Hasta hace poco, la barba frondosa estilo hipster era furor. Pero lo que ayer fue tendencia hoy es criticado como un caldo de cultivo de bacterias. Según un estudio realizado en Nuevo México, que se viralizó en las redes sociales, la barba puede tener la misma cantidad de gérmenes y bacterias que un inodoro. Ahora lo que se viene son los hombres lampiños o el bigote estilo Dalí. ¿De dónde surgen las modas? ¿Qué representa cada estilo? ¿Le pedirías a tu pareja que se afeite o se deje los pelos libres al viento según la tendencia? Dime si prefieres barbudos o lampiños y te diré quién eres.
Por Leila Sucari (@leilasucari)
Cuando mi amiga Mariana volvió del viaje que le cambió la vida, supimos que ya no era la misma incluso antes de verla en persona. No hizo falta tener una larga e íntima charla para averiguarlo, la razón saltaba a la vista en sus fotos de Facebook: Se había enamorado de un peludo con barba. Ella, la que siempre había amado a los hombres lampiños de cutis suave y perfecto, ahora salía con un hombre que para mirarlo a los ojos había que encontrarlo entre una maraña de rulos salvajes.
Muchos podrán decir que la apariencia nada tiene que ver con el amor, que un día te gusta un pelado y al otro un pelilargo, que no existe relación entre la atracción física y la personalidad. Sin embargo, aunque nos encante la frase de “lo esencial es invisible a los ojos”, tanto la comida, como los hombres y las mujeres, primero entran por los ojos. Te pueden gustar las bajitas, los gordos, las rubias, los de pelo largo, las de pelo corto, con nariz prominente, los babyface o los chicos con cara de malos. Cada uno se siente atraído en un momento determinado de su vida por alguien en particular debido a un sinfin de causalidades que -pareciera- escapan a la lógica.
Sin embargo, las cosas y las personas nos gustan y nos llaman la atención según lo que estemos deseando, lo que necesitemos en ese momento para sentirnos completos. Si tu vida está hecha un caos y tu inconciente pide a gritos un poco de orden, es probable que te enamores de un hombre que te de la sensación de seguridad y que tenga la apariencia de protector. En cambio, si querés llevar la batuta y cuidar al hombre como si fuera tu cachorro, es más probable que te enganches con un lampiño con cara de nene.
“No hay una regla precisa y única de por qué deseamos a una persona en vez de a otra, pero sí se pueden analizar las causas”, explica la psicóloga Patricia Otero. “La atracción sexual y el enamoramiento se dan por una multiplicidad de razones que van desde factores genéticos hasta estados emocionales y patrones culturales. El momento emocional que cada uno esté transitando resulta de gran influencia a la hora de desear a determinado “tipo” de hombre o de mujer, ya que el deseo suele estar relacionado con la búsqueda de equilibrar aquello que no tenemos. El motor es sentirse completo, por eso no es sorprendente si una oficinista sobreocupada se enamora de un bohemio de barba que disfruta del ocio y tiene el tiempo libre. O que un hombre que necesite una suerte de contención maternal que carece, o que quiera formar una familia y tener hijos, se sienta atraído por una mujer más grande y formal. Querer lo que no tenemos es una manera natural de tender a equilibrar la balanza interna”.
El diablo viste a la moda
Durante todo el verano la onda hipster leñador estuvo en su punto máximo. El hombre impecable, con estilo andrógeno y afeitado de pies a cabeza quedaba en el olvido y le daba lugar al macho rebelde que a todo costa quería exaltar su masculinidad a fuerza de pelos y aparente descuido. George Clooney y Brad Pitt empezaron a mostrarse con barbas súper sexies y en New York muchos hombres -cuya naturaleza lampiña les dificultaba estar en la onda- visitaron clínicas para implantarse barbas a un costo de hasta 8 mil dólares.
Sin embargo, como toda moda es fugaz, la barba ya quedó en el pasado. Hace unas semanas los microbiólogos de Quest Diagnostics, un laboratorio de Nuevo México, dieron a conocer un estudio donde aseguran que las barbas tienen las mismas partículas que un inodoro y pueden acumular hasta 20.000 tipos de bacterias. «Si hubiera muestras similares en el sistema de agua, tendría que cerrarse para su desinfección. Habría un grado de suciedad un tanto inquietante», dijo el científico John Golobic.
Ahora la novedad es volver a la cara despejada y suave. Sucede que cuando una tendencia se transforma en regla y deja de ser excéntrica, automáticamente queda en el pasado. ¿Por qué? Parece que lo que causa atracción es lo raro. Ser “el extraño” de un grupo resulta más atractivo, ya que evolutivamente los rasgos poco comunes triunfan sobre la media. “Lo distinto siempre atrae porque produce intriga y deseo, pero la elección sexual y amorosa depende del estado emocional de cada individuo y va a más allá de una simple moda. Los hombres lampiños suelen asociarse personas con características más pueriles, además de exaltar la imagen de pulcros, atletas y estéticos. En cambio, el barbudo en muchas culturas se relaciona con el guerrero, el “macho viril” y también con la sabiduría”, plantea Otero. En este juego de modas que van y vienen, ¿Vos qué prefíris: con barba o sin pelos?