El ex ministro de Economía Domingo Cavallo analizó los últimos pasos de política económica del Gobierno de Javier Milei y aseguró que si bien la inflación muestra claros signos de desaceleración, la fase actual del plan de Luis Caputo tiene como flancos débiles
La persistencia de la recesión, que alertó que podría agravarse, la pérdida de reservas en el Banco Central y una salida del cepo cambiario que no tiene perspectivas de suceder en el corto plazo, son algunos de ellos
En un escrito publicado en su blog personal, Cavallo insistió con uno de los puntos sobre los que machacó en los últimos meses: el atraso cambiario tras la devaluación de diciembre que sobrevino por la actualización del tipo de cambio oficial de 2% mensual desde aquel primer salto inicial.
“Buenas noticias”
“La inflación mensual del IPC Nacional de junio fue del 4,6% mensual con una tasa anual del 271 por ciento. Este resultado estuvo una vez más por debajo de las expectativas del mercado, que según el REM esperaban un 5,2% mensual. El aumento marginal en la tasa de inflación mensual de junio en comparación con el 4,2% mensual de mayo (0,4%) se explica en gran medida por la liberalización de precios regulados, que se aceleró en junio”, mencionó el ex funcionario.
Apreciación gradual, pero implacable
También hizo hincapié en que “después de una devaluación del tipo de cambio oficial en diciembre, la decisión del gobierno de mantener la devaluación controlada del 2% por mes como ancla nominal para alinear las expectativas de precios llevó a una apreciación gradual pero implacable del tipo de cambio real ponderado por el comercio. Tal apreciación ahora genera dudas sobre su sostenibilidad a largo plazo”.
Como contrapartida, Cavallo analizó que “uno de los puntos débiles más obvios del actual programa antiinflacionario es su efecto en la demanda agregada o, al menos, en el consumo. Los índices de actividad líderes sugieren que la recuperación aún no está a la vista”, aseveró y analizó indicadores sectoriales que demostrarían que el repunte aún no comenzó.
“El equipo económico confía en que la disminución de la inflación permitirá la recuperación de los salarios reales pagados por el sector privado y también mejorará el poder adquisitivo de las pensiones. Si esto ocurre, el consumo debería aumentar y, dado que el nivel de utilización de la capacidad instalada en la industria es muy bajo, la oferta de bienes de consumo podría aumentar sin que la reactivación retroalimente la inflación”, continuó.