momento ya discutíamos qué era ese Ministerio, porque el riesgo de estas formas institucionales es que termine siendo un organismo vacío, como pasa hoy con el Instituto”, explica a #BORDER.
Aunque remarca “la voluntad política de mejorar la vida de las mujeres” que esta iniciativa expresa, Durrieu remarca que este tipo de políticas tienen que ser transversales a todas las áreas del Gobierno. Por eso pide saber “cuáles van a ser los ámbitos de actuación del Ministerio, qué cosas va a tener a cargo separadas de otras políticas y cuál va a ser el cargo de esa ministra, para que no sea sólo una lobista ante los otros ministros”.
“Yo me inclinaría por un Gabinete paritario, que le da más poder a las mujeres”, lanza a modo de propuesta y argumenta: “Si la ministra va a ser una lobista va a depender mucho de esa mujer. La tendencia es poner una super feminista, pero en la práctica tiene que ver con el volumen político de esa persona”.
Una de las candidatas es su hija, Malena Galmarini. “A Malena nadie le ofreció nada”, aclara y pide evitar hablar de las condiciones de su sucesora para el cargo.
La urgencia
Uno de los temas centrales que deberá atender el Ministerio es la cifra de femicidios y la continuación del Plan Nacional de Acción para la Prevención, Asistencia y Erradicación de la Violencia contra las Mujeres.
El tema fue abordado recientemente por la ministra Patricia Bullrich, quien dio a conocer un informe del Ministerio de Seguridad según el cual se redujeron los femicidios un 12% entre el 2017 y el 2018. Las cifras van en contra de las aportadas por el registro de la Corte Suprema de Justicia de la Nación y también contradicen un estudio de la investigadora Jimena Kohan en base a estadísticas entre el 2002 y 2016, que indica que durante ese período los femicidios se han mantenido estables.
La información fue aportada por el Equipo Latinoamericano de Justicia y Género (ELA), que trabaja para alcanzar la equidad. La responsable del área de políticas del equipo, Victoria Gallo, sostiene que, en base a esos datos, se puede afirmar que “a pesar de que el Estado ha aumentado significativamente su esfuerzo para la prevención, asistencia y eliminación de la violencia de género, las políticas públicas no han logrado aún el impacto necesario”.
En este contexto, agrega Gallo, “un Ministerio de las Mujeres representa una oportunidad para jerarquizar las políticas destinadas a cerrar las brechas entre varones y mujeres, sobre la base de diagnósticos, planificación, monitoreo y políticas sustantivas con recursos propios que aborden las causas estructurales de las desigualdades de género y las violencias machistas”.