“En el último tiempo se ha dado un gran cambio social en el vínculo de las personas con los animales de compañía y hoy para muchos, como para mí, sus perros o gatos son sus hijos”, nos cuenta la periodista Valeria Schapira autora del libro “Adiós. Cómo afrontar la partida de nuestros mejores amigos” y creadora de los talleres “Adiós amigo peludo” y agrega: “Y, cómo hijos que son, despedirnos de ellos es tremendamente doloroso”.

¿Las personas se están animando a admitir lo fuerte que les pega la muerte de un animal de compañía?

Sí, absolutamente. En los talleres que hace poco estoy dando, y la gente que me escribe, no solo admite su dolor sino que muchos están pudiendo decir algo que hasta hace poco sonaba a monstruosidad: “me pegó peor la muerte de mi perro que la de un familiar”. Esto que socialmente era inimaginable de decir ahora algunas personas se lo están permitiendo.

Es que cuando ese gatito bebé llega a la casa pocos imaginan que un día se pondrá viejito y morirá…

Claro! Lamentablemente no hay conciencia de todo lo que significa llevar a un animal a casa. Hay que entender que se trata de un ser que se enferma, sufre, siente… no es una mesa que cuando te cansás de ella la ponés en Mercado Libre y listo. El otro día me enteré que una familia regaló a su Golden ¡de 13 años! Tremendo.

 Sin llegar a esos casos límite, hay situaciones donde por más amor que exista las enfermedades de los animales pueden ser largas y costosas ¿Estás de acuerdo?

Sí, cuando se enferman todo es complicado. Yo, a mi perro Joy prácticamente lo interné en mi casa, llegué a inyectarlo y hacerle la enfermería necesaria. Pero, bueno tenés que tener el tiempo y el dinero para hacerte cargo de todo y la posibilidad emocional, porque sinceramente son situaciones que te dejan devastado. Atravesar la enfermedad es muy difícil. Y si decidís internarlo tenés que aceptar que ese animal que vos querías tanto y que dormía en tu cama pasa a dormir en una jaula…

Ni hablar si después de todos esos tratamientos se termina muriendo.

Sí, terrible. Lo que siempre recomiendo es tener digitado un plan para que estos momentos no te encuentren desprevenido. Uno, en general, sabe qué quiere para sí mismo, si entierro o cremación, con los animales hay que pensarlo también. De lo contario te encontrás con el dolor, los gastos de la cirugía y tratamientos previos a la partida: hablamos de intervenciones que pueden salir entre 30 y 40.000 pesos. Y, claramente a ese ser que tanto amaste no lo vas a tirar a un volquete como si fuera basura, ni tampoco enterrarlo en cualquier baldío… De todas estas cosas conversamos en los talleres.

¿Cómo es la dinámica allí?

Los talleres se dividen en dos partes, en la primera hablo de lo que nos pasa en las etapas del duelo, cómo honrar al animal de compañía y cómo prepararse para esa situación, porque no solo asisten aquellos que ya lo perdieron sino las personas que desean prepararse para ese momento. Es una charla abierta a preguntas y muchos comparten lo que sienten. Vamos transitando lo que tiene que ver con la construcción de vínculo, la tenencia responsable, la enfermedad, la vejez y la muerte. Luego viene la parte de terapias complementarias donde mi compañera Malena Ibáñez, que es terapeuta holística, habla de reiki en animales, flores de Bach y todo eso que nos ayuda a sanar antes y después.

¿Los dictan seguido?

La verdad es que la gente nos lo piden mucho, pero lo cierto es que hoy las dos estamos con mucho trabajo. Además, hay que darlos bastante espaciados porque implican un desgaste emocional enorme. Lo que se vive ahí no te lo puedo transmitir, es conmovedor. Hay un momento en que compartimos las señales que casi siempre se dan antes de que el animal muera… Compartimos todo eso y la gente se va muy, pero muy aliviada. Encuentran un sentido a la muerte y a lo que ese ser vino a traerles a su vida. Es muy fuerte y sanador.

VÍNCULOS ÚNICOS. Y si hay una voz autorizada para hablar de animales es el profesor Juan Enrique Romero, médico veterinario (MN 3010) y profesor por 35 años de la Facultad de Ciencias Veterinarias de La Pampa. Aquí algunas de sus reflexiones:

# “En los últimos diez años estoy notando que el vínculo hacia el animal de compañía es más estrecho. Por lo tanto su muerte tiene una significación muy diferente y más profunda que la tenía años atrás”.

# “Es cierto hay pocos lugares de internación de alta complejidad, en Capital Federal y el conurbano hay apenas de una decena. Y bancos de sangre –algo que suelen necesitar muchos animalitos enfermos- en el país hay 1 de felinos y dos de caninos”.

# “Hace mucho que yo no atiendo perros y gatos sino que atiendo vínculos. El perro y el gato no hablan, a mí me habla el ser humano que lo tiene a su cuidado. Esta es la razón por la cual me cuido muchísimo de juzgar las actitudes. El afecto es el afecto, mucha gente tiene grandes carencias en ese sentido y algunos las vuelcan en los animales: si no es patológico, si no hace daño a otro a mí no me parece criticable”, analiza Romero quien nos acerca las últimas estadísticas. “En nuestro país hay aproximadamente un perro cada 2,7 habitantes. Se estima unos 14/15 millones de perros. El número de gatos es aún más difícil, pero serían alrededor de 6/7millones”.

QUÉ HACER CUANDO YA NO ESTÁN. La veterinaria Alicia Barreto (MP 10427) también asegura que en los últimos tiempos las personas están teniendo una relación más cercana con sus animales de compañía, lo sabe porque desde 2010 tiene en dos hectáreas de la localidad de Moreno un cementerio para animales que se llama Jardines del Alma. “Nuestros servicios están siendo cada vez más solicitados. Nos dedicamos al entierro y ofrecemos dos modalidades, –nos cuenta-. Un servicio que se abona por única vez $ 1.600, y se entierra al animal en el parque, pero la identificación es solo provisoria. A los 2 meses se quita y a los 6 años toda esa tierra se recicla y los huesos van a un lugar común. La otra opción es un lugar fijo que por $ 3.200 incluye la parcela, una placa de mármol y muchos dueños construyen lápidas muy lindas para sus animales”. Jardines del Alma, además cuenta con un refugio –Aprani, www.aprani.org– con más de 200 animales que rescatan, curan y dan en adopción. “Las personas llegan angustiadas y nosotros los contenemos, hacemos un poco de psicólogos con ellos. Notamos cómo los tranquiliza saber que sus mascotas estarán en este parque y podrán venir a visitarlos para hablar con ellos”.

Si se opta por la cremación del animal hay más opciones: Grupo Sermón, CreMascotas y FuneralPets. En líneas generales se encargan de buscar al animal, cremarlo y si se desea entregar sus cenizas. Otra propuesta más ecológica es la de Kiri (www.kiri.bio), que ofrece urnas biodegradable con espacio para las cenizas y un compartimento para tierra y semillas. De esta manera al enterrar la urna -en tierra o maceta de 30 cm de profundidad- las cenizas, serán alimento y darán vida al árbol elegido. Por $ 5.899 se contrata el retiro de la mascota (en CABA o Gran Buenos Aires), la cremación en San Isidro (individual y si se desea se puede presenciar) y el envío a domicilio de la urna para poder plantar.