En una decisión que podría marcar un cambio importante en la cúpula de las fuerzas de seguridad, la ministra de Seguridad, Patricia Bullrich, habría convocado para esta noche al jefe de la Policía Federal, comisario general Luis Rolle, a quien le solicitaría su renuncia.
La movida se produce tras los incidentes ocurridos el pasado miércoles en el Congreso, donde se lanzaron gases lacrimógenos en medio de una protesta, afectando a una niña de 10 años, y donde inicialmente se culpó a grupos de izquierda.
Bullrich estaría decidida a reemplazar a Rolle por Alejandro Ñamandú, ex superintendente de Investigaciones de la Policía Federal, quien ocupó ese cargo hasta diciembre pasado. Ñamandú cuenta con el respaldo tanto del oficialismo como de sectores opositores cercanos al Gobierno, a pesar de haber mantenido buena relación con el exministro de Seguridad Aníbal Fernández, del anterior gobierno.
Un relevo postergado
La intención de Bullrich de desplazar a Rolle no es nueva. Apenas asumió como ministra de Seguridad, ya había expresado su deseo de removerlo de su puesto, pero la orden fue rechazada en su momento debido a que Rolle había sido designado por el entonces jefe de Gabinete, Nicolás Posse.
Los incidentes en el Congreso parecen haber acelerado esa decisión. Durante una manifestación a favor de los jubilados, una niña de 10 años resultó afectada por gases lacrimógenos, y las primeras versiones apuntaron a que los gases habían sido lanzados por grupos de izquierda. No obstante, horas después, videos difundidos en redes sociales desmintieron esa versión, señalando a efectivos de la Policía Federal como los responsables del hecho.
El principal candidato
En este contexto, Alejandro Ñamandú se perfila como el reemplazo natural de Rolle. A pesar de su pasado cercano al kirchnerismo, Ñamandú ha sabido construir puentes con figuras del PRO, lo que lo convierte en una opción aceptable tanto para el Gobierno como para sus aliados opositores.
Con este posible relevo, Bullrich busca evitar mayores tensiones en la Policía Federal y, al mismo tiempo, despegar a la fuerza de las controversias generadas por la actuación de sus efectivos en el control de las manifestaciones.
La ministra, en varias oportunidades, ha sido tajante en su postura de evitar excesos en el uso de la fuerza, y la situación en el Congreso podría haber sido la gota que colmó el vaso para el actual jefe de la Policía Federal.
